de Claudia Soneira, Ángela. «Ensayo académico: la metapoesía en de lo visceral a la piel de manuel lozano figueroa, el poeta que se niega a ser poeta». DE LO VISCERAL A LA PIEL. Spain: Zenodo, 20 de diciembre de 2025. https://doi.org/10.5281/zenodo.17999424
ENSAYO ACADÉMICO
LA METAPOESÍA EN DE LO VISCERAL A LA PIEL: EL POETA QUE SE NIEGA A SER POETA
Análisis del prólogo y del poema “Poesía” como cuestionamiento de la autoridad poética en la tradición metapoética española
INTRODUCCIÓN: LA PARADOJA DEL POETA ANTIPOETA
El prólogo de De lo visceral a la piel comienza con una declaración sorprendente: “Ruego encarecidamente que, en este momento, y desde mi petición más honesta, no me llames, no me definas de tal manera, porque la realidad es que no considero ser digno de tan alto honor”. Manuel Lozano Figueroa rechaza explícitamente el título de poeta y propone en su lugar una definición más modesta: “contador de pequeñas historias rimadas”.
Esta negativa genera una paradoja: ¿cómo llamar a quien escribe 28 poemas sobre amor, muerte, identidad y compromiso social, sino poeta? ¿Es posible publicar un poemario mientras se niega la condición de poeta? ¿Se trata de falsa modestia, de estrategia retórica o de cuestionamiento genuino de la institución literaria?
El presente ensayo sostiene que la metapoesía de Lozano Figueroa no es ornamento retórico sino posicionamiento ético y político. Al rechazar el título de poeta, el autor está rechazando: a) la profesionalización literaria que convierte la poesía en mercancía cultural; b) la sacralización del poeta como figura excepcional separada del pueblo; c) la autonomía del arte que desvincula la palabra de la responsabilidad social. Este rechazo lo sitúa en una tradición metapoética específica: aquella que va de Antonio Machado a Blas de Otero, pasando por Gabriel Celaya, pero con características propias del siglo XXI.
Analizaremos primero el prólogo como manifiesto antipoético, luego el poema “Poesía” como definición de una poética alternativa, y finalmente situaremos ambos textos en diálogo con la tradición metapoética española para identificar continuidades y rupturas.
- EL PRÓLOGO COMO MANIFIESTO: DESACRALIZACIÓN DE LA FIGURA DEL POETA
1.1. La estructura del prólogo
El prólogo de De lo visceral a la piel tiene una estructura tripartita que merece análisis detallado:
Primera parte (párrafos 1-3): Definición del acto poético
“Todo comienza con bajas pulsaciones, la mayoría de las veces, porque algo brota, algo que me preocupa, me seduce y enamora, me aterra, indigna o simplemente no puedo sostener dentro de mí”.
El autor define la poesía no como inspiración divina ni como elaboración técnica consciente, sino como necesidad fisiológica: algo que no puede contenerse en el cuerpo y debe salir. El verbo “brotar” (repetido en el poemario) sugiere movimiento vegetal, orgánico, involuntario. No hay voluntad creadora heroica sino urgencia expresiva.
Segunda parte (párrafos 4-5): Rechazo del título de poeta
“Esta grandiosa forma de expresión literaria, junto a sus servidores más grandes de la historia, me inspira tal respeto que no puedo por más que quiera denominarme poeta”.
Aquí opera una lógica aparentemente paradójica: precisamente porque respeta la poesía, no puede llamarse poeta. El argumento implícito es: los grandes poetas de la historia (Lorca, Hernández, Machado, Neruda) establecieron un estándar tan alto que quien lo conoce no puede autoatribuirse ese título sin caer en la soberbia.
Esta lógica invierte la tradición de los manifiestos vanguardistas (donde el poeta se proclama revolucionario, innovador, genio) y se acerca más a la humilitas cristiana (no soy digno) pero secularizada: no hay Dios al que se somete el poeta, sino la tradición literaria como autoridad moral.
