1.- disidente

A veces de mí, del mundo, de todo lo heredado, inoculado o

[impuesto.

De tus miedos y los míos. De tu ausencia y la mía. Del reloj.

De los sueños no dormidos y los sueños no soñados.

De mis sesgos y mis cárceles. De mi infancia. De mi herencia.

De mis debilidades y las tuyas.

De los mañanas inciertos y los ayeres demasiado ciertos.

De tus mentiras y las mías.

De lo que fue. De lo que nunca más será.

De lo posible y lo imposible. De lo cotidiano y lo irrepetible.

Del suelo bajo mis pies y del cielo derrumbado sobre mis sesos.

Disidente de ti.

Disidente por compasión.

Disidente por sutura.

15.-diabólico

No es rojo, caliente y sulfurado;

es más bien azul eléctrico, frío

y huele a incienso, madera y cuero.

Rígido, ignorante e inclemente.

Incapaz de empatía ni de sentimiento de culpa.

Si te toca la frente mientras duermes,

congelará tu posibilidad de SER.

.

31.-dialogante

Entre mis tripas y mis sesos

nunca hubo pactos.

Las coronarias siempre procuraron interceder

con su dialogante, estéril y absurda forma

de teñirlo todo de rojo.

Mis pies reían

mientras caminaban en dirección contraria.

Mis manos

tejían excusas con encajes.

Entretanto mis ojos iban gestando las cataratas

de las que emanaba la neblina

que me servía de pretexto.

54.- eco

A mis espaldas, sin mi consentimiento,

a traición y con alevosía,

se escondió en mi límbico

el eco de una sentencia.

Furtiva y clandestina por vergüenza,

su negro sobre blanco sigue siendo, en mi sentir,

como la cuchilla en el ojo de Buñuel.

El perro andaluz de mi humillación.

Cazarla fue una Odisea,

ponerle palabras una erudición,

negarla una heroicidad.

Amputarla, con el bisturí de mi entendimiento, una gesta.

Pero no. Escribirla sigue vedado.

101.-caprichoso

Veinte años después

sigo sintiendo aquello

que sentí al conoceros.

Admiración, envidia y respeto.

El lujo de contemplar

cómo ibais enriqueciendo mi vida.

Dos apuestos Apolos,

cultos, divertidos y enamorados.

Modelo del buen querer,

patrón y ejemplo de libertad sin clausulas.

Mágico hechizo

que algún dios caprichoso reventó

celoso de vuestra dicha,

sabiendo que, a pesar de todo,

seguís siendo uno,

siquiera en mi memoria.