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LA ECONOMÍA AFECTIVA EN LA POESÍA CONFESIONAL ESPAÑOLA DEL SIGLO XXI: UN ANÁLISIS DE “MIS RUINAS, MI POESÍA”

Olivares Tomás, Ana María. «LA ECONOMÍA AFECTIVA EN LA POESÍA CONFESIONAL ESPAÑOLA DEL SIGLO XXI: UN ANÁLISIS DE “MIS RUINAS, MI POESÍA”». Zenodo, 25 de octubre de 2025. https://doi.org/10.5281/zenodo.17441504

 

LA ECONOMÍA AFECTIVA EN LA POESÍA
CONFESIONAL ESPAÑOLA DEL SIGLO XXI:
UN ANÁLISIS DE “MIS RUINAS, MI POESÍA”

Monografía académica sobre la obra de Gema Bautista Quirós

 

 

 

 

Departamento de Literatura Española Contemporánea
Asociación Madrileña de Escritores y Críticos Literarios

2025

 

 

 

 

 

 

Obra analizada:
Bautista Quirós, Gema (2025). Mis ruinas, Mi poesía. Edición impresa.

Formato académico:
Monografía de análisis literario
Extensión: 97 páginas
Times New Roman 12pt

Áreas de investigación:
Literatura Española Contemporánea
Poesía Confesional
Estudios de Género
Análisis Interdisciplinario (Literatura y Psicología)

 

 

ÍNDICE

 

RESUMEN / ABSTRACT

INTRODUCCIÓN

Presentación del tema

Justificación académica del estudio

Estado de la cuestión

Objetivos de investigación

Metodología

Estructura de la monografía

CAPÍTULO 1: LA METÁFORA ECONÓMICA DEL AMOR

1.1. Marco teórico: Economía afectiva y literatura

1.2. El vocabulario de transacciones emocionales

1.3. “Dar todo el mar”: La desproporción como patología poética

1.4. El vaciamiento del yo: Metáforas de pérdida de identidad

1.5. Análisis cuantitativo del léxico económico-afectivo

Conclusiones del Capítulo 1

CAPÍTULO 2: CODEPENDENCIA COMO NARRATIVA POÉTICA

2.1. Definición psicológica de codependencia

2.2. La codependencia en la tradición literaria española

2.3. Estructura narrativa del poemario como proceso de reconocimiento

2.4. Poemas clave: “Amar sin medida”, “200 razones”, “Entendí”

2.5. Del reconocimiento a la liberación: Arco de transformación

Conclusiones del Capítulo 2

CAPÍTULO 3: EL CONCEPTO DE “DESBORDAMIENTO EMOCIONAL”

3.1. Contexto histórico: De la contención clásica al desbordamiento

3.2. Desbordamiento vs. sentimentalismo: Fronteras conceptuales

3.3. Técnicas poéticas del desbordamiento en Bautista

3.4. Comparación con otras voces confesionales españolas

3.5. Recepción lectora del desbordamiento emocional

Conclusiones del Capítulo 3

CAPÍTULO 4: COMPARACIÓN CON MODELOS ANGLOSAJONES

4.1. Sylvia Plath y Anne Sexton: Modelos fundacionales

4.2. Diferencias culturales en el tratamiento del dolor

4.3. Gema Bautista en diálogo transatlántico

4.4. La contención española vs. la explosión anglosajona

4.5. Hacia una poética confesional transnacional

Conclusiones del Capítulo 4

CONCLUSIONES GENERALES

BIBLIOGRAFÍA

 

 

RESUMEN

 

Esta monografía examina Mis ruinas, Mi poesía (2025) de Gema Bautista Quirós como ejemplo paradigmático de poesía confesional española contemporánea. Mediante análisis literario cualitativo complementado con datos cuantitativos, demostramos que el poemario construye una “economía afectiva” específica donde amor se articula mediante vocabulario económico-transaccional (dar, recibir, vaciar, llenar) que permite expresar experiencia de codependencia y asimetría relacional.

 

El estudio se estructura en cuatro capítulos analíticos. Capítulo 1 examina metáfora económica del amor como marco conceptual que organiza experiencia poética, identificando 47 expresiones económico-afectivas distribuidas en 74% de poemas. Capítulo 2 analiza estructura narrativa del poemario como proceso de reconocimiento y superación de codependencia, dividido en tres fases: dolor inmediato, procesamiento analítico, y aceptación transformadora. Capítulo 3 sitúa obra en contexto de poesía española contemporánea, introduciendo concepto de “desbordamiento emocional” como característica generacional que Bautista logra sin sacrificar claridad formal. Capítulo 4 compara con tradición confesional anglosajona (Plath, Sexton), identificando síntesis transcultural donde Bautista adapta elementos anglosajones según sensibilidad española.

 

Hallazgos principales incluyen: (1) uso sistemático de metáfora económica como ontología del amor que revela asimetría estructural; (2) arquitectura narrativa deliberada que transforma colección de poemas en viaje emocional completo; (3) estrategia de “contención sin represión” que expresa intensidad emocional sin perder coherencia formal; (4) función implícitamente terapéutica que resuena con generación con alfabetización emocional sin precedentes. Concluimos que Bautista representa voz significativa en poesía confesional española del siglo XXI, logrando síntesis de autenticidad emocional anglosajona y contención formal española.

 

Palabras clave: poesía confesional, economía afectiva, codependencia, Gema Bautista, literatura española contemporánea, desbordamiento emocional, análisis literario

ABSTRACT

 

This monograph examines Mis ruinas, Mi poesía (2025) by Gema Bautista Quirós as a paradigmatic example of contemporary Spanish confessional poetry. Through qualitative literary analysis complemented with quantitative data, we demonstrate that the collection constructs a specific “affective economy” where love is articulated through economic-transactional vocabulary (giving, receiving, emptying, filling) that enables expression of codependency and relational asymmetry.

 

The study is structured in four analytical chapters. Chapter 1 examines the economic metaphor of love as a conceptual framework organizing poetic experience, identifying 47 economic-affective expressions distributed across 74% of poems. Chapter 2 analyzes the narrative structure of the collection as a process of recognizing and overcoming codependency, divided into three phases: immediate pain, analytical processing, and transformative acceptance. Chapter 3 situates the work in the context of contemporary Spanish poetry, introducing the concept of “emotional overflow” as a generational characteristic that Bautista achieves without sacrificing formal clarity. Chapter 4 compares with the Anglo-Saxon confessional tradition (Plath, Sexton), identifying a transcultural synthesis where Bautista adapts Anglo-Saxon elements according to Spanish sensibility.

 

Main findings include: (1) systematic use of economic metaphor as an ontology of love revealing structural asymmetry; (2) deliberate narrative architecture transforming poem collection into complete emotional journey; (3) strategy of “containment without repression” expressing emotional intensity without losing formal coherence; (4) implicitly therapeutic function resonating with a generation with unprecedented emotional literacy. We conclude that Bautista represents a significant voice in 21st century Spanish confessional poetry, achieving a synthesis of Anglo-Saxon emotional authenticity and Spanish formal containment.

 

Keywords: confessional poetry, affective economy, codependency, Gema Bautista, contemporary Spanish literature, emotional overflow, literary analysis

INTRODUCCIÓN

 

Presentación del tema

En enero de 2025, Gema Bautista Quirós publicó Mis ruinas, Mi poesía, poemario que rápidamente resonó con audiencia principalmente joven (18-35 años) mediante distribución en redes sociales y circulación digital. El poemario documenta experiencia de amor codependiente, ruptura dolorosa, y proceso de recuperación emocional mediante 31 poemas que combinan intensidad confesional con claridad formal. Su recepción sugiere que articula experiencias compartidas por generación que busca en poesía no solo belleza estética sino también comprensión de experiencias emocionales propias.

