1.
NO ES INSPIRACIÓN
No es inspiración,
es bilis.
El hígado escupe,
tiempo después
y en forma de verso,
las lágrimas que no soltaron,
en su momento,
mis ojos.
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4.
SIN PARAGUAS
Noche de lluvia,
la calle desierta.
No llevo paraguas.
La lluvia me sacude el pelo
y las ideas.
La actitud se vuelve otra,
melena al viento,
y todo puede suceder.
La lluvia que lo limpia todo,
trapos sucios, horas muertas.
E invita a los caracoles,
seres lentos como yo,
a refrescarse asomando la cabeza.
La lluvia moja los adoquines
y resplandece la flor del suelo de Barcelona.
Calles que tan bien conozco,
en las que todo es posible.
Y me abandono a una posibilidad remota.
Una noche de lluvia,
has venido a buscarme,
con un libro en las manos,
a mi mundo sombrío,
que ahora se abre de golpe,
como lo hacen las flores,
a esos ojos con brillo,
y mostrar mis colores.
Mi color era el negro,
noche negra de invierno.
Me he encontrado contigo,
noche blanca en mi nido.
Nos vemos las caras
y el peso se esfuma.
Me he encontrado contigo
y el veneno se ha ido.
La amistad no te cura.
Solo te cura el amor.
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10.
DESDE EL HÍGADO
Aquí estoy de nuevo contigo,
dios de las pequeñas teclas,
debería sentarme frente a ti,
desgastar tus letras
y llegar al estado milagroso
en que los dedos se mueven solos,
posesos,
sometidos a una orden que no viene del cerebro,
un mandato que obedezco sin excusas,
un delirio que aporrea este teclado.
Abriendo compuertas,
que mantuve cerradas.
Que corra el aire
y se ventilen las neuronas,
que entren las letras.
Existe gente como yo,
sí la hay,
los he leído.
Abandono la prosa.
La paja fuera,
y ante la duda,
tijera.
Que no chirríe.
El poeta es farsante,
el poeta es murciélago,
te chupa la sangre
y no tiene bastante.
Es impostor.
El poeta no es poeta.
El poeta soy yo.
No es inspiración,
es bilis.
El hígado escupe,
tiempo después
y en forma de verso,
las lágrimas que no soltaron,
en su momento,
mis ojos.
Y los mismos de siempre sí están.
Son mis poemas.
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