Tercera parte (párrafos 6-11): Justificación de los poemas
El resto del prólogo explica el origen de poemas específicos: “Prohibido vivir” nace de la crisis migratoria, “Sin ti” del desamor, “Lunita llena” del feminicidio, etc.. Esta explicación tiene doble función:
- a) Documentalismo: Los poemas no son invenciones sino respuestas a realidades concretas. El autor se presenta como testigo, no como creador.
- b) Justificación ética: Cada poema tiene razón de ser extraliteraria (denunciar, recordar, celebrar). No hay poesía por la poesía sino poesía motivada.
1.2. “Contador de pequeñas historias rimadas”: descomposición del término
La definición alternativa que propone Lozano Figueroa merece análisis lexical:
“Contador”: Término que remite a tradición oral, a los narradores populares, a los juglares medievales. Sitúa al autor en genealogía no libresca sino oral-popular. El contador no escribe para la posteridad ni para la Academia: cuenta para el auditorio presente.
“Pequeñas”: Adjetivo que reduce pretensiones. No épica, no grandes temas metafísicos, sino fragmentos de experiencia cotidiana. Modestia que contrasta con grandilocuencia de mucha poesía contemporánea.
“Historias”: No dice “poemas” sino “historias”, término narrativo. Esto desplaza el foco: no importa tanto la forma (verso, métrica, imagen) como el contenido (qué se cuenta, a quién, para qué).
“Rimadas”: Único término técnico-literario, pero minimizado por “más o menos”. No rima perfecta de soneto gongorino sino rima ocasional, al servicio de la memoria y la musicalidad, no como fin en sí.
Esta definición alternativa construye una identidad de poeta-no-poeta: alguien que hace poesía pero rechaza la institución social del Poeta como figura excepcional.
1.3. ¿Falsa modestia o crítica institucional?
La primera reacción ante esta declaración puede ser sospechar de falsa modestia: ¿no es acaso un gesto de vanidad extrema rechazar el título de poeta, como si uno fuera tan especial que no puede ser clasificado?
Tres argumentos defienden que la negativa es genuina:
- a) Coherencia con la poética del libro
Todo el poemario trabaja desde la antiexcepcionalidad: el yo lírico no se presenta como genio sino como hombre común que ama, sufre, se indigna. No hay hermetismo elitista ni virtuosismo formal que separe al poeta del lector.
- b) Crítica de la profesionalización
El verso “Mi voz no está en venta” explicita el rechazo a la mercantilización. En un campo literario donde ser poeta es profesión (con premios, becas, cátedras, ventas), rechazar el título es rechazar la lógica del mercado cultural.
- c) Tradición de la desconfianza
Lozano no inventa esta posición. Hay genealogía de poetas que desconfían del título: Machado distinguía entre “poetas” y “señoritos”, Celaya quería que la poesía fuera “un arma” no un adorno, Otero escribía “para la inmensa mayoría” no para minorías cultas.
La negativa de Lozano se inscribe en esta tradición, pero actualizada al siglo XXI donde la profesionalización literaria es más intensa que nunca.
- EL POEMA “POESÍA”: DEFINICIÓN ALTERNATIVA
2.1. Estructura del poema
“Poesía” es el único texto del poemario que tematiza explícitamente el acto de escribir. Consta de 28 versos libres organizados en dos movimientos:
Primer movimiento (versos 1-15): Enumeración de lo que la poesía implica
“Esa que implica amor, desamor, sosiego, lucha. / La que habla de vastas arboledas, / de la piel húmeda de la tierra, / del vuelo inquieto de las aves, / de los sueños y la luz”.
El poema comienza con una enumeración de temas: amor, desamor, naturaleza, luz, sombra. Esta lista es deliberadamente convencional: son los temas clásicos de la lírica desde Petrarca. No hay originalidad temática, y eso es precisamente el punto: la poesía no se define por inventar temas nuevos sino por cómo habita los temas eternos.
Segundo movimiento (versos 16-28): La poesía como necesidad
“Poesía, esa que nadie sabe explicar / y, sin embargo, nos habita. / La que rebosa de nuestro ser más profundo, / la que, gota tras gota, se niega a permanecer cautiva / y se derrama en la necesidad de ser compartida”.