 

Esta monografía propone lectura de Mis ruinas, Mi poesía como ejemplo paradigmático de poesía confesional española del siglo XXI, caracterizada por rechazo de ironía postmoderna, incorporación de vocabulario psicológico contemporáneo, y función implícitamente terapéutica. Argumentamos que el poemario construye sistema metafórico coherente—lo que llamamos “economía afectiva”—donde amor se articula mediante vocabulario económico-transaccional que permite expresar experiencia específica de codependencia: dar desproporcionadamente, recibir insuficientemente, quedar vacío como consecuencia.

 

Nuestro interés en esta obra deriva de su posición en intersección de múltiples fenómenos contemporáneos: ascenso de poesía confesional en España después de décadas de predominio de contención formal; normalización de discusiones sobre salud mental y codependencia entre jóvenes; transformación de economía literaria mediante redes sociales; y globalización de sensibilidades emocionales que erosionan diferencias culturales tradicionales mientras persisten especificidades locales.

 

Justificación académica del estudio

La poesía española contemporánea, particularmente aquella producida por voces jóvenes y distribuida primero en redes sociales, ha recibido atención crítica limitada en academia. Persiste prejuicio que asocia popularidad digital con baja calidad literaria, o que descalifica poesía confesional como autoindulgencia sin elaboración estética. Esta monografía desafía ambos prejuicios mediante análisis riguroso que demuestra sofisticación técnica y conceptual de obra que circula primero en Instagram.

 

Académicamente, estudio de Bautista contribuye a tres campos. Primero, estudios de poesía española contemporánea: documenta características de generación de poetas nacidos 1989-2001 que escriben después de crisis económica de 2008, en contexto de normalización de salud mental como tema público, con acceso a vocabulario psicológico popularizado. Segundo, estudios de poesía confesional: examina cómo tradición anglosajona (Plath, Sexton) se adapta a contexto español, identificando síntesis transcultural específica. Tercero, estudios de literatura y salud mental: analiza cómo poesía contemporánea incorpora conceptos psicológicos (codependencia, autocuidado, límites) sin reducirse a divulgación terapéutica.

 

Metodológicamente, monografía demuestra valor de combinar análisis literario tradicional (close reading, análisis retórico, estudios de metáfora) con herramientas cuantitativas (frecuencias léxicas, distribución estadística) y perspectiva interdisciplinaria (psicología, sociología, estudios culturales). Esta combinación permite comprensión más completa que enfoque puramente formalista o puramente contextual.

 

Estado de la cuestión

Dado que Mis ruinas, Mi poesía fue publicado en 2025, aún no existe crítica académica sobre la obra específica. Sin embargo, podemos situar estudio en varios campos de investigación existentes que proporcionan marco teórico y comparativo.

 

Primero, estudios de metáfora conceptual desarrollados por George Lakoff y Mark Johnson en Metaphors We Live By demuestran que metáforas no son ornamentos retóricos sino estructuras cognitivas que organizan pensamiento y experiencia. Su marco permite analizar cómo metáfora económica en Bautista no es meramente estilística sino constitutiva de cómo experiencia amorosa se hace inteligible.

 

Segundo, estudios de poesía confesional anglosajona han establecido características de género (intensidad sin mediación, función terapéutica, exploración de experiencia femenina) que sirven como punto de comparación. Trabajo crítico sobre Plath y Sexton permite identificar tanto herencias como transformaciones en adaptación española de modelo confesional.

 

Tercero, estudios sobre poesía española de la experiencia (especialmente trabajo sobre Luis García Montero y contemporáneos) documentan tradición de contención formal y claridad comunicativa que contrasta con explosión emocional anglosajona. Esta tradición proporciona contexto para entender cómo Bautista mantiene contención española mientras adopta intensidad confesional.

 

Cuarto, trabajo sociológico sobre generaciones jóvenes contemporáneas (Generación Z, Millennials tardíos) documenta cambios en actitudes hacia salud mental, vulnerabilidad emocional, y expresión pública de experiencias privadas. Este contexto sociológico ayuda explicar recepción particular de poesía confesional entre audiencia joven.

 

Finalmente, estudios sobre codependencia en psicología clínica proporcionan marco para entender patrones relacionales documentados en poemario. Aunque no pretendemos diagnosticar clínicamente, conceptos psicológicos iluminan dinámicas que poesía articula literariamente.

 

Esta monografía sintetiza estos campos diversos para ofrecer primera lectura académica comprehensiva de Mis ruinas, Mi poesía, estableciendo base para estudios futuros de obra de Bautista y de poesía confesional española contemporánea más ampliamente.

 

 

Objetivos de investigación

Esta monografía persigue seis objetivos principales, organizados desde análisis interno del poemario hacia contextualizaciones progresivamente más amplias.

 

Objetivo 1: Identificar y analizar sistema metafórico económico que estructura experiencia amorosa en Mis ruinas, Mi poesía. Específicamente, catalogar vocabulario económico-afectivo, determinar su frecuencia y distribución, y demostrar cómo funciona como marco conceptual coherente que permite articular experiencia de codependencia.

 

Objetivo 2: Examinar estructura narrativa del poemario como proceso de reconocimiento y superación de codependencia. Identificar fases específicas (dolor inmediato, procesamiento analítico, aceptación), analizar poemas nucleares que marcan transiciones, y demostrar cómo arquitectura del poemario replica proceso psicológico real documentado en literatura terapéutica.

 

Objetivo 3: Situar obra de Bautista en contexto de poesía española contemporánea, específicamente en relación a lo que denominamos “desbordamiento emocional” como característica generacional. Trazar genealogía desde contención de poesía social y poesía de la experiencia hasta giro confesional actual, identificando rupturas y continuidades.

 

Objetivo 4: Comparar obra de Bautista con modelos fundacionales de poesía confesional anglosajona (Plath, Sexton), identificando herencias, transformaciones adaptativas, y elementos específicamente españoles. Demostrar que Bautista no imita sino sintetiza transculturalmente.

 

Objetivo 5: Analizar técnicas poéticas específicas que Bautista emplea para expresar intensidad emocional sin caer en sentimentalismo: anáfora, encabalgamiento, corporalización, metáfora hiperbólica auténtica, simplicidad sintáctica. Demostrar cómo estas técnicas permiten lo que llamamos “contención sin represión”.

 

Objetivo 6: Examinar recepción lectora del poemario, especialmente entre audiencia joven, para comprender qué factores culturales y generacionales explican su resonancia particular. Analizar función implícitamente terapéutica sin reducir obra a mera autoayuda.

 

Estos objetivos se articulan en argumento central: Mis ruinas, Mi poesía representa voz significativa en poesía confesional española del siglo XXI, logrando síntesis de autenticidad emocional anglosajona y contención formal española mediante sistema metafórico coherente (economía afectiva) y arquitectura narrativa deliberada que transforma experiencia personal en mapa emocional que lectores pueden usar para navegar experiencias propias.

 

 

Metodología

Esta investigación emplea metodología mixta que combina análisis literario cualitativo con validación cuantitativa, complementados con perspectiva interdisciplinaria que incorpora conceptos de psicología, sociología, y estudios culturales. Esta combinación permite comprender obra en su complejidad formal, temática, y contextual.

 

Análisis literario cualitativo

Fundamento metodológico es close reading: lectura detallada y repetida de cada uno de los 31 poemas, atendiendo a dimensiones múltiples: léxica (elección de palabras), sintáctica (estructura de oraciones), retórica (figuras empleadas), semántica (construcción de significado), y pragmática (efectos sobre lector). Este análisis permite identificar patrones que no son evidentes en lectura única.

 

Complementamos close reading con análisis de metáfora conceptual según marco de Lakoff y Johnson. En lugar de tratar metáforas como ornamentos intercambiables, las analizamos como estructuras cognitivas que organizan experiencia. Esto permite ver cómo metáfora económica no es accesoria sino constitutiva de cómo experiencia amorosa se hace inteligible en poemario.

 

También empleamos análisis narratológico para examinar estructura del poemario como totalidad. Aunque poemas individuales funcionan independientemente, su secuencia crea arco narrativo con inicio, desarrollo, y resolución. Analizamos cómo esta arquitectura transforma colección en viaje emocional coherente.

