1- El librepensador
Durante los días de librepensamiento exiliado fijó su sede en una antigua casa cerca de la ciudad. Esta estaba construida sobre una gran roca que lindaba con un antiguo y oscuro lago.
Este aquelarre de sentimientos perturba mi ser,
Y en lo más profundo de mi alma,
Siento que esta vuela dentro de las rejas de la horrible enfermedad.
Noto mis brazos amordazados,
Cuello ahogándose,
Dejando de sentir la negra sangre que anega mi cerebro,
Y fruto de la presión,
Mente vuela.
En tiempo de encierro,
Soy más libre que nunca,
Puedo mover mis alas
Como aquel buitre carroñero en torno a lo putrefacto.
Perdiendo toda consciencia social de este mundo de enfermos.
Librepensador
1- El librepensador del libro DESGARRO DEL ALMA de MARIANO FERNÁNDEZ ACOSTA Share on X
4- Paroxismo
Todo este sufrimiento fue alimentándose de su salud, su hígado era débil, sus pulmones estaban dañados y su mente ahogándose en las aguas residuales del dolor. Por eso, los doctores realizaron esa asociación del desmayo a una causa común de su moribundo estado. La sangre, decían, brotó tras la caída sobre una barra oxidada que años atrás sirvió como director de la orquesta de la vegetación.
Este evento marcó su vida, no solo no podía pasarse horas mirando aquellas terroríficas e inquietantes patas, siempre observado, sino que al salir la soledad que en las noches de desenfreno gobernaba su ser íntimo esta vez era física. Todos aquellos indeseables compañeros de licores no eran más que adorno de su cometido, la embriaguez. Eso ya lo sabía, pero el verlo físicamente acabó con su última ración de esperanza porque, en el fondo, esperaba que la soledad que percibía no fuera más que una paranoia de su ligera cordura. No es sabido si le dolió más encontrarse solo o el haberse traicionado al esperar no estarlo.
Al volver del hospital para nada cambió sus hábitos, el alcohol seguía siendo su mejor compañía y el humo del cigarro, el antifaz que le permitía no ver el mundo que tanto odiaba.
¿Sabe el ave a dónde vuelta?
¿Tal vez por qué pía?
¿Hacia dónde se dirigen esas bellas plumas?,
Follaje amazónico de la máquina de pensar.
Sin saberlo,
Cada mañana predican un canto de felicidad,
Fruto de ignorancia,
Clave de vida.
Sin embargo,
Qué sabrá él si puede volar,
Si no es aquel sucio perro entre rejas.
Cómo ser pájaro con las alas rotas,
Fluyendo aquella sangre,
Nubla la vista,
Colapsa cuevas,
Impide respirar.
¡Esta ave se ahoga en el bebedero!
Se atraganta con el alimento,
Se angustia viviendo.
Paroxismo
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4- Paroxismo del libro DESGARRO DEL ALMA de MARIANO FERNÁNDEZ ACOSTA Share on X
Ebria soledad
De repente se abre el balcón;
Vuelan las plumas,
Plumas de desolación.
Las calles vacías ven a la niña morir,
¡Soledad déjala vivir!
Los pulmones asfaltados,
Alquitrán y carmín,
¡Qué penas deben sufrir!
Las farolas desnutridas
Dejan de reír,
La noche dormida,
Despierta en el fin.
Labios secos,
Beben para sobrevivir,
Ebriedad del pueblo,
¡Quién se puede resistir!
Fumando en el balcón,
No se puede respirar,
Soledad vuelve,
¡No la puedo evitar!
Los pájaros duermen
En el triste portal,
En la sórdida borrachera
Cartones no dejo de mirar.
En el medio de Gran Vía
Encuentran su hogar,
Porque ahí están,
Acompañados,
Acompañados de la soledad.
Ebria soledad del libro DESGARRO DEL ALMA de MARIANO FERNÁNDEZ ACOSTA Share on X
El sueño
En lo alto del monte,
La luna espera,
Su Corazón roto,
El sol anhela.
Los olivos danzan,
Sus ramas vuelan,
Lentamente abrazan,
El frío quema.
La noche llora,
La muerte llega,
El pueblo desgarrado,
¡Vuelve primavera!
Dos manantiales negros
Su cara anegan,
Sufre la niña,
La soledad,
Su compañera.
Océanos de sangre,
Calan la tierra,
Triste abono,
La gente pena.
¡Ay tierra mía!
No te mueras,
Tu sangre alimenta
A toda mi aldea.
Pobres poetas,
Oscuras venas,
Plumas que escriben
Porque no vuelan.
Los campos labran,
Esperanzas siembran,
Tierra infértil,
¡Esa es tu condena!
Las viejas zurcen
Las rotas telas,
¡Ay poeta!
¿Quién remedia tu pena?
El sueño del libro DESGARRO DEL ALMA de MARIANO FERNÁNDEZ ACOSTA Share on X
Réquiem
La ciudad duerme,
Todo vuela,
El cielo llora,
Las nubes penan.
El reloj se para,
Los sueños cesan,
La vida muere,
La muerte espera.
Los árboles danzan,
Lluvia festejan,
El frío abraza,
El aire se queja.
Los corazones duelen,
Las esperanzas se alejan,
El todo cambia,
La nada se aferra.
Los grillos sufren,
Las luciérnagas ciegan,
La luz se apaga,
La luna se arregla.
Los prados bailan,
La música celebra
El fin del todo,
La muerte acecha.
Los árboles cantan
A la vieja negra,
Pasillo frondoso,
Fin de la guerra.
Réquiem del libro DESGARRO DEL ALMA de MARIANO FERNÁNDEZ ACOSTA Share on X