Rondando las veras

 

Rondando las veras de un largo huerto,

vi reflejada mi estulta locura:

las olas olí en mi nao futura

sin apreciar antes el propio puerto.

 

Mi sombra vi volar sin haber muerto,

cual Peter Pan que las nubes apura.

Mas el cuerpo fraguó fiera bravura

al anclarme a tierra: ¡escúchate, tuerto!

 

Muy bien veo el miedo de ser yo mismo

mientras mi empeño procura escaparse.

He de amarme, sé, para hallar el sino.

 

Solo en mí cualquier pueril silogismo

podrá, de argolla a remo, transformarse,

podrá asomarse un dichoso destino.

 

 

 

Rondando las veras del libro LA PIEL QUE ME DISTE de JOSÉ RAMÓN ABAD Clic para tuitear

Un descanso pidió

 

Un descanso pidió para jugar:

pájaro suelto al devenir del viento,

tan solo él o en mutuo consentimiento,

en el confín del cielo, tras la mar.

 

Le enseñaron que en el dulce lagar

solo caber podía el desaliento,

esclavo de un barril aún sediento,

sin siquiera permitirse libar.

 

Disfrutar era verbo atribulado.

Pobre ganso que en el miedo mecía

sus segundos aromados con sándalo.

 

Hoy sabe, empero, que nació él alado,

soberano de una innata alegría.

Del vino toma al fin, glorioso escándalo.

 

Un descanso pidió del libro LA PIEL QUE ME DISTE de JOSÉ RAMÓN ABAD Clic para tuitear

 

 

Tu ser me suena

 

Tu ser me suena a balada y sonrisa,

fascina al costado que estaba yermo,

 

temeroso de hallarse siempre enfermo

y nunca preso de salada brisa.

 

Me sabe a naranjada que se sisa,

abiertamente; de la que yo mermo

gotitas de tus labios hechos termo,

aromándola con besos, sin prisa.

 

Me llega como tren de apeadero,

serena y gozosamente, feliz,

con el vaivén que acuna, con dulzura.

 

Asoma con las luces de febrero,

siempre de primaveras aprendiz,

por mor de una fragancia que perdura.

 

 

 

 

 

Tu ser me suena del libro LA PIEL QUE ME DISTE de JOSÉ RAMÓN ABAD Clic para tuitear

Amor susurrando

 

Amor susurrando olor a ternura.

Así se conduce la madre buena.

Un sentir herido a los cielos truena

cuando oigo en ella dolor y tortura.

 

Dirijo a Dios un grito que me apura

por no clamar lo que, hondo, en mí resuena:

lluvia gris que, precipitada, suena

a esperanza que esconde la negrura.

 

Me empapo, triste, de fiera crudeza.

Nada hacer puedo, salvo estar con ella;

oler su piel, tal vez, si está calmada.

 

Aceptar mi límite y mi torpeza.

Jugar, riéndonos, con su mano bella.

Asumir juntos la eterna morada.

 

 

 

 

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Resumen
Poesía del libro LA PIEL QUE ME DISTE de José Ramón Abad
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Poesía del libro LA PIEL QUE ME DISTE de José Ramón Abad
Descripción
Poesía del libro LA PIEL QUE ME DISTE de Jose Ramón Abad. El autor nos da una muestra tras publicar un libro de poesía en el año 2021.
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Editorial Poesía eres tú
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