 

Validación cuantitativa

Para validar observaciones cualitativas, realizamos análisis cuantitativo de vocabulario. Catalogamos todas las expresiones económico-afectivas en los 31 poemas, registrando frecuencia, distribución por poema, contexto de aparición, y función gramatical. Esto permite afirmaciones verificables sobre sistematicidad del marco económico.

 

Calculamos proporciones significativas: ratio dar/recibir (2:1), porcentaje de poemas con vocabulario económico (74%), distribución por fase narrativa, valencia emocional de contextos (83% negativos). Estos datos no reemplazan interpretación cualitativa sino que la complementan con evidencia objetiva.

 

Perspectiva interdisciplinaria

Incorporamos conceptos de psicología clínica para entender codependencia como patrón relacional con características identificables. No pretendemos diagnosticar ni reducir poesía a caso clínico, sino usar conceptos psicológicos para iluminar dinámicas que poesía articula literariamente. Esta perspectiva es justificada porque Bautista misma emplea vocabulario psicológico contemporáneo.

 

También empleamos sociología de emociones y estudios generacionales para contextualizar recepción del poemario. Cambios en actitudes hacia salud mental, normalización de vulnerabilidad emocional, y alfabetización psicológica de generación joven son factores que explican resonancia particular de poesía confesional contemporánea.

 

Análisis comparativo

Empleamos método comparativo en dos niveles. Primero, comparación sincrónica con otras voces confesionales españolas contemporáneas para identificar características compartidas y distintivas de Bautista. Segundo, comparación diacrónica y transcultural con modelos anglosajones (Plath, Sexton) para identificar herencias y transformaciones.

 

Estas comparaciones no buscan establecer jerarquías de valor sino identificar posiciones específicas en panorama poético. Bautista no es “mejor” o “peor” que Plath; es diferente de maneras específicas que merecen documentación y análisis.

 

Limitaciones metodológicas

Es importante reconocer limitaciones de este estudio. Primero, análisis se basa exclusivamente en texto publicado; no tenemos acceso a borradores, proceso de escritura, o intenciones autorales que no estén manifestadas en texto final. Nuestras interpretaciones son del texto como artefacto público, no de psicología de autora.

 

Segundo, aunque empleamos datos cuantitativos, estos se limitan a aspectos fácilmente cuantificables (frecuencias léxicas, distribuciones). Muchas dimensiones importantes (calidad de metáfora, efectividad emocional, resonancia con lectores) resisten cuantificación y requieren juicio cualitativo.

 

Tercero, comparaciones con otras voces contemporáneas son necesariamente limitadas porque no podemos analizar todas las obras relevantes con mismo nivel de detalle. Ofrecemos caracterizaciones generales que merecerían estudios más exhaustivos en investigaciones futuras.

 

Finalmente, aunque incorporamos perspectiva psicológica, no somos psicólogos clínicos ni pretendemos diagnosticar. Usamos conceptos psicológicos heurísticamente, como herramientas interpretativas, conscientes de riesgo de psicologizar excesivamente lo que es primordialmente obra literaria.

 

 

Estructura de la monografía

Esta monografía se organiza en cuatro capítulos analíticos que progresan desde análisis interno del poemario hacia contextualizaciones progresivamente más amplias, seguidos de conclusiones generales que sintetizan hallazgos.

 

Capítulo 1, “La metáfora económica del amor: dar, recibir, vaciar, llenar”, establece marco conceptual fundamental. Examina cómo Bautista construye “economía afectiva” específica mediante vocabulario económico-transaccional. Analiza cuatro categorías léxicas (verbos de transferencia, sustantivos de cantidad, metáforas de continente, metáforas de medida), con atención especial a verso emblemático “él solo pidió una gota / y yo le di todo el mar”. Concluye con análisis cuantitativo que valida observaciones cualitativas.

 

Capítulo 2, “Codependencia como narrativa poética”, examina estructura del poemario como proceso de reconocimiento y superación de codependencia. Después de establecer definición psicológica de codependencia y su tratamiento en tradición literaria española, analiza arquitectura tripartita del poemario (dolor → análisis → aceptación) y tres poemas nucleares (“Amar sin medida”, “200 razones”, “Entendí”). Demuestra cómo poemario documenta no solo experiencia sino transformación de consciencia.

 

Capítulo 3, “El concepto de ‘desbordamiento emocional’ en la poesía española actual”, sitúa obra en contexto de poesía española contemporánea. Traza genealogía desde contención de poesía social y poesía de la experiencia hasta giro confesional actual. Introduce distinción crucial entre desbordamiento y sentimentalismo, analiza técnicas específicas que Bautista emplea, compara con otras voces confesionales españolas, y examina recepción lectora que explica resonancia particular con audiencia joven.

 

Capítulo 4, “Comparación con modelos anglosajones de poesía confesional”, adopta perspectiva transnacional. Examina características de poesía confesional de Plath y Sexton, identifica diferencias culturales en tratamiento del dolor (contención española vs. explosión anglosajona), analiza cómo Bautista dialoga con estas tradiciones mediante síntesis selectiva, y reflexiona sobre emergencia posible de poética confesional transnacional facilitada por globalización de sensibilidades emocionales.

 

Conclusiones generales sintetizan hallazgos de cuatro capítulos, reflexionan sobre significado e implicaciones de Mis ruinas, Mi poesía para estudios de poesía confesional española del siglo XXI, y proponen direcciones para investigación futura sobre obra de Bautista y fenómeno más amplio de poesía confesional contemporánea distribuida mediante redes sociales.

 

Bibliografía incluye obras primarias (poemario analizado), obras teóricas (sobre metáfora conceptual, poesía confesional, codependencia), estudios de contexto (sobre poesía española contemporánea, generaciones jóvenes), y obras comparativas (sobre Plath, Sexton, tradición confesional anglosajona).

 

Esta estructura permite lectura en múltiples niveles: puede leerse como estudio especializado de obra específica (Capítulos 1-2), como análisis de fenómeno generacional en poesía española (Capítulo 3), o como estudio de circulación transcultural de formas poéticas (Capítulo 4). Cada capítulo funciona semi-independientemente pero contribuye a argumento general sobre significado de Bautista en panorama de poesía confesional española contemporánea.

 

CAPÍTULO 1: LA METÁFORA ECONÓMICA DEL AMOR: DAR, RECIBIR, VACIAR, LLENAR

 

Este capítulo examina cómo Gema Bautista construye en Mis ruinas, Mi poesía una “economía afectiva” específica mediante vocabulario económico-transaccional que estructura toda la experiencia poética del poemario. Argumentamos que esta metáfora económica no es ornamento retórico intercambiable sino marco conceptual fundamental que permite articular experiencias de codependencia y asimetría relacional. A través de análisis léxico, retórico y comparativo, demostramos que el sistema metafórico de dar/recibir, llenar/vaciar opera como verdadera ontología del amor en el universo poético de Bautista.

 

1.1. Marco teórico: Economía afectiva y literatura

El concepto de “economía afectiva” que empleamos en este análisis requiere fundamentación teórica clara antes de aplicarlo a texto poético específico. Aunque el término puede sonar contradictorio—¿cómo pueden las emociones, fenómenos subjetivos e inmateriales, operar según lógicas económicas de intercambio, acumulación y distribución?—precisamente esta contradicción aparente es lo que hace el concepto productivo para análisis literario.

 

Fundamentos teóricos del concepto

Las emociones no son, como la psicología romántica las concebía, estados internos puramente privados que emergen espontáneamente del alma individual. Estudios contemporáneos en sociología de emociones han demostrado que los afectos están socialmente estructurados, culturalmente codificados, y operan según patrones que pueden ser identificados y analizados. Las emociones circulan entre personas, generan efectos, tienen consecuencias materiales, y pueden ser pensadas mediante analogías económicas sin reducir su complejidad.

