Grieta en el corazón

Cuando uno está tan unido a una persona, que literalmente podrían ser una, al separarse se dividen en mil cachitos, mil cachitos de corazón.

Cuando dos personas se aman comparten corazón, el cuerpo se acostumbra a su figura y no se imagina que le pueda faltar nunca. Cuando los mil pedazos estallan, la primera reacción del cuerpo es no asimilarlo, te ha caído un jarrón de agua fría y no sabías ni por donde te venía. Luego uno se arrodilla e intenta volver a juntar los pedazos con sus lágrimas, tratar de arreglarlo de cualquier manera. Luego poco a poco, el cuerpo se va relajando, a su falta se va amoldando, pero por dentro está tan hueco, que con nada podrá ser relleno. No hay hambre, no hay sueño, no hay ganas de comenzar un nuevo vuelo, no hay fuerza para ningún duelo. Por la cabeza solo asoma el recuerdo, recuerdo doloroso, escamoso, que añora el retorno.

A ello le sigue rehacer la vida, volver a encontrar tu sitio como solista y aflorar tu sonrisa por ti misma. Toca volver a conocerse a uno, volver a vivir sin sentir el nudo que provoca su falta, y redirigir el camino hacia un destino único. Es entonces cuando abres los ojos y te das cuenta de que uno nace y muere solo, aunque por el camino se nos olvide y lo queramos compartir todo. Todo lo quisimos regalar a esa persona que ya no está, y ya no sé qué hacer con todo esto que se iba a dar, más que para mí y en mi beneficio todo guardar.

Por último, solo queda mirar atrás y ver que aquellos recuerdos que tanto dolían ahora en tu rostro solo provocan una sonrisa, ha desaparecido la amarga lágrima. Aun así, siempre asoma algo de melancolía al recordar lo bonitos que fueron aquellos días, pues un pedacito de los miles siempre quedará unido, en su sitio.

Grieta en el corazón del libro DELIRIOS de OTSOA Share on X

XL.

Apaciguas la llama con las mareas cristalinas y calmadas que acarrean tu mirada.

Pero amor, aunque supusiera dolor, yo solo quería arder en el incendio de tu corazón.

XL. del libro DELIRIOS de OTSOA Share on X

 

XLII.

Tú, fortuna, no eres destino ni delirio, eres virtud sin esfuerzo, virtuosa por nacimiento,

sola

perduras a lo largo del tiempo.

Con mis manos puedo darte forma, pero no puedo desvanecer tu figura envuelta en una armadura que tus rizos dorados camufla.

Tú eres inescrutable, fortuna, puedes ser condenada por bruja que jamás serás abrasada, pues tú misma eres quien enciende la llama.

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XLII del libro DELIRIOS de OTSOA Share on X

XLV.

Tu mirada sobre mí clavada simula la mar calmada, cristalina y acogedora.

En el reflejo de tus ojos todo es claro, como ellos, tanto que me llenan de asombro, tanto que podrían servir de refugio.

Pero luego tu voz enturbia el agua con cada palabra callada, sonrojada tras tu mirada.

Pero quizá soy yo que muero de sed en medio de este desierto llamado vida, quizá el delirio me ha llevado a ver mar donde solo hay sequía.

XLV. del libro DELIRIOS de OTSOA Share on X

XLVI.

Qué bonito sería poder volar y saber hacia dónde aletear, tu rostro en las nubes poder acariciar y envolverme en tus brazos al aterrizar.

XLVIII.

Qué minúscula me hago cuando te paseas por mi lado,

qué indigno siento mi cuerpo cuando tu aroma inunda mi olfato.

XLVI. y XLVIII. del libro DELIRIOS de OTSOA Share on X

Resumen
Nombre del artículo
Poesía del libro DELIRIOS de OTSOA
Descripción
Poesía del libro DELIRIOS de OTSOA, la escritora acaba de publicar un libro de poesía con la Editorial Poesía eres tú.
Autor
Publisher Name
Editorial Poesía eres tú