Aquí la poesía se define por tres características:
- Inexplicabilidad: “Nadie sabe explicar” admite el misterio, rechaza la teorización excesiva.
- Habitación interior: “Nos habita”, no es algo que se produce sino algo que ya está dentro y debe salir.
- Necesidad de compartir: “Se niega a permanecer cautiva”, “necesidad de ser compartida”. La poesía no es solipsismo sino comunicación urgente.
2.2. Metáforas definitorias
El poema usa cuatro metáforas centrales para definir la poesía:
- a) Líquido que se derrama
“Gota tras gota, se niega a permanecer cautiva / y se derrama en la necesidad de ser compartida”.
La poesía es líquido que no puede contenerse. Metáfora de la inevitabilidad: no se elige escribir, se está forzado a ello. Esta imagen conecta con el prólogo (“algo brota”) y con el título del libro (De lo visceral a la piel): movimiento de dentro hacia fuera.
- b) Latido desnudo
“La que, pareciendo debilidad, / es latido desnudo”.
“Latido” remite a lo vital, involuntario, rítmico. “Desnudo” sugiere vulnerabilidad, exposición sin protección. La poesía es exhibición de lo vital vulnerable, lo opuesto a la coraza retórica que oculta al sujeto.
- c) Camino de dualidad
“Poesía, camino de dualidad, / sendero de frutos encendidos / en la más árida sed del espíritu y del ego”.
La dualidad es constitutiva: no hay síntesis dialéctica que resuelva contradicciones (amor/desamor, luz/sombra, espíritu/ego). La poesía habita la tensión sin resolverla. Esta comprensión conecta con el análisis anterior sobre la dualidad temática del libro (íntimo/social).
- d) Universo y átomo simultáneos
“Poesía, universo inagotable, / átomo grandioso”.
Paradoja dimensional: lo más grande y lo más pequeño a la vez. La poesía es totalidad concentrada en fragmento. Esta paradoja recuerda el verso de Blake (“ver el mundo en un grano de arena”) pero sin misticismo: es simple constatación de que un poema breve puede contener experiencia total.
2.3. Lo que el poema NO dice
Tan importante como lo que dice es lo que omite:
No menciona:
- La forma poética (verso, métrica, rima)
- La tradición literaria (no cita poetas, escuelas, movimientos)
- El lenguaje (no reflexiona sobre la palabra como material)
- El lector (no teoriza sobre recepción)
- La inspiración divina o las musas
- La originalidad o la innovación
Estas ausencias son significativas: Lozano define la poesía desde el contenido y la función, no desde la forma ni la tradición. Es definición radicalmente antiformalista: lo que importa no es cómo está hecho el poema sino qué hace, para qué sirve, qué necesidad satisface.
2.4. El cierre: silencio como lenguaje
El último verso es revelador: “Pequeño oasis imperecedero, / donde el silencio puede ser un lenguaje maravilloso”.
El poema que habla sobre la palabra termina con el silencio. Esta paradoja es profunda: reconoce que hay algo más allá de la palabra, que el lenguaje tiene límite, que el silencio también significa. Esto conecta con el poema “El silencio” donde se distingue silencio bueno (contemplativo) de silencio malo (cómplice).
La poesía, entonces, no es solo palabra sino gestión del silencio: saber cuándo hablar y cuándo callar, qué decir y qué dejar en suspenso.
III. TRADICIÓN METAPOÉTICA ESPAÑOLA: DIÁLOGOS Y DISTANCIAS
3.1. Antonio Machado: poeta del pueblo
Antonio Machado distinguía entre el “poeta” (figura auténtica) y el “señorito que versifica” (impostor social). En su poema “Retrato” declaraba: “Converso con el hombre que siempre va conmigo”, estableciendo que el verdadero diálogo del poeta es con su conciencia, no con las élites literarias.
Semejanza con Lozano:
Ambos desconfían de la poesía como práctica aristocrática. Ambos buscan conexión con experiencia común. Ambos rechazan la artificiosidad.
Diferencia:
Machado sí se llamaba poeta (aunque con reservas). Lozano radicaliza: no solo critica cierto tipo de poeta sino que rechaza el título completo. Es paso más allá en la desacralización.