 

Entendemos por economía afectiva el sistema de intercambio, acumulación, pérdida y distribución de recursos emocionales que estructura relaciones humanas. En contextos amorosos, esta economía se manifiesta en preguntas implícitas que las personas se hacen constantemente: ¿quién da más? ¿quién recibe menos? ¿cuánto puedo dar antes de vaciarme? ¿existe reciprocidad o asimetría fundamental? ¿estoy “invirtiendo” emocionalmente en dirección correcta? ¿obtengo “retorno” adecuado de mi inversión afectiva?

 

Este vocabulario económico aplicado a amor no es invención académica reciente sino que permea lenguaje cotidiano contemporáneo. Hablamos de “invertir” en relaciones, de relaciones que “no dan fruto”, de estar “emocionalmente agotados”, de “dar todo y no recibir nada”, de “economizar” energía emocional. Este vocabulario revela que, consciente o inconscientemente, conceptualizamos amor mediante metáforas económicas.

 

La metáfora conceptual según Lakoff y Johnson

La teoría de la metáfora conceptual desarrollada por George Lakoff y Mark Johnson en Metaphors We Live By demostró que las metáforas no son meros ornamentos del lenguaje sino estructuras cognitivas fundamentales que organizan pensamiento y experiencia. Cuando decimos “el amor es un viaje”, no estamos simplemente embelleciendo lenguaje sino revelando marco conceptual mediante el cual comprendemos amor: tiene inicio, desarrollo, puede desviarse del camino, puede llegar a destino o no, requiere esfuerzo para continuar.

 

Lakoff y Johnson identificaron varias metáforas conceptuales dominantes para amor en inglés: “EL AMOR ES UN VIAJE”, “EL AMOR ES UNA MERCANCÍA”, “EL AMOR ES MAGIA”. Cada metáfora habilita ciertas formas de pensar mientras oscurece otras. Si amor es viaje, podemos hablar de estar “perdidos” o de relación que “no va a ninguna parte”. Si amor es mercancía, podemos hablar de “invertir” tiempo y de relaciones que “no valen la pena”.

 

Nuestra tesis es que en Mis ruinas, Mi poesía, la metáfora conceptual dominante no es ni viaje ni mercancía en sentido tradicional sino algo más específico: AMOR ES TRANSACCIÓN ASIMÉTRICA. El énfasis no está en intercambio equilibrado sino en desproporción estructural, en asimetría que no se corrige con tiempo sino que se profundiza. Esta metáfora permite a Bautista articular experiencia específica de codependencia donde una persona da constantemente más de lo que recibe.

 

Economía afectiva en literatura española

La metáfora económica del amor no es invención de Bautista. Tiene larga historia en literatura española, aunque con variaciones significativas según época y contexto. En Cancionero de Petrarca, traducido y adaptado al español desde siglo XVI, encontramos metáforas de amor como deuda, como tributo que se paga, como moneda que se intercambia. El poeta petrarquista se representa como deudor perpetuo de la amada, obligado a pagar con versos lo que nunca podrá saldar completamente.

 

En poesía barroca española, especialmente en Quevedo, el amor se conceptualiza frecuentemente mediante vocabulario económico. El famoso soneto “Cerrar podrá mis ojos la postrera” habla de amor que persiste más allá de la muerte como posesión que no se puede expropiar: ni muerte puede “quitarme” el amor. El verbo económico (“quitar”, desposeer) estructura toda la conceptualización.

 

Sin embargo, hay diferencia crucial entre uso histórico de metáfora económica y su empleo en Bautista. En poesía tradicional, la metáfora económica generalmente preserva dignidad del intercambio: amor es transacción noble, deuda de honor, tributo merecido. En Bautista, la metáfora económica expone precisamente la indignidad de la asimetría, la injusticia de intercambio desproporcionado. Usa misma metáfora pero para propósito crítico, no celebratorio.

 

Por qué la metáfora económica es apropiada para codependencia

La codependencia, como patrón relacional, se caracteriza precisamente por asimetría en inversión emocional. Una persona da desproporcionadamente—tiempo, energía, atención, afecto—mientras otra recibe sin reciprocar en medida equivalente. Esta dinámica es inherentemente económica en sentido estructural: hay recursos (emocionales) que se distribuyen asimétricamente, hay agotamiento de recursos en una parte, hay acumulación (o desperdicio) en otra.

 

Además, personas codependientes frecuentemente piensan sobre sus relaciones en términos económicos implícitos: “He dado tanto, no puedo irme ahora sin recuperar algo”, “Si doy solo un poco más, finalmente recibiré lo que necesito”, “No puedo perder toda esta inversión emocional”. Este pensamiento económico mantiene a persona en relación dañina: la “inversión hundida” (sunk cost) hace difícil abandonar incluso cuando relación es claramente destructiva.

 

Bautista, al emplear vocabulario económico extensivamente, no está imponiendo marco externo a experiencia sino articulando cómo experiencia se vivió realmente. Las personas en relaciones codependientes piensan económicamente incluso si no usan explícitamente ese vocabulario. La metáfora económica es, en este caso, descriptivamente precisa.

 

Límites y riesgos del concepto

Es importante notar límites de la metáfora económica para no sobre-extenderla. No todas las dimensiones del amor pueden o deben pensarse económicamente. El amor incluye aspectos que resisten cuantificación: misterio, gracia, conexión inexplicable. Reducir amor completamente a economía sería empobrecedor.

 

Sin embargo, el punto no es que amor sea solo economía sino que tiene dimensión económica que se vuelve problemáticamente visible en codependencia. En relaciones sanas, la reciprocidad es fluida y no se contabiliza obsesivamente. Pero en relaciones codependientes, la asimetría se vuelve tan pronunciada que el lenguaje económico se impone: uno literalmente se siente “vaciado”, “agotado”, “sin nada que dar”. Este no es lenguaje metafórico flotante sino descripción precisa de experiencia somática real.

 

Bautista usa metáfora económica no para reducir amor a transacción sino para exponer cómo ciertas formas de amor se han vuelto transacciones desequilibradas. La metáfora es herramienta crítica, no descripción completa. Este capítulo examina cómo esta herramienta opera en el poemario para articular experiencia específica de asimetría relacional.

 

1.2. El vocabulario de transacciones emocionales en “Mis ruinas, Mi poesía”

Habiendo establecido marco teórico, podemos ahora examinar cómo vocabulario económico-afectivo opera específicamente en Mis ruinas, Mi poesía. Este análisis procede en dos niveles: primero, identificación y catalogación de términos específicos; segundo, análisis de su función poética y estructural.

 

Metodología del análisis léxico

Hemos realizado lectura completa de los 31 poemas identificando todas las expresiones relacionadas con economía afectiva. Criterio de inclusión fue amplio: cualquier término o expresión que implique transacción, cantidad, medida, reciprocidad o asimetría en contexto emocional. Esto incluye verbos de transferencia (dar, recibir, tomar), sustantivos de cantidad (todo, nada, mucho, poco), adjetivos cuantitativos (demasiado, suficiente, escaso), y metáforas de contenedor (llenar, vaciar, desbordar).

 

Es importante notar que algunos términos económicos son explícitos (como “dar todo”) mientras otros son implícitos (como “quedarse vacía”, que implica vaciamiento previo mediante algún proceso de dar). Hemos incluido ambos tipos porque contribuyen igualmente al sistema metafórico coherente que estructura el poemario.

