DAVID GONZÁLEZ LÓPEZ “ZAAFRA” (Granada 1948-2017). Pintor, artista plástico e ilustrador, conocido como “Zaafra”, fue autodidacta y un artista que si bien se aplicó sobre varios estilos (hiperrealismo, impresionismo, expresionismo, arte abstracto, matérico) no se le puede encasillar en uno de ellos; labor que desarrolló en países como Francia, Alemania, Holanda, Bélgica y Suiza. De su inquietud por la experimentación da cuenta su dedicación al dibujo, a la pintura, a la escultura, a los tapices, a la cerámica, la pintura mural y al grabado.

            Una vez terminada la carrera de Arquitectura técnica se afincó en Gerona para luego trasladarse a Suiza para regresar a su ciudad natal en 1983.

            Son muchas las exposiciones individuales en las que se pudo disfrutar de su arte: en el Centro Cultural de Madrid, Casa Elizalde de Barcelona, Centro Cultura Manuel de Falle de Granada, Centro Cultural Gran Capitán de Granada, Exposiciones itinerantes por España, XIX y XXVI Congresos Internacionales de Arte Flamenco, XVII Festival Internacional de Jazz de Granada.

Es autor de más de mil retratos, entre los que destacan el realizado a personajes del mundo flamenco y de personajes del mundo de la cultura y de la historia de España: el rey emérito Juan Carlos I, Juan Pablo II, los premios Nobel Severo Ochoa y Óscar Arias, Luis Rosales, Montserrat Caballé, Manuel de Falla, Federico García Lorca, Paco de Lucía y Camarón de la Isla…

También encontró inspiración en la literatura, ilustrando obras de clásicos universales como Miguel de Cervantes, Francisco de Quevedo y Washington Irving.

Algunos de sus monumentos escultóricos son el Monumento al Donante de Sangre (Alfacar) y el Monumento al Piki (cante jondo, en la Plaza de la Victoria de Granada).

En el mundo de los toros, es autor de las litografías que componen la publicación Manolete in memoriam (2011) con poemas de Guillermo Sena Medina.

Jesús Sánchez Rivas. Escritor, poeta. Share on X

“Donde tú estás” quiere ser un viaje a través de la mujer, la naturaleza y la vida, todas entrelazadas, mezcladas en una sutil simbiosis, que hace que las interpretaciones de los poemas puedan ser varias y distintas. El libro se compone de tres partes diferenciadas, que viajan desde el encuentro y la pérdida, hasta la esperanza vital.