3.2. Gabriel Celaya: la poesía como arma
Celaya escribió en “La poesía es un arma cargada de futuro”: “Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales / que, lavándose las manos, se desentienden y evaden”.
Semejanza con Lozano:
- Rechazo de la poesía ornamental, desvinculada
- Defensa de la función social de la palabra
- Poesía como necesidad, no como lujo
Diferencia crucial:
Celaya tenía fe mesiánica: creía que la poesía contribuiría a la revolución socialista. Lozano no promete futuro mejor, solo se niega a callar: “Mi voz no está en venta” es declaración de resistencia, no de victoria próxima.
3.3. Blas de Otero: para la inmensa mayoría
Otero tituló uno de sus libros más importantes Pido la paz y la palabra (1955) y subtituló otro Para la inmensa mayoría. Su poesía buscaba comunicación directa, claridad expresiva al servicio de la denuncia social.
Semejanza con Lozano:
- Claridad comunicativa (no hermetismo)
- Destinatario popular, no élite cultural
- Compromiso social explícito
Diferencia:
Otero mantenía complejidad formal (sonetos, elaboración rítmica sofisticada). Lozano simplifica más: “historias rimadas” es más modesto formalmente que los sonetos políticos de Otero.
3.4. Jaime Gil de Biedma: la poesía como experiencia
Gil de Biedma, poeta de la Generación del 50, reflexionó constantemente sobre el acto de escribir. Su poema “No volveré a ser joven” es metapoético: “Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender más tarde”.
Diferencia radical con Lozano:
Gil de Biedma cultivaba la ironía distanciada, el análisis irónico de la propia experiencia. Lozano escribe desde la urgencia sin mediación irónica: “algo que no puedo sostener dentro de mí”. Donde Gil de Biedma reflexiona con distancia, Lozano grita con inmediatez.
3.5. Ángel González: la poesía de la palabra exacta
Ángel González (también del 50) escribió poemas metapoéticos donde reflexionaba sobre la dificultad de nombrar: “Para que yo me llame Ángel González, / para que mi ser pese sobre el suelo, / fue necesario un ancho espacio / y un largo tiempo”.
Diferencia con Lozano:
González teorizaba sobre el lenguaje como problema filosófico. Lozano no problematiza el lenguaje: lo usa directamente como herramienta de comunicación. No hay angustia lingüística en Lozano, hay angustia ética.
3.6. Poesía contemporánea: Luis García Montero y la experiencia
García Montero, figura clave de la “poesía de la experiencia” (años 80-90), reivindica la narratividad, lo biográfico, lo conversacional.
Semejanza aparente con Lozano:
Ambos usan lenguaje directo, cuentan historias, parten de experiencia personal.
Diferencia fundamental:
García Montero mantiene distancia irónica, control formal consciente, profesionalismo literario. Lozano rechaza todo eso: su “contador de historias” es amateur en sentido etimológico (que ama, no que vive de ello).
3.7. Jorge Riechmann: poesía de la conciencia crítica
Riechmann, poeta ecosocial contemporáneo, defiende “poesía practicable”: aquella que puede ser leída y usada por gente común, que interviene en debates públicos.
Máxima cercanía con Lozano:
- Compromiso sin dogma partidista
- Accesibilidad como decisión ética
- Desconfianza de la profesionalización
- Poesía como testimonio, no como mercancía
Riechmann es probablemente el poeta español contemporáneo más cercano a la posición de Lozano. Ambos rechazan tanto el hermetismo elitista como el panfleto simplista. Ambos buscan tercera vía: poesía comunicable pero no simplista, comprometida pero no dogmática.
- EL CONTEXTO DEL SIGLO XXI: PROFESIONALIZACIÓN Y MERCADO
4.1. La poesía como industria cultural
Para entender la radicalidad del rechazo de Lozano, hay que contextualizarlo en el campo literario español del siglo XXI:
Elementos de profesionalización:
- Premios dotados económicamente (Premio Loewe, Adonáis, etc.)
- Festivales internacionales de poesía (Granada, Medellín, etc.)