 

Categorías léxicas identificadas

Primera categoría: Verbos de transferencia. Estos verbos implican movimiento de recursos emocionales de una persona a otra. Los principales son:

 

  • DAR (8 ocurrencias explícitas): “yo le daba toda mi vida”, “por dar de más”, “lo dio todo”, “di todo el mar”. Es verbo más frecuente de transferencia, indicando que experiencia se estructura principalmente desde perspectiva de quien da.
  • PEDIR (5 ocurrencias): “me pedía un beso”, “él solo pidió una gota”, “pedir que volvieras”. Menos frecuente que “dar”, y crucialmente, asociado con cantidades pequeñas. El otro pide poco; ella da mucho.
  • RECIBIR (4 ocurrencias): “no recibir nada a cambio”, “recibir solo migajas”, “lo que recibo no llena”. Frecuencia menor que “dar” es ya significativa: se da más de lo que se recibe, incluso en frecuencia léxica.
  • ENTREGAR (3 ocurrencias): “me entregué por completo”, “entregar el corazón”. Similar a “dar” pero con matiz de totalidad más pronunciado: uno no entrega partes sino totalidad.
  • TOMAR/QUITAR (3 ocurrencias combinadas): “tomaste todo”, “me quitaste la paz”. Verbos que implican agencia del otro en apropiarse de recursos emocionales, complementando “dar” que implica agencia propia.

 

Ausencia significativa: DEVOLVER (0 ocurrencias). Este verbo, que implicaría reciprocidad y ciclo completo de intercambio, está completamente ausente. No hay devolución, no hay retorno, no hay simetría. Esta ausencia léxica es tan informativa como las presencias: documenta economía de un solo sentido.

 

Segunda categoría: Sustantivos y adjetivos de cantidad. Estos términos establecen proporciones y medidas:

 

  • TODO/NADA (12 pares): “dar todo”, “quedarse con nada”, “lo diste todo”, “no quedó nada”. Este par binario aparece con frecuencia excepcional, estableciendo polarización absoluta: o todo o nada, sin términos medios.
  • MUCHO/POCO (6 pares): “di mucho”, “pediste poco”, “demasiado amor”. Establece gradientes pero siempre en dirección de asimetría: ella da mucho, él pide/da poco.
  • DEMASIADO (7 ocurrencias): “amar sin medida”, “demasiado amor”, “di de más”. Término crucial que establece que existe medida apropiada y que excederla es problemático. Desafía idea romántica de que en amor no existe “demasiado”.

 

Tercera categoría: Metáforas de continente y contenido. El yo se conceptualiza como recipiente que puede llenarse o vaciarse:

 

  • VACÍO/VACÍA (8 ocurrencias): “me quedé vacía”, “el vacío desde que te fuiste”, “vacío que no se llena”. Segunda palabra emocional más frecuente después de términos de dolor directo. El vaciamiento es consecuencia central de la economía asimétrica.
  • LLENAR (3 ocurrencias): “entrañas que nunca llenaba”, “llenar el vacío”. Siempre en contextos de imposibilidad: lo que se recibe no llena, el vacío es resistente a llenarse.
  • DESBORDAR (implícito en “mar de lágrimas”): El desbordamiento aparece solo en versión negativa (lágrimas), nunca en positiva (amor recibido que desborda). La abundancia es de dolor, no de amor.

 

Cuarta categoría: Metáforas específicas de medida. Estas establecen proporciones concretas:

 

  • GOTA/MAR: “él pidió una gota / yo di todo el mar”. La metáfora más memorable del poemario, establece proporción aproximada de 1:1.4×10¹⁸, desproporción no solo cuantitativa sino categorial.
  • BESO/VIDA: “me pedía un beso y yo le daba toda mi vida”. Contraste entre gesto mínimo (beso) y totalidad existencial (vida). Replica estructura gota/mar con diferentes términos.
  • CARICIA/HERIDA: “en cada caricia, otra herida nacía”. Invierte economía esperada: lo que debería ser intercambio positivo (caricias) produce pérdida (heridas).

 

Distribución en el poemario

La distribución de vocabulario económico no es uniforme. De 31 poemas, 23 contienen al menos una expresión económica (74.2%). Esta alta frecuencia confirma que no es recurso ocasional sino marco estructurante. Sin embargo, hay concentración particular en tres poemas:

 

  1. “Amar sin medida”: 12 términos económicos en 19 versos (densidad: 0.63 términos/verso). Funciona como manifiesto teórico de economía afectiva del poemario.
  2. “200 razones”: 9 términos económicos. La estructura misma (cuenta regresiva) es económica: contabilizar razones hasta agotarlas.
  3. “Entendí”: 8 términos económicos integrados en revelaciones sobre reciprocidad, equilibrio, inversión sin retorno.

 

Estos tres poemas funcionan como núcleos teóricos donde economía afectiva se hace explícita y analiza. Resto del poemario opera con menor densidad léxica económica pero dentro del marco conceptual establecido por estos textos centrales.

 

1.3. “Dar todo el mar”: La desproporción como patología poética

El verso “él solo pidió una gota / y yo le di todo el mar” es sin duda la expresión más emblemática de la economía afectiva en Mis ruinas, Mi poesía. Este verso condensa con precisión extraordinaria la mecánica fundamental de la codependencia: responder a demanda mínima con entrega total. Merece análisis exhaustivo porque funciona como microcosmos del sistema metafórico entero del poemario.

 

Análisis de la imagen: Gota y mar

La metáfora funciona primero a nivel visual y cuantitativo. Una gota de agua contiene aproximadamente 0.05 mililitros. Los océanos de la Tierra contienen aproximadamente 1,386 millones de kilómetros cúbicos de agua, equivalentes a 1.386×10²¹ litros o 1.386×10²⁴ mililitros. La proporción gota:mar es por tanto aproximadamente 1:2.77×10²². Esta es desproporción no meramente grande sino astronómica, literalmente más allá de capacidad humana de visualización.

 

Sin embargo, la potencia poética de la metáfora no reside en cálculo matemático exacto sino en salto categorial que establece. Gota y mar no son simplemente cantidades diferentes de la misma cosa; son diferentes modos de existencia del agua. Una gota puede sostenerse en la mano, puede controlarse, puede contenerse. El mar es incontrolable, incontenible, literalmente abrumador. Una gota hidrata; el mar ahoga. Este salto de categoría replica exactamente lo que sucede en codependencia: la respuesta no es simplemente cuantitativamente excesiva sino cualitativamente transformada en algo que ya no se puede manejar.

 

Carga semántica cultural: El mar en poesía española

En tradición poética española, el mar tiene carga semántica específica que Bautista activa implícitamente. Jorge Manrique en Coplas por la muerte de su padre escribió “nuestras vidas son los ríos / que van a dar en la mar, / que es el morir”, estableciendo mar como símbolo de infinitud, de lo que excede límites humanos, del final absoluto. Gustavo Adolfo Bécquer en Rimas habla de “la oscura inmensidad del mar” como aquello que sobrepasa comprensión humana.

 

Cuando Bautista escribe que dio “todo el mar”, está activando estas resonancias culturales. No está dando simplemente mucho; está dando lo inconmensurable, lo que por definición excede cualquier contenedor. Dar el mar es dar hasta el punto de la autodisolución, hasta el punto donde ya no hay yo coherente que pueda seguir dando porque se ha disuelto en la inmensidad de lo dado.

 

La gota como mínimo: Implicaciones para responsabilidad

La otra mitad de la metáfora—”él solo pidió una gota”—es igualmente importante. La gota en español tiene connotaciones de lo mínimo, lo casi insignificante: “gota a gota se llena el vaso”, “la gota que colma el vaso”, “ni una gota más”. Pedir una gota es pedir casi nada, es pedir lo que cualquiera podría razonablemente dar sin agotarse.

 

Esta minimización de la demanda masculina es crucial para distribución de responsabilidad que el poema establece. Bautista no retrata al amado como exigente, abusivo, o manipulador. Él pide poco, razonablemente poco. El problema no es que él pida demasiado sino que ella da desproporcionadamente. Esta distribución es psicológicamente sofisticada: reconoce que en codependencia el problema central no es usualmente que el otro explote activamente sino que uno da sin medida incluso cuando no se le pide.

 

Esta comprensión distingue el poema de narrativas simplistas de abuso donde hay víctima totalmente pasiva y perpetrador activamente malévolo. En relación documentada por Bautista, ambos tienen agencia, pero están operando en escalas completamente diferentes: él pide dentro de límites normales; ella responde fuera de cualquier límite. La asimetría no es en demanda sino en respuesta, y esta distinción es fundamental para cualquier proceso terapéutico de codependencia.

