CISMA EN LA NOCHE

 

Del difunto sol sus rayos se descosen

y las farolas pliegan la luz de sus halos.

No sé en qué punto de la noche

he tomado el camino equivocado,

sintiendo precipicios vivos a cada paso.

 

Puede que no haya más alternativa

que intentar guiarme por esta luna

donde habita el sol entre dudas,

para evitar de posibles lobos su batida

y hallar una salida a esta noche confusa.

 

El desconocimiento se antoja

emboscada ya que mi vida

nunca encontró razón en la huida

donde el peligro, a solas, se deshoja

entre cultivos de semilla clandestina.

 

Camino cientos de metros

y mis oídos se inquietan

con un torrente de ruidos que se asienta

donde dormitan vísceras de sentimientos

que truenan un aviso de tormenta.

 

Me desquicia el pulmón del tiempo:

se deshace como cubos de hielo

por revivir entre mis tibios dedos,

a la lumbre del arrepentimiento,

esa hoguera que consume mis sueños.

 

Me angustio lejos del descanso

por las ruinas devastadas que retengo.

Ni esta oscuridad apaga el recuerdo:

un termómetro de reloj insano

que esposa mi presente prestado

a una añoranza de suspiro hipotecado.

 

No quiero alistarme en la oscuridad.

Camino rectas y curvas que acogen

pisadas como estrías de luminosidad

sin poder dar una alternativa veraz

a esta noche que hasta mi sombra absorbe.

 

 

Hay aves que no cesan de sisear

pero sortea la sugestión

la fortaleza que cruza mi incomodidad.

 

Es mi fragilidad interior

la que intenta emerger con necesidad

de abanderar la luz del mundo exterior.

 

Remuevo la madurez

que mi edad atestigua

e intento escapar de la red

donde mi inseguridad es continua.

 

Alargo la zancada para nada

pero algo me dice que este camino

conseguirá derribar la madrugada.

 

La luna toma la pureza de Granada

por querer cobrar sentido

la noche que una lágrima besó mi boca

para desgajar el legado de mis derrotas.

Migas de luz mi mirada encuentra.

Escucho voces al unísono

y resuelven el camino en un símbolo

donde el amanecer espera en la meta.

¿Cómo no me he podido dar cuenta?

 

Reconozco esas voces en concierto

como las delatoras de mi envoltorio.

Mi nostalgia urge de diálogo interno

para no bailar más con demonios

que compran lunas con mi cautiverio.

 

Soy rehén de mi conciencia:

un descontento que no admite divorcio

con el estruendo que dejé en prenda.

 

Llevaré mi ejército de soliloquios

a una desnuda guerra

donde los enemigos no sean negocio.

 

Las huellas del camino

son de esta oscuridad mi pasaporte.

Soy yo quien ha de espantar el hastío

y derribar heridas a lomos de acordes.

 

Larga intimidad aguarda la noche

para devolver el color a mi destino,

desmontando la poesía mis barrotes.

 

 

CISMA EN LA NOCHE del libro CONCIERTO DE COLORES de SERGIO RUBIO BLANCO Clic para tuitear

ROSTRO DE OTOÑO

 

Altera mi sueño un rostro

que las estrellas pespuntan con dulzura.

Tropiezo con negros escombros

y no puedo ver esos ojos que oculta

por miedo a la desnudez del otoño

en esta noche que deambula.

 

Intento rozar con mis dedos

la cara oculta de sus terrenos.

Es un rostro que sintoniza al silencio,

que penetra en mi respiración

como crudo revuelo

del que no sé si soy centurión

o tan sólo siervo.

 

Navega con intermitencia,

desconocido por el cauce del sueño.

Es un rostro que asume la paciencia

cuando estallan los focos del tiempo

y las sombras seducen al miedo.

 

Siento el cansancio y un desagrado

al batallar contra mi subconsciente.

Ese rostro huye del deseo aciago

y vierte una pesadilla como lente

donde la realidad no es lo que parece.

 

¿Por qué no me mira ese rostro

que viaja por el andén de mi sueño?

 

Mi temperatura desciende y toca fondo

en las arenas movedizas del desprecio,

empeñando frío al viento del entorno.

 

El rostro se acerca y se aleja.

Pareciera expresarse, pero me evita.