- Residencias de escritores con financiamiento público
- Másters universitarios en escritura creativa
- Editoriales especializadas con distribución comercial
Esta profesionalización tiene aspectos positivos (permite vivir de la escritura, dignifica el oficio) pero también negativos: convierte la poesía en mercancía cultural. El poeta se vuelve gestor de su marca, acumula capital simbólico, compite en mercado de prestigio.
La respuesta de Lozano:
“Mi voz no está en venta” es rechazo explícito de esta lógica. Al publicar en Editorial Poesía eres tú (pequeño sello independiente, no gran grupo editorial), al rechazar el título de poeta (y por tanto los circuitos de legitimación académica), Lozano está optando por marginalidad voluntaria.
Esta marginalidad es condición de posibilidad de su libertad: puede escribir poemas explícitamente políticos (“Prohibido vivir”) que grandes editoriales comerciales evitarían por riesgo de controversia.
4.2. Redes sociales y democratización aparente
El siglo XXI ha visto surgir poetas en redes sociales (Instagram, TikTok) que alcanzan millones de seguidores sin pasar por circuitos tradicionales. Autores como Rupi Kaur, Elvira Sastre, Defreds escriben poesía breve, aforística, ilustrada, que circula masivamente.
¿Es Lozano heredero de esta democratización?
Solo parcialmente. Comparte la accesibilidad (lenguaje directo) y el rechazo de élites culturales. Pero se diferencia en:
- No usa redes sociales como plataforma primaria (publica libro físico)
- No fragmenta en aforismos sino que construye poemas extensos
- No ilustra con diseño instagrameable
- Mantiene densidad lírica que poesía de redes tiende a diluir
Lozano está en posición intermedia: rechaza tanto el elitismo académico como la banalización comercial de redes.
- FUNCIONES DEL RECHAZO: ¿PARA QUÉ NEGAR SER POETA?
5.1. Función ética: humildad ante la tradición
“Esta grandiosa forma de expresión literaria, junto a sus servidores más grandes de la historia, me inspira tal respeto que no puedo por más que quiera denominarme poeta”.
El rechazo funciona como gesto de respeto: quien conoce a Lorca, Hernández, Machado, Neruda no puede autodenominarse colega sin caer en hybris. Esta humildad es rara en campo literario donde la autopromoción es norma.
5.2. Función política: rechazo del privilegio simbólico
El título “poeta” otorga capital simbólico: autoridad para hablar sobre temas trascendentes, respeto social, posición de autoridad moral. Rechazarlo es renunciar al privilegio.
Esta renuncia tiene sentido si recordamos que Lozano escribe sobre migrantes, oprimidos, víctimas. Situarse como “poeta” sería colocarse por encima de ellos. Situarse como “contador de historias” es colocarse al lado, no encima.
5.3. Función estética: rechazo del formalismo
No llamarse poeta permite evitar expectativas formales: no hay obligación de rima perfecta, métrica regular, imagen deslumbrante. “Historias rimadas” admite imperfección formal al servicio de urgencia comunicativa.
Esta decisión es coherente con poética del libro: hay momentos de gran belleza formal (“el cayuco lloró con amargo y negro llanto”) y momentos de prosa casi sin artificio (“Cuando la vida se reduce a escombros”). La variación es libertad que se permite quien no está sujeto a canon poético estricto.
5.4. Función retórica: captatio benevolentiae
No podemos descartar que el rechazo funcione también como estrategia retórica para ganar simpatía del lector: “No soy poeta pedante sino hombre común que comparte su experiencia”.
Esta lectura cínica es posible pero no invalida las otras funciones. Puede ser simultáneamente genuino y estratégico: el autor cree sinceramente que no es digno del título, y esa sinceridad le gana credibilidad ante el lector.
- CONTRADICCIONES Y TENSIONES NO RESUELTAS
6.1. La paradoja performativa
Hay contradicción lógica en publicar libro de poemas mientras se niega ser poeta. Es como decir “esta frase no es una frase”: el acto contradice el enunciado.
Tres formas de resolver la paradoja:
- a) Lozano miente: En realidad sí se considera poeta pero finge modestia.