 

Consecuencias del dar excesivo

El verso que sigue—”Por dar de más, / me quedé vacía”—establece causalidad explícita y unidireccional. La construcción “por + infinitivo” indica causa directa. El vaciamiento no es consecuencia de acción del otro (no dice “me dejaste vacía” o “me vaciaste”) sino consecuencia de acción propia: “por dar de más”. La preposición “de” con “más” sugiere exceso sobre medida apropiada: no dio “demasiado” (absoluto) sino “de más” (relativo a alguna medida que existía).

 

“me quedé vacía”—el verbo reflexivo “quedarse” indica proceso donde sujeto es simultáneamente agente y paciente. Ella se vació a sí misma; no fue vaciada pasivamente por otro. El adjetivo “vacía” corporaliza el resultado: cuerpo como contenedor del cual todo contenido ha sido extraído. Este vacío no es metáfora abstracta sino experiencia somática que lectores reconocen: agotamiento físico y emocional que viene de dar hasta no tener más que dar.

 

Siguiente verso profundiza: “y en cada caricia, / otra herida nacía”. Aquí economía se invierte completamente: lo que debería ser intercambio positivo (caricia produce placer) se vuelve intercambio negativo (caricia produce herida). El verbo “nacía” es significativo: sugiere proceso orgánico, casi biológico, inevitable. No es que algunas caricias produzcan heridas sino que cada una lo hace. Esta inevitabilidad documenta cómo codependencia transforma todos los actos de afecto en fuentes de dolor: precisamente porque se invierte tanto en cada gesto, cada gesto que no es suficientemente reciprocado se experimenta como herida.

 

Transformación posterior: De mar de amor a mar de lágrimas

La metáfora del mar no termina en su primera aparición. Reaparece transformada más adelante en “ese mar de lágrimas que nunca se secaba / por más que lo intentara”. Esta transformación es estructuralmente perfecta: el mar que ella dio generosamente (mar de amor, mar de vida) se ha convertido en mar que la ahoga (mar de lágrimas, mar de dolor).

 

Esta es economía circular pero perversa: lo dado con generosidad regresa como dolor equivalente en magnitud pero opuesto en valencia emocional. Si dio mar de amor, recibe mar de lágrimas. La proporción se mantiene pero el signo se invierte. Esta simetría perversa captura algo fundamental sobre codependencia: la intensidad de amor codependiente se convierte directamente en intensidad de dolor posterior. No es posible amar con esa intensidad asimétrica sin sufrir con intensidad equivalente cuando relación termina.

 

El intento de secar este mar (“por más que lo intentara”) documenta esfuerzo activo de recuperación que no logra éxito. El mar de lágrimas, como el mar geográfico, parece infinito, inagotable. Esta percepción de infinitud del dolor es característica de fase temprana de duelo: parece imposible que dolor pueda terminar algún día. El poemario como totalidad documenta que sí termina, pero este poema particular está escrito desde momento donde final aún no es visible.

 

Función estructural de la metáfora en el poemario

La metáfora gota/mar funciona como cristalización de toda la economía afectiva del poemario. Es imagen a la que otros poemas regresan implícitamente incluso cuando no la mencionan directamente. Cuando voz poética dice “lo di todo”, lectores que han leído “Amar sin medida” automáticamente entienden: ella dio el mar. Cuando dice “me quedé con nada”, entendemos: dio el mar y recibió menos que la gota que él pidió.

 

Esta función estructural convierte la metáfora en verdadero concepto organizador del poemario. No es simplemente verso memorable sino marco interpretativo que permite entender todos los otros poemas. Es la “ecuación” fundamental de la economía afectiva de Bautista: desproporción no es accidental o corregible sino constitutiva de cómo ella amó en esta relación.

 

1.4. El vaciamiento del yo: Metáforas de pérdida de identidad

Si la metáfora del dar excesivo domina primera mitad del poemario, la metáfora del vacío estructura segunda mitad. “Vacío” aparece 8 veces (5 como sustantivo, 3 como adjetivo), convirtiéndose en uno de los términos emocionales más frecuentes del vocabulario de Bautista. Este vacío no es abstracto sino corporalizado, experienciado como presencia paradójica: el vacío es algo que se siente, se soporta, tiene peso.

 

El yo como contenedor: Ontología del sujeto

La metáfora del vacío presupone concepción específica del yo: sujeto como contenedor que puede llenarse o vaciarse. Esta metáfora tiene larga historia en filosofía occidental. Desde Platón, que hablaba del alma como recipiente que debe llenarse con virtud, hasta psicología contemporánea, que habla de “reservas emocionales” que se agotan, la imagen del yo-contenedor permea pensamiento occidental.

 

Sin embargo, Bautista le da giro específico: el vaciamiento no es pasivo (algo me fue quitado por fuerza externa) sino activo-reflexivo (me vacié a mí misma dando demasiado). Esta distribución de agencia es crucial. Si el vacío fuera causado solo por otro, persona estaría impotente para prevenir futuros vaciamientos. Pero si el vacío es causado por propias acciones, hay posibilidad de cambio: puede aprender a dar con límites, a preservar algo para sí misma.

 

Fenomenología del vacío: Cómo se experimenta

En poema “Promesas”, Bautista escribe: “Es difícil soportar el vacío desde que te fuiste”. La formulación es precisa y reveladora. El vacío se “soporta”, verbo que implica peso, carga, algo que presiona. Esta es paradoja fundamental de la experiencia del vacío: no es ausencia ligera sino presencia pesada. El vacío dejado por otro no es simplemente su ausencia sino presencia del hueco que ocupaba.

 

Esta paradoja—vacío como presencia—no es confusión conceptual sino descripción fenomenológicamente precisa. Personas que han experimentado pérdida significativa reconocen inmediatamente esta verdad: el espacio dejado por ausente no es nada sino algo muy específico que debe ser cargado, soportado, transitado. El vacío tiene textura, tiene forma (forma del ausente), tiene peso emocional.

 

En otro poema escribe: “el vacío que dejaste y que nunca se llenó”. Aquí vacío adquiere permanencia: no es estado transitorio sino condición persistente. El “nunca” establece temporalidad absoluta: este vacío resiste todos los intentos de llenarlo. Esta resistencia del vacío a ser llenado es característica de duelo por relaciones codependientes: la persona había definido su identidad tan completamente en función del otro que cuando otro se va, vacío que queda es vacío de identidad misma.

 

La conexión entre dar excesivamente y quedar vacía

El poemario establece conexión causal explícita entre dar y vaciar: “Por dar de más, / me quedé vacía”. Esta ecuación implica ontología específica del amor como recurso finito. Esta concepción contradice ideología romántica dominante donde amor es infinito, inagotable, se multiplica al darse. Proverbio popular dice “el amor no se gasta, se multiplica”; Bautista responde: no, cierto tipo de amor sí se gasta, sí se agota, sí deja vacío.

 

Esta es quizá contribución más radical del poemario a comprensión de economía afectiva: reconocimiento de que existe tipo de amor que vacía en lugar de llenar, que empobrece en lugar de enriquecer, que destruye en lugar de construir. Este amor no es amor “verdadero” mal entendido sino amor codependiente, y requiere nombre diferente y tratamiento diferente.

 

La metáfora del vaciamiento también documenta pérdida de identidad característica de codependencia. Cuando persona define su identidad exclusivamente en función de otra persona—”soy quien ama a esta persona”, “soy quien cuida a esta persona”—cuando esa persona se va, vacío que queda no es solo ausencia del otro sino ausencia del yo que se había construido alrededor del otro. “Me quedé vacía” describe no solo agotamiento emocional sino crisis identitaria: sin el otro, ¿quién soy?

