LA TIERRA ME REHÚYE
La tierra me rehúye quemándome los pies,
como si no aceptara mi presencia.
Me mantiene en movimiento continuo,
aunque en una deriva incomprensible.
La tierra me resulta extraña, como si fuera
de un planeta al que no perteneciera.
Las aguas que nos separan,
tan profundas y heladas, habitadas
por monstruos inauditos, que no reconozco,
me espantan el entendimiento
y me secuestran la lucidez.
Y sus sirenas cantan en un idioma
que no entiendo y que nada me transmite.
En esta eterna búsqueda me he extraviado,
de imperceptible forma, y deambulo
en la tierra que me rehúye, quemándome
los pies como si no aceptara mi presencia,
pero tampoco quiere absorberme.
Estoy perdido desde que no estás.