- b) Distinción entre roles: Una cosa es escribir poemas, otra ser Poeta (con mayúscula, como institución social).
- c) Ironía performativa: La paradoja es intencional, parte del gesto artístico.
La segunda opción parece más coherente con el texto: Lozano no niega escribir poemas, niega la identidad social de Poeta con sus privilegios y responsabilidades.
6.2. ¿Quién decide quién es poeta?
Si Lozano rechaza el título, pero sus lectores, críticos y editores lo llaman poeta, ¿quién tiene razón? ¿La autodenominación o la heterodenominación?
El campo literario funciona por reconocimiento ajeno, no autodeclaración. No basta con decir “soy poeta” para serlo (cualquiera puede versificar), ni basta con negarlo para no serlo (si otros te reconocen como tal, lo eres socialmente).
Lozano está en posición incómoda: rechaza título que otros le otorgan. Esta incomodidad es productiva: genera reflexión sobre los mecanismos de legitimación literaria.
6.3. El riesgo de la autocomplacencia
La declaración “no soy digno de ser poeta” puede leerse como exceso de humildad que es forma invertida de soberbia: “Soy tan consciente de la grandeza de la poesía que, a diferencia de otros (poetas mediocres que sí se atreven al título), yo no me atrevo”.
Esta lectura es dura pero no imposible. La humildad ostentosa puede ser máscara de orgullo. Sin embargo, el tono general del prólogo (directo, sin afectación) y la coherencia con el resto del libro sugieren que la humildad es genuina.
VII. COMPARACIÓN CON OTRAS TRADICIONES: EL ANTIPOETA CHILENO
7.1. Nicanor Parra y los “antipoemas”
Nicanor Parra acuñó el término “antipoesía” para su poesía coloquial, irónica, que rechazaba el lirismo solemne de Neruda. Su Poemas y antipoemas (1954) inauguró tradición chilena.
Semejanzas con Lozano:
- Rechazo de solemnidad poética
- Lenguaje coloquial, directo
- Cuestionamiento de la figura del poeta
Diferencias cruciales:
- Parra usa ironía distanciada, humor negro. Lozano es más urgente, menos irónico.
- Parra teoriza extensamente sobre la antipoesía (manifiestos, declaraciones). Lozano solo declara brevemente su rechazo.
- Parra deconstruye la poesía desde dentro, mostrando sus mecanismos. Lozano simplemente escribe sin preocuparse por teoría.
7.2. Charles Bukowski: el poeta obrero
Bukowski, poeta estadounidense, se presentaba como trabajador que escribía, no como poeta profesional. Su poesía cruda, directa, sobre sexo, alcohol y precariedad conecta con cierta poética de Lozano.
Semejanzas:
- Rechazo de poesía académica
- Lenguaje directo, sin adornos
- Temas de experiencia cotidiana
Diferencias:
- Bukowski cultivaba nihilismo, ausencia de compromiso social. Lozano es explícitamente comprometido.
- Bukowski estetizaba su marginalidad (el poeta maldito). Lozano no se marginaliza sino que se sitúa en pueblo.
VIII. METAPOESÍA IMPLÍCITA EN OTROS POEMAS DEL LIBRO
Aunque “Poesía” es el único texto explícitamente metapoético, hay referencias dispersas en otros poemas:
8.1. “Mi voz no está en venta”
“Mi voz no callará, / ni se asentará en un lecho de palabras rimbombantes y estéticas”.
Aquí se rechaza la poesía ornamental (“palabras rimbombantes”). Este rechazo es metapoético: define negativamente qué tipo de poesía NO quiere hacer.
8.2. Prólogo: “No me llamen poeta”
Aunque formalmente no es poema, el prólogo funciona como declaración de poética: establece principios que guiarán la lectura del libro.
8.3. Ausencia de metapoesía en poemas íntimos
Significativamente, los poemas eróticos (“Nuestra bachata”, “En una hamaca blanca”) no contienen reflexión sobre el acto de escribir. La metapoesía aparece solo en textos programáticos (prólogo, “Poesía”) y en denuncia social (“Mi voz no está en venta”).
