Gabriel Aranda Domínguez (Madrid, 15/09/1971) profesor de filosofía que ha ejercido en Madrid, Melilla, Rabat y actualmente en Castilla La Mancha allá donde le van mandando. Su vida ha sido azarosa, plena en experiencias intensas tanto positivas como negativas, y algo extrema. Ha vivido alternativamente en el submundo de Beni Enzar durante dos años, al otro lado de la frontera melillense. En Melilla adoptó a sus dos prendas, que hubieran tenido un futuro socialmente escabroso sin papeles: a cambio ellos le salvan la vida todos los días porque hubiera sido casi imposible seguir justificando por sí sola esta vida también adoptada. Su objetivo, volver a reunirse con ellos, a la espera de que saquen plazas en las oposiciones de Melilla. Entretanto los disfruta en vacaciones y en visitas alternas por semanas a la península.
Diagnosticado de esquizoide hace unos años en Melilla, tras un encierro de veinticinco días en el hospital psiquiátrico, el mundo se plagó desde entonces de mensajes proveídos por la divinidad. El libro se faja con una vieja temática: ¿es el mundo el que está loco o soy yo? ¿Cabe achacar a la supuesta enfermedad esta visión descarnada del mundo, o acaso el mundo en su locura concita estos síntomas como reacción mimética, en una estructura de personalidad caracterizada por el pensamiento diverso? ¿Quizás solo puede salvarnos del dolor del mundo el conocimiento objetivo de su grandiosidad, o cabe aferrarse al optimismo de la voluntad para afrontarlo, puesto que la luz de gas no es opción con la que se nos viene encima? Convive en él el sufrimiento psíquico de un solsticio de infierno con el ánimo del mundo al que se anuda. Un libro que reparte bofetadas más a siniestra que a diestra, empezando por la misma emocionalidad frágil del autor, atada a las sacudidas climáticas y humanas de este invierno de nuestro descontento. No por ello en su rabiosa actualidad renuncia en sus homenajes a distintos clásicos, empezando por el máximo inspirador, el viejo poeta y científico persa Omar Khayyam.