Fuente: https://en-clase.ideal.es/2023/10/25/la-originalidad-de-la-poesia-taurina-de-pedro-enriquez/
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José Luis Abraham López es doctor en Filología Española y profesor titular de Lengua castellana y Literatura en Educación Secundaria. Es autor del ensayo Antonio Oliver Belmás y las Bellas Artes en la prensa de Murcia y responsable de ediciones críticas como Recuerdos del Teatro Circo; Recuerdos del Teatro Principal de José Rodríguez Cánovas; Poesías de José Martínez Monroy; Más allá del silencio; Los ojos de la noche; Viento en la tarde de Mariano Pascual de Riquelme; Poesía esencial de Antonio Oliver Belmás; Infierno y Nadie: antología poética esencial (1978-2014) de Antonio Marín Albalate; Los toros en la obra de José Rodríguez Cánovas: entre el periodismo y la literatura, y la biografía José Puertollano, pasión de un torero.
Como poeta ha publicado A ras de suelo, Asuntos impersonales, Somos la sombra de lo que amanece y Mis días en Abintra.
Autor de numerosas guías didácticas y de lectura, actualmente es colaborador en Ideal en clase con artículos de opinión y reseñas de novedades literarias.
Título: LA POESÍA TAURINA DE PEDRO ENRÍQUEZ
Autor: JOSÉ LUIS ABRAHAM LÓPEZ
Año de Publicación: 2023
Colección: Poesía
ISBN-13: 978-84-18566-34-9
Editorial: Rilke
PVP: 12 Euros (IVA Incluido).
Págs. 94
RESEÑA:
Básicamente, son tres las dimensiones sobre las que Pedro Enríquez aplica su actitud poética hacia el mundo de los toros: humana (personal y existencial), estética y simbólica.
A la percepción que con mirada limpia y sensibilidad sobre lo percibido vierte Pedro Enríquez, debemos añadir su entendimiento: entender el valor de lo litúrgico, el respeto por la tradición, la belleza de lo puro, la condición de un hombre que voluntariamente arriesga su vida a favor del arte... ¿No es acaso parecida la actitud del poeta que se consagra al abismo de lo auténtico?
A través de su poesía, descubrimos una percepción noble, libre de estereotipos y perjuicios que valora la grandeza del toro y, por otro, el arte del torero, sin decantarse más por uno que por el otro. Sin ser aficionado, sí demuestra tener un criterio imparcial que capta y valora la esencia misma del arte taurómaco.
Enríquez no recurre a la tradición poética taurina, siendo la suya una percepción original, única y auténtica a partir de un mito de la tauromaquia al que le unen rasgos de carácter: discreción en su presencia y sombra agrandada en su ausencia, silencio místico y reflexivo, pureza en su quehacer....
