KEPA FERNÁNDEZ DE LARRINOA
El Antropólogo de las Palabras Rituales
En las brumosas montañas vascas, donde el silencio se torna sagrado y cada piedra guarda memoria ancestral, reside un hombre que ha convertido la palabra en ceremonia. Kepa Fernández de Larrinoa no es solo un poeta; es un explorador de los territorios más profundos de la conciencia humana, un antropólogo que ha hecho del verso su laboratorio de experimentación ritual.
El Nómada de los Idiomas
Nacido en Bilbao en 1958, Fernández de Larrinoa emprendió muy pronto una travesía que lo llevaría a convertirse en uno de los autores más singulares del panorama literario vasco-español. Su biografía lee como una novela de formación: Madrid lo recibió inicialmente con la promesa de las grandes ciudades, pero fue Canadá quien le reveló su verdadera vocación. Allí, en los vastos territorios norteamericanos, se sumergió en “dramaturgias rituales extrañas” que marcarían para siempre su concepción de la literatura como acto ceremonial.
Londres llegó después, como una tercera estación iniciática donde profundizaría en “mitos y ficciones sacras y profanas”, nutriendo esa fascinación por lo liminal, por los espacios fronterizos entre lo sagrado y lo cotidiano que atraviesa toda su obra. Finalmente, el círculo se cerró con su regreso a una aldea vasca de montaña, donde hoy reside como un ermitaño moderno que destila sabiduría ancestral en versos contemporáneos.
El Alquimista Bilingüe
La trayectoria literaria de Fernández de Larrinoa es la de un orfebre de las lenguas. Comenzó escribiendo en euskera con “Gauerakoan” (1983), obra que le valió el prestigioso Premio Gabriel Aresti cuando apenas contaba 25 años. Este reconocimiento temprano no lo acomodó; al contrario, lo impulsó hacia una búsqueda incesante de nuevas formas expresivas.
Su producción en lengua vasca ha sido consistente y premiada: “Urteak joan zaizkik” obtuvo el Premio Diputación Foral de Bizkaia en 1991, mientras que “Galtzada dut bidea” y “Babiera” fueron galardonados con los premios San Juan y Asociación Artística Bilbaína, respectivamente. Pero quizás sea “Jakintzaren bortizkeria” (2016) la obra que mejor refleja su madurez como poeta en euskera, condensando décadas de reflexión sobre el conocimiento y su reverso oscuro.
Su incursión en el castellano ha sido igualmente notable. “Agur blanco agur” (2022) y “Las aristas paganas del último devoto” (2023) prepararon el terreno para su última entrega, “Estos Ojos Afilados” (2025), donde alcanza una síntesis magistral entre experimentación formal y profundidad conceptual.
El Antropólogo Poeta
Lo que distingue a Fernández de Larrinoa de sus contemporáneos es su formación antropológica, que impregna cada verso con una dimensión ritual única. Su ensayo “Mujer, ritual y fiesta” (Premio Becerro de Bengoa, 1996) no fue una desviación de su obra poética sino su complemento teórico necesario. En él desarrolla su visión del “teatro etnológico y las formas orales de arte como portal antropológico al misterio de la conciencia humana”, idea que resuena en cada página de su producción lírica.
Esta perspectiva antropológica le permite abordar la poesía no como mero ejercicio estético sino como práctica ancestral de conocimiento. Sus versos funcionan como rituales de iniciación que conducen al lector hacia territorios inexplorados de la experiencia humana.
El Visionario de lo Liminal
En “Estos Ojos Afilados”, Fernández de Larrinoa alcanza la culminación de su búsqueda estética. La incorporación de elementos del Ankoku Butō japonés no es capricho formal sino consecuencia lógica de una poética que siempre ha buscado trascender las fronteras entre los géneros artísticos. Como él mismo ha declarado, considera que las artes escénicas y las formas orales son “portales antropológicos” hacia dimensiones más profundas de la conciencia.
Su lenguaje poético, denso en metáforas sensoriales y rico en simbolismo, refleja años de investigación sobre los mecanismos mediante los cuales las culturas tradicionales procesaban la experiencia del misterio. No escribe sobre lo sagrado; escribe desde lo sagrado, convirtiendo cada poema en una pequeña ceremonia de revelación.
El Maestro del Silencio
Hoy, desde su retiro montañés, Fernández de Larrinoa continúa su labor de orfebre del verso, puliendo cada palabra hasta convertirla en talismán. Su obra representa una de las voces más originales y necesarias de la literatura contemporánea, capaz de tender puentes entre la tradición ancestral y las urgencias expresivas del siglo XXI.
En un mundo saturado de ruido, su poesía nos recuerda que el verdadero conocimiento nace del silencio ritual, de la contemplación paciente de los misterios que subyacen bajo la superficie de lo cotidiano. Kepa Fernández de Larrinoa no solo escribe poemas; oficía ceremonias verbales que nos devuelven a la dimensión sagrada de la palabra, confirmando que la gran poesía sigue siendo, como siempre fue, un acto de comunión con lo inefable.
KEPA FERNÁNDEZ DE LARRINOA . Escritor, poeta. Compartir en X