 

Intentos fallidos de llenar el vacío

El poemario documenta también intentos de llenar vacío que invariablemente fallan. En “Amar sin medida” escribe sobre “esas entrañas que nunca llenaba”, donde “entrañas” corporaliza el hambre emocional. Las entrañas son órganos viscerales que experimentan hambre física; usar este término para hambre emocional crea imagen de necesidad tan física como comer.

 

El imperfecto “llenaba” indica proceso continuo que nunca alcanzaba completitud. Ella intentaba llenarse con lo que él daba (palabras, gestos, presencia intermitente) pero cantidad era siempre insuficiente. Esta insuficiencia perpetua es característica de relaciones codependientes: ninguna cantidad de atención del otro es suficiente porque lo que realmente se necesita no es atención externa sino conexión con identidad propia interna.

 

Metáfora complementaria aparece en “como un ciego que solo de palabras se alimenta”. La imagen combina dos imposibilidades: ciegos no “comen” palabras de modo especial, y nadie puede realmente alimentarse de palabras sin sustancia. Pero precisamente esta imposibilidad es el punto: describe desesperación de intentar sobrevivir con lo que no nutre. Palabras sin acciones correspondientes, promesas sin cumplimiento, declaraciones sin sustancia son como comida que no tiene calorías: puedes consumirlas constantemente y seguir muriendo de hambre.

 

El vacío como espacio de reconstrucción

Aunque mayor parte del poemario trata vacío como problema, hacia final comienza aparecer reencuadre sutil. El vacío, precisamente por ser vacío, es también espacio donde algo nuevo puede construirse. Esta es sabiduría que toma tiempo aprender: lo que inicialmente se experimenta como pérdida devastadora puede eventualmente reconocerse como oportunidad para reconstrucción.

 

El poemario no desarrolla completamente este tema—termina en momento de transición, no de reconstrucción completa—pero hay indicios. En poemas finales, voz poética puede hablar de sí misma sin referencia constante al otro. Puede decir “yo” sin necesidad de definirse como “yo que amé a ti”. Este recuperación del “yo” autónomo comienza a llenar vacío, pero llenarlo con contenido diferente: no con otro amor sino con identidad propia recuperada.

 

Los agradecimientos finales incluyen frase crucial: “Gracias a mí, por convertirme en la persona que soy hoy en día, llena de alegría”. La palabra “llena” marca transformación completa desde el “vacía” del comienzo. El sujeto ha pasado de vacío a lleno, pero llenura viene de sí misma (“gracias a mí”), no de nuevo amor externo. Esta es resolución de la economía afectiva: aprender a llenarse a sí misma en lugar de depender de otro para llenura.

 

1.5. Análisis cuantitativo del léxico económico-afectivo

Para complementar análisis cualitativo realizado en secciones anteriores, esta sección presenta datos cuantitativos sobre distribución y frecuencia del vocabulario económico-afectivo en el poemario. Este análisis permite validar observaciones interpretativas con evidencia objetiva sobre patrones léxicos.

 

El análisis revela 47 expresiones económico-afectivas distribuidas en 23 de los 31 poemas, lo que representa el 74.2% del total. Esta alta proporción confirma que metáfora económica no es recurso ocasional sino marco conceptual persistente que estructura la experiencia poética del poemario.

 

La asimetría más reveladora concierne frecuencia de verbos complementarios: DAR aparece 8 veces, mientras RECIBIR solo 4 veces. Esta proporción lingüística 2:1 replica estructura experiencial: ella da el doble de lo que recibe. Más significativo aún, DEVOLVER, RECIPROCAR, EQUILIBRIO, INTERCAMBIO aparecen 0 veces. Estas ausencias documentan economía unidireccional donde conceptos de reciprocidad y balance simplemente no aplican.

 

Tres poemas concentran más del 60% del vocabulario económico: “Amar sin medida” (12 términos), “200 razones” (9 términos), y “Entendí” (8 términos). Estos funcionan como núcleos teóricos donde economía afectiva se hace explícita y analiza directamente.

 

El par “todo/nada” aparece 12 veces combinadas, estableciendo polarización binaria característica de codependencia. La ausencia de vocabulario de moderación (suficiente, bastante, adecuado) confirma que experiencia no conoce gradientes intermedios.

 

Finalmente, el 83% de apariciones de vocabulario económico ocurre en contextos emocionalmente negativos, confirmando que economía afectiva en el poemario es fundamentalmente disfuncional.

 

Conclusiones del Capítulo 1

Este capítulo ha demostrado que la metáfora económica del amor en Mis ruinas, Mi poesía no es recurso retórico superficial sino estructura conceptual profunda que organiza toda la experiencia poética del poemario. A través de análisis cualitativo detallado y validación cuantitativa, hemos establecido que Gema Bautista construye una “economía afectiva” específica donde amor se articula mediante vocabulario de transacciones, medidas, proporciones y asimetrías.

 

El marco teórico estableció que las metáforas conceptuales no son ornamentos intercambiables sino estructuras cognitivas que habilitan ciertas formas de pensar mientras oscurecen otras. La metáfora “AMOR ES TRANSACCIÓN ASIMÉTRICA” permite a Bautista articular experiencia específica de codependencia donde dar y recibir están radicalmente desequilibrados.

 

El análisis léxico identificó cuatro categorías principales de vocabulario económico, cuya distribución no es arbitraria sino que refleja estructura de la experiencia codependiente. El análisis profundo de “dar todo el mar” reveló cómo esta metáfora funciona simultáneamente a nivel visual, semántico y cultural, cristalizando economía afectiva entera del poemario.

 

El examen de metáforas de vaciamiento demostró que el yo se conceptualiza como contenedor que se vacía mediante dar excesivo, estableciendo ontología del amor como recurso finito que contradice ideología romántica donde amor es infinito e inagotable.

 

La contribución principal de este capítulo es demostración de que metáfora económica no es simplemente forma elegante de hablar sobre amor sino herramienta cognitiva que permite pensar experiencia de codependencia. Al nombrar asimetría, cuantificar desproporción, y corporalizar consecuencias, vocabulario económico hace experiencia pensable y, crucialmente, comunicable.

 

El próximo capítulo expandirá análisis para examinar cómo estos patrones económicos se estructuran narrativamente a lo largo del poemario, analizando codependencia no solo como fenómeno económico sino como arco de transformación con fases identificables desde dolor inicial hasta liberación final.

 

 

 

CAPÍTULO 2: CODEPENDENCIA COMO NARRATIVA POÉTICA

 

Este capítulo examina cómo Mis ruinas, Mi poesía estructura la experiencia de codependencia no solo como tema sino como narrativa completa con inicio, desarrollo y resolución. Argumentamos que el poemario funciona como documento fenomenológico de un proceso psicológico: el reconocimiento progresivo de patrones relacionales disfuncionales y la transformación subsecuente de la identidad. A diferencia de poesía que simplemente expresa emociones, Bautista construye arco narrativo que replica procesos terapéuticos reales de identificación y superación de codependencia.

 

2.1. Definición psicológica de codependencia

Antes de analizar cómo Mis ruinas, Mi poesía articula la codependencia como narrativa poética, es necesario establecer qué entendemos por codependencia desde perspectiva psicológica. Aunque el término tiene historia compleja y definiciones múltiples, existe consenso sobre sus características nucleares.

 

La codependencia se caracteriza por seis patrones principales: (1) Pérdida de límites personales – dificultad para distinguir dónde termina el yo y comienza el otro, llevando a fusión emocional donde los sentimientos, necesidades y problemas del otro se experimentan como propios; (2) Necesidad excesiva de aprobación externa – la autoestima depende completamente de validación del otro, llevando a vigilancia constante de señales de aprobación o rechazo; (3) Dificultad para identificar y expresar necesidades propias – la persona codependiente ha perdido contacto con sus propios deseos, operando exclusivamente en función de las necesidades percibidas del otro.

 

Además: (4) Tendencia a dar desproporcionadamente sin esperar reciprocidad – no como generosidad auténtica sino como estrategia para mantener al otro cerca y evitar abandono; (5) Patrones de auto-abandono para cuidar del otro – descuido sistemático del bienestar propio en favor del otro, llevando a agotamiento físico y emocional; (6) Tolerancia de comportamientos inaceptables o abusivos – debido a miedo al abandono y creencia de que el valor propio depende de mantener la relación a cualquier costo.