Esta distribución sugiere que la reflexión metapoética está ligada al compromiso público, no a la intimidad. En lo íntimo, Lozano simplemente escribe sin autoconciencia. En lo público, siente necesidad de justificar por qué habla.
- CONSECUENCIAS PARA LA LECTURA DEL POEMARIO
9.1. Lectura no canonizante
Si el autor rechaza ser poeta, el lector no debe leer el libro buscando cumplimiento de cánones poéticos tradicionales. No tiene sentido juzgar estos textos por su perfección formal, su originalidad metafórica, su innovación estilística.
¿Cómo leerlos entonces?
Como testimonios, como intervenciones en lo real, como historias compartidas. La pregunta no es “¿es buena poesía?” sino “¿comunica lo que quiere comunicar? ¿Logra que el lector sienta, comprenda, se indigne?”.
9.2. Lectura ética más que estética
El rechazo del título de poeta desplaza la lectura del campo estético al campo ético. No importa tanto la belleza formal como la honestidad, la coherencia entre vida y palabra, el coraje de no callar.
Este desplazamiento es problemático para la crítica literaria académica, que tiene herramientas para analizar forma pero menos para evaluar ética. ¿Cómo juzgar si un poema es “éticamente bueno”?
9.3. Lectura como acto político
“Mi voz no está en venta” interpela al lector: ¿está tu voz en venta? ¿Callas por comodidad?. La lectura no es contemplación distante sino interpelación que exige posicionamiento.
Este tipo de lectura incomoda porque no permite neutralidad. O te solidarizas con el poeta-no-poeta o te sitúas en el bando de los que callan.
- CONCLUSIONES
10.1. El gesto de Lozano en perspectiva histórica
El rechazo de Lozano Figueroa al título de poeta se inscribe en una larga tradición de desconfianza hacia la sacralización del arte, pero con características específicas del siglo XXI:
Continuidades históricas:
- Con Machado: desconfianza del poeta-señorito
- Con Celaya: rechazo del lujo cultural
- Con Otero: escritura para la inmensa mayoría
- Con Riechmann: poesía practicable, no mercancía
Novedades contextuales:
- Responde a profesionalización extrema del campo literario en siglo XXI
- Rechaza tanto elitismo académico como banalización comercial de redes sociales
- Opera sin fe mesiánica (no promete revolución, solo testimonia)
- Fusiona registros (íntimo + social) de forma más radical que predecesores
10.2. La coherencia del gesto
Lo más significativo es la coherencia entre declaración metapoética y práctica textual. Lozano no solo dice “no soy poeta” y luego escribe poesía hermética: su escritura cumple lo declarado.
Elementos de coherencia:
- Lenguaje accesible (no hermetismo elitista)
- Temas de experiencia compartida (amor, muerte, injusticia)
- Estructura narrativa clara (“historias”)
- Ritmo y rima ocasionales, no sistemáticos (“más o menos rimadas”)
- Publicación en sello independiente, no gran editorial
- Ausencia de aparato paratextual académico (notas, referencias eruditas)
Esta coherencia legitima el gesto: no es pose sino posición sostenida.
10.3. Límites y contradicciones
Hemos identificado tres problemas:
- a) Paradoja performativa: Publicas libro de poemas mientras niegas ser poeta.
- b) Riesgo de autocomplacencia: La humildad excesiva puede ser soberbia invertida.
- c) Ingenuidad comunicativa: Creer que basta voluntad de comunicar para ser comprendido ignora complejidades del lenguaje.
Estos límites no invalidan el gesto pero sí lo relativizan: es tentativa honesta con fragilidades reconocibles.
10.4. Función crítica del gesto
El rechazo del título de poeta cumple función crítica en el campo literario español actual:
- Cuestiona la profesionalización que convierte poesía en mercancía
- Critica la separación entre élites culturales y pueblo
- Rechaza la autonomía del arte desvinculada de responsabilidad social
- Desafía la meritocracia literaria (premios, rankings, best-sellers)
En este sentido, aunque Lozano no lo declare explícitamente, su gesto es político en sentido amplio: interviene en la distribución de autoridad simbólica en el campo cultural.
