Bosques calcinados

 

Esta sociedad de excéntricas penurias

despierta bajo un cielo marfil

y comparte sonrisas desencajadas

removiendo el café de cada mañana.

 

Tratando el presente de tú

esclavizan sus cuerpos,

encadenándolos a televisores

que iluminan en el crepúsculo

los salones.

 

Como vejestorios, roban, palpan

y mezclan cítricos pensares

con lejía nueva de ayer.

 

Es gente deleble de lengua leve

y barnizada de retórica mercantil.

 

Cansados de calcar sobre los mismos contornos

y coronar solo pequeñas colinas.

 

Una sociedad que desayuna con su muerte de mascota,

que graba en sus agostadas frentes

lemas de grandiosidad bacanal.

 

Que, inconscientes, siguen pasos que no han trazado,

que doblan esquinas sin incertidumbre,

que no transcienden el cuerpo

atormentados por los gusanos de su ombligo.

 

 

Reniegan de la realidad

de sus fluidos circulantes,

y saltan de ciudad en ciudad

saciando sus corazones,

anidando en hostales,

animando sus copas

con un líquido volátil.

 

Sus actos contingentes son hazañas,

son manjar digno de mortales.

 

Sus gargantas retuercen en ladridos

lo que en sus adentros susurran.

 

Y han soñado tanto…,

y creen que el pan sube en sus vidas,

creen que algún día subió…

 

Oxidan sus complejos levantando muros

y aprendiendo de sus congéneres la felicidad enlatada.

 

Huyen agachados del halcón vespertino

como entomólogos sudorosos.

 

Aun sabiendo de su inminente aniversario,

cumplen las costumbres

que les salvan de una nueva vida.

 

 

Bosques calcinados del libro LA ESTANCIA de FELIPE HERRERO BOTON Clic para tuitear

 

Mi país escarlata

 

Violentado por el seductor

anzuelo vital,

se me lanzó, cual despojo,

cuando me ahogaba ya

en mi propia secreción.

 

Cuando embalsamaba

mi cuerpo en ideales

humanamente insípidos

de gigantes arrinconados.

 

Reino de salvaje dictadura

donde mi harapiento ropaje

muta en una escafandra brillante

desarraigada del suelo.

 

Mi país escarlata del libro LA ESTANCIA de FELIPE HERRERO BOTON Clic para tuitear

 

 

Medianoche

 

La luz impresa por las ranuras de la persiana

es todo lo que creo saber hasta ahora.

 

Soy el espectador

que comparte con noctámbulos y traficantes

el juego cubista

del crepúsculo sintético y constante.

 

Es sombría y adivinadora la estancia,

y los murmullos parecen crónica de

nacimientos y defunciones prontas.

 

Mi cuerpo sudoroso

se trama sobre nacarado pedestal,

por hoy cesan los demonios del pecho

que giran en torno a un ínfimo ardor.

 

Solo te acunan los sabuesos y los golpes de calor,

los pensamientos se disuelven

y canonizan en otros entes.

 

La noche magnética

las asperezas alisa

y absorbe los rayos que el cuerpo emite,

para vacunarte y arroparte

en oleaje que cesa la mendicidad.

 

 

 

 

 

Medianoche del libro LA ESTANCIA de FELIPE HERRERO BOTON Clic para tuitear

Hombre

 

No tienes idea del poco alcance

de nuestras vivencias,

cubiertas las necesidades básicas

el hombre muere,

el hombre pierde la noción

estricta.

 

Mi cuerpo necesita

pinchazos, sacudidas, golpes,

para saber hasta dónde abarca

su piel y eje,

para no desordenarse

y derramarse de comodidad.

 

Hombre del libro LA ESTANCIA de FELIPE HERRERO BOTON Clic para tuitear

¿Qué?

 

¿Qué es del niño sin el viejo?,

¿qué del placer de la piel

sin todo lo que alberga?

 

¿Qué es del amor sin la guerra?,

¿qué del encuentro sin la espera?,

sin la espera…

 

 

 

 

 

 

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