Tras estudiar en varios colegios e institutos donde cursó la EGB la ESO y la Formación Profesional en la rama de administrativo, compaginó varios trabajos durante su juventud trabajando de camarero, teleoperador o dependiente. Actualmente es administrativo desde 2006.
En cuanto a la rama artística su inquietud y el interés por la poesía y la literatura clásica vienen desde muy joven escribiendo poemas y canciones en blogs, formando su primera banda de rock “SUEÑOS DESPIERTOS” con amigos a los 18 años, aunque la aventura solo duró 3 años. También estudió poesía en Fuentetaja con Graciela Baquero durante un año y estudió piano, solfeo y armonía en la Escuela de Música Creativa durante 5 años. Tiene 7 discos en solitario y el año pasado se diplomó como Técnico de Sonido en la Escuela CES.
Una semilla representa lo más sutil de un Universo. Hablarle a la semilla es cuidar la palabra que se instala en Eso porque cualquier fruto en la vida hay que bendecirlo desde lo más sutil, que es el lugar desde donde todavía es manejable. Y cuidar del fruto implica la consideración constante de actuar cada momento para que esa semilla crezca sanamente.
La semilla que el lector tiene en sus manos son sonetos precisamente por eso, por la brevedad y el reto de ajustarse a una métrica exacta y precisa, o sea ocuparse de lo pequeño y porque lo pequeño genera lo grande. Lo más grande del Universo.
Por eso es necesario bendecir cada semilla. Hablarle a la semilla.
Una respuesta es el reconocimiento de un acto en Sí Mismo. Sin doblez. El acto lo logro en mí mismo, pero a su vez, ese acto habla de mí. Por tanto, mi acto y yo somos Uno. Y por eso cualquier respuesta que yo dé, requiere de una ética y una responsabilidad, impecable de mi lado, porque mi ética y responsabilidad, léase, mi habilidad de respuesta, mi nivel de respuesta es eso que va a quedar simbolizado en cada acto que yo lleve a cabo, sea este el acto que sea. Pues ¿eso? lleva mi firma. Entonces… o la Respuesta a todo lo que hago, soy yo, o no hay Respuesta.