10.5. ¿Es sostenible esta posición?
La pregunta final es pragmática: ¿puede sostenerse la posición de poeta-que-no-es-poeta más allá del gesto inicial?
Riesgos de insostenibilidad:
- Si el libro tiene éxito, Lozano será llamado “poeta” por críticos, medios, lectores. ¿Seguirá rechazándolo?
- Si escribe segundo libro, ¿repetirá la declaración o quedará como gesto puntual?
- Si es invitado a festivales, universidades, ¿aceptará como “poeta invitado” o mantendrá rechazo?
La sostenibilidad de la posición dependerá de coherencia biográfica futura, no solo textual presente. Habrá que ver si Lozano mantiene marginalidad voluntaria o si el éxito lo integra en circuitos que rechaza.
10.6. Valoración final
El prólogo y el poema “Poesía” de De lo visceral a la piel representan una intervención significativa en el debate metapoético español. No aportan teoría poética sofisticada (no es ese el objetivo) pero sí plantean con claridad una posición ética: la poesía no debe ser profesión ni mercancía sino necesidad compartida, urgencia comunicativa, testimonio del que no puede callar.
Esta posición conecta con lo mejor de la tradición de poesía social española (Machado, Celaya, Otero, Riechmann) pero actualizada a desafíos del siglo XXI: profesionalización extrema, banalización comercial, fatiga compasional ante el horror normalizado.
El gesto de Lozano —rechazar el título de poeta— puede parecer modesto, casi anecdótico. Pero es gesto cargado de implicaciones: cuestiona quién tiene derecho a hablar, desde dónde, para qué, con qué autoridad. Cuestiona los mecanismos de legitimación cultural. Cuestiona la autonomía del arte.
No todos los lectores aceptarán esta posición. Algunos seguirán llamándolo poeta (yo mismo lo he hecho a lo largo de este ensayo, por necesidad analítica). Pero la incomodidad que genera el rechazo es productiva: nos obliga a preguntarnos qué es ser poeta en el siglo XXI y si esa figura tiene todavía sentido.
Quizá la mayor aportación de Lozano Figueroa sea precisamente esa: no resolver la pregunta sino mantenerla abierta, incómoda, urgente. En tiempos de certezas prefabricadas y respuestas automáticas, esa incomodidad es, en sí misma, un acto de resistencia.
BIBLIOGRAFÍA
Fuente primaria:
- Lozano Figueroa, Manuel. De lo visceral a la piel. Madrid: Editorial Poesía eres tú, 2025.
Sobre metapoesía española:
- Bousoño, Carlos. Teoría de la expresión poética. Madrid: Gredos, 1952.
- Cañas, Dionisio. Poesía y percepción. Madrid: Hiperión, 1984.
- Rodríguez, Juan Carlos. Dichos y escritos (Sobre “La otra sentimentalidad” y otros textos fechados de poética). Madrid: Hiperión, 1999.
Poetas metapoéticos citados:
- Celaya, Gabriel. “La poesía es un arma cargada de futuro”. En Cantos íberos. Alicante: Verbo, 1955.
- Gil de Biedma, Jaime. “No volveré a ser joven”. En Poemas póstumos. Madrid: Visor, 1968.
- González, Ángel. Palabra sobre palabra. Barcelona: Seix Barral, 1965.
- Machado, Antonio. “Retrato”. En Campos de Castilla. Madrid: Renacimiento, 1912.
- Otero, Blas de. Pido la paz y la palabra. Torrelavega: Cantalapiedra, 1955.
- Riechmann, Jorge. Poesía practicable. Madrid: Libros de la Catarata, 2018.
Tradiciones comparadas:
- Bukowski, Charles. The Pleasures of the Damned. New York: Ecco, 2007.
- Parra, Nicanor. Poemas y antipoemas. Santiago: Nascimento, 1954.
Sobre el campo literario:
- Bourdieu, Pierre. Las reglas del arte. Barcelona: Anagrama, 1995.
- Sapiro, Gisèle. La responsabilidad del escritor. Buenos Aires: Seix Barral, 2016.