La búsqueda de la razón se fatiga

y la emoción se topa con la verja

que niega mi entrada con prisas

al recinto de su sonrisa.

 

Sólo podré recordarlo como el abismo

que insinuó los excesos de mi letargo.

Mi vigilia perseguirá el mínimo atisbo

hasta hacerme saber, ausente el engaño,

que el ilusorio rostro rescato.

 

La luz del alba comienza a parir destello.

Abandona su grupa la noche del jinete

para lanzar sus redes por otros sueños.

 

Siente mi respiración quemarla el fuego.

Mis párpados cumplen sus deberes

y me devuelven la realidad que debo.

 

El olvido sabio escapa

del recuerdo que otra noche recobro

al intuir el dominio de ese rostro

que no atendió mi mirada,

cansada de alertar mi fragata

en el radar de sus ojos.

 

Ese rostro siempre será otoño.

Convirtió mis sentimientos

en crisantemos con los que decoro

la ilusión primera a la que aún imploro.

 

Cuando aterrice el invierno,

se helará el aire que inspiro,

pero yo aguardaré despierto

por si el rostro renace del frío.

ROSTRO DE OTOÑO del libro CONCIERTO DE COLORES de SERGIO RUBIO BLANCO Clic para tuitear

 

 

CANCIÓN AL BEBÉ AUSENTE

 

Te siento muy frágil

aunque no te acunen mis brazos.

Me concentro en el papel y el lápiz

que trata de trazar tus ojos y labios.

Me gustaría ser de tu velero mástil

y surcar tus primeros hallazgos.

 

Tan sólo te imaginé una madre

de las mujeres que me desarmaron.

Hay puertas que no se abren

y quedé en la sala de espera encerrado,

sin poder salir del continuo rechazo.

 

Me pierdo al buscar en vano

las huellas en la arena desierta

que pisarían tus zapatos.

Imagino una mirada intensa

en acontecimientos señalados.

 

Tus llantos de luces vestiría

para atrapar una sola sonrisa

donde el viento oscila.

Firmaría cualquier amnistía

con ristras de caricias.

 

Me pesaría que heredases

esos días de apatía y desaliento

que editaron tantos ejemplares

en ese rincón donde las tardes

me sumían en el invierno.

 

Te enseñaría a amar

sin importar el tipo de género.

Te hablaría de libertad

para que perdieses el miedo

a buscar en bosques la dignidad

que acicala los salones del cielo.

 

Si de la soledad naciesen tus sueños,

mi compañía después te escucharía

al temer tu incomprensión perderlos.

 

Pronto el amor haría en ti poesía

y callarías los malos momentos

que absorbe la intimidad por cortesía.

 

De tu principal pregunta

te respondería que ni siquiera los sabios

supieron habitar la felicidad presunta.

 

¿Sabes? De un roto peldaño

cayó un amor en cadena.

Una última certeza

se apagó en un pardo tejado

donde escaparon mis fuerzas

por echar al vuelo las ideas

que me adornaron.

 

Tu cerezo se ocultó de mi primavera

y hoy su flor aún reposa

donde ningún valle la espera,

como un terceto extraviado en la prosa

de ese bebé que no será novela.

 

 

CANCIÓN AL BEBÉ AUSENTE del libro CONCIERTO DE COLORES de SERGIO RUBIO BLANCO Clic para tuitear

 

 

SONETO DE INFANCIA

 

Nubes de tiempo colman de inocencia

la mirada tímida de un ser puro.

Busca alejarse de miedos oscuros

y no piensa aún en prontas ausencias.

 

Tiñe con una graciosa impaciencia

sus futuros deseos inmaduros.

Le cuidan con miel y no pasa apuros

creciendo con la voz de la prudencia.

 

Necesita un abrigo de tres capas

para que su seguridad proteja

y sienta que el peligro se le escapa.

 

Un día añorará aquellas lentejas

que armonizaron una densa etapa

donde copó la atención en bandeja.

SONETO DE INFANCIA del libro CONCIERTO DE COLORES de SERGIO RUBIO BLANCO Clic para tuitear

 

 

Resumen
Poesía del libro CONCIERTO DE COLORES
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Poesía del libro CONCIERTO DE COLORES
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Poesía del libro CONCIERTO DE COLORES. El escritor nos da una muestra tras publicar su libro con la Editorial Poesía eres tú 2022
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