I

Me gustaría poder dar un paso atrás.

Y que me desconocieras.
Te ahorraría las lágrimas.
Te evitaría el dolor.
Te devolvería la capacidad de ser feliz en la ignorancia.
Te llevaría de la mano hacia alguien mejor que yo

y te dejaría entre sus brazos para que pudieras

contarle lo que nunca viviste conmigo.
Te dejaría ajeno a mí y propio a ti mismo,

exactamente como antes de tropezarnos.
Me pondría un par de guantes

y te borraría mis huellas para no dejar rastro alguno del delito.

Y luego saldría corriendo, como hago siempre.

II

Hice con mi intento de olvidarte

lo mismo que hago cuando tengo un moratón,

que lo toco de vez en cuando

solo para saber si sigue doliendo.

A ti te pensaba solo para ver si seguías doliéndome;

lo hacía por instinto,

porque necesitamos saber que aún podemos sentir dolor

y por puro masoquismo.

VIII

Cuéntame cómo va tu olvido.

Dime si te siguen saliendo las cuentas

o sin mí ya solo restas.
Quiero saber cada cuánto soy parte de tus pensamientos

y qué trucos usas para evadirnos.
Explícame en qué sueñas ahora

y en qué piensas al despertar.
Necesito que me digas todo lo que callas por mi bien,

que seas esclavo de tus palabras

y no te dejes morir en tus silencios.

Somos extraños,

IX

Deseaba que fueras atemporal

o como mínimo perenne,

pero no,

tuviste que ser un jodido árbol de hoja caduca

y desaparecer con el otoño.

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