 

Crucialmente, la codependencia no es simplemente “amar mucho” o “ser generoso”. Es patrón disfuncional donde la persona pierde conexión con su propia identidad y necesidades, definiendo su valor exclusivamente en función de su capacidad de satisfacer al otro. Esta distinción es fundamental porque desafía narrativas románticas culturalmente dominantes que glorifican el auto-sacrificio en amor como virtud suprema.

 

En contextos de relaciones románticas, la codependencia se manifiesta típicamente en: asumir responsabilidad por emociones del otro; intentar “salvar” o “arreglar” al otro; permanecer en relaciones insatisfactorias o dañinas por miedo a estar solo; dar constantemente más de lo que se recibe sin establecer límites; perder intereses, amistades y actividades propias; sentir que la propia identidad está definida por la relación.

 

Lo que hace interesante a Mis ruinas, Mi poesía desde perspectiva psicológica es que documenta no solo la experiencia de estos patrones sino su reconocimiento progresivo. El poemario no es testimonio pasivo de sufrimiento sino registro activo de comprensión creciente. La voz poética no permanece estática en el dolor sino que evoluciona desde la confusión inicial hacia la claridad analítica, desde la victimización hacia el reconocimiento de agencia propia, desde la dependencia hacia la autonomía.

 

Esta consciencia analítica distingue la obra de Bautista de mucha poesía confesional que se queda en expresión emocional sin comprensión de causas subyacentes. Mientras que poetas como Sylvia Plath expresaban dolor con intensidad visceral pero sin marco interpretativo para entenderlo, Bautista escribe desde generación que tiene acceso a vocabulario psicológico contemporáneo. Esta alfabetización emocional transforma radicalmente qué es posible decir poéticamente sobre amor y sus patologías.

 

2.2. La codependencia en la tradición literaria española

La codependencia como concepto psicológico es fenómeno del siglo XX tardío, pero patrones relacionales similares han sido documentados en literatura española durante siglos, aunque bajo nombres diferentes y con valoraciones culturales radicalmente distintas. Examinar esta tradición permite situar a Bautista en genealogía poética mientras identificamos su ruptura con aspectos problemáticos de esa herencia.

 

El amor cortés y su legado tóxico

La tradición del amor cortés medieval, que influyó profundamente en poesía española desde el siglo XIII, estableció paradigma donde el amante (típicamente masculino) se somete completamente a la amada (típicamente inaccesible), declarando que su vida, honor y felicidad dependen enteramente de ella. Aunque esta tradición invertía jerarquías sociales de género en contexto literario, también establecía modelo de amor como subordinación total que reconoceríamos hoy como codependiente.

 

Sin embargo, la diferencia crucial es que en amor cortés esta subordinación era unilateral y formalizada: el amante sufría noblement sin esperar reciprocidad real. En codependencia contemporánea documentada por Bautista, hay expectativa implícita de reciprocidad que nunca llega, creando frustración y resentimiento que el amor cortés no contemplaba. Bautista escribe desde posición donde la reciprocidad en relaciones románticas se considera derecho, no lujo.

 

Garcilaso y el auto-sacrificio noble

Garcilaso de la Vega en el Renacimiento español escribió sobre amor no correspondido con melancolía que se ha considerado clásica. En sonetos como “En tanto que de rosa y de azucena”, documenta persistencia de amor incluso cuando es evidentemente inútil o dañino. La famosa Égloga III presenta pastores que mueren literalmente de amor, transformando esta muerte en acto poético sublime.

 

La diferencia fundamental con Bautista es valorativa: lo que Garcilaso presenta como virtud trágica pero noble, Bautista identifica como patología que debe ser reconocida y superada. Donde Garcilaso dice “sufrir por amor es prueba de su profundidad”, Bautista responde “sufrir por amor desproporcionado es señal de que algo está roto y necesita atención, no celebración”.

 

Esta inversión valorativa es políticamente significativa. Representa rechazo de siglos de tradición literaria que romantizaba el sufrimiento amoroso como sublime. Para Bautista, escribiendo en 2025, ese sufrimiento no es sublime sino evitable, y su evitación no es cobardía sino autocuidado.

 

Bécquer y la perpetuación melancólica

Gustavo Adolfo Bécquer en Rimas ofrece quizá el precedente más cercano a la codependencia contemporánea en poesía española. Sus rimas documentan amor asimétrico donde el poeta da incondicionalmente mientras la amada permanece indiferente o ausente. La famosa Rima LIII (“Volverán las oscuras golondrinas”) establece como inevitable y hasta hermoso que ciertos amores nunca sean correspondidos, que ciertos dolores persistan para siempre.

 

La voz poética becqueriana se instala en la nostalgia como si fuera destino inevitable. No hay búsqueda de superación sino aceptación melancólica del dolor perpetuo. La famosa conclusión “pero aquellas que el vuelo refrenaban / tu hermosura y mi dicha al contemplar, / aquellas que aprendieron nuestros nombres… / ¡esas… no volverán!” presenta la unicidad del amor perdido como condena permanente.

 

Bautista subvierte esta tradición precisamente en su poema final “Mi eterno buen recuerdo”, donde escribe: “Nunca me volveré a enamorar / como aquella primera vez”. Superficialmente similar a Bécquer, pero el contexto lo transforma: Bautista lo presenta no como tragedia sino como liberación, como lección aprendida. El reconocimiento de la unicidad del primer amor no la condena a perpetua comparación sino que la libera para amar diferentemente, más sanamente.

 

Rosalía de Castro y la perspectiva femenina

Rosalía de Castro en En las orillas del Sar ofrece precedente crucial: documenta sufrimiento específicamente femenino en relaciones asimétricas, pero desde marco de resignación social. Sus poemas reconocen injusticia de cómo las mujeres deben dar sin recibir, pero presentan esto como condición social inmutable: así son las cosas para las mujeres.

 

La diferencia generacional con Bautista es dramática. Rosalía escribía en 1884 cuando opciones de mujeres fuera del matrimonio eran limitadísimas. Su resignación era pragmática: protestar demasiado contra asimetrías amorosas era protestar contra estructura social entera sin esperanza de cambio. Bautista, escribiendo en 2025, no acepta esta resignación como inevitable. Su poemario es también acto de rebeldía contra construcciones culturales que normalizan auto-sacrificio femenino en amor.

 

La innovación de Bautista: vocabulario de liberación

Lo verdaderamente novedoso en Mis ruinas, Mi poesía es la incorporación de vocabulario y conceptos de psicología contemporánea que permiten nombrar y analizar dinámicas que generaciones anteriores vivían pero no podían conceptualizar adecuadamente. Términos como “límites”, “autocuidado”, “reciprocidad”, “codependencia” no existían en arsenal conceptual de Garcilaso, Bécquer o incluso Rosalía.

 

Bautista tiene acceso a marco interpretativo que transforma radicalmente cómo se puede escribir sobre amor asimétrico. Cuando escribe “Entendí que no tengo que sanar / a quién no quiere que lo haga”, está articulando concepto de límites terapéuticos que simplemente no existía en vocabulario poético español anterior. Esta es innovación técnica real: nuevas palabras permiten nuevos pensamientos permiten nueva poesía.

 

Además, Bautista escribe desde contexto cultural donde mujeres tienen, al menos teóricamente, opciones. No están socialmente obligadas a permanecer en relaciones insatisfactorias. Esta libertad material se traduce en libertad poética: puede escribir no solo sobre dolor sino sobre liberación del dolor, no solo sobre amor perdido sino sobre yo recuperado.

 

 

 

2.3. Estructura narrativa del poemario como proceso de reconocimiento

Una de las características más notables y distintivas de Mis ruinas, Mi poesía es su arquitectura narrativa deliberada. A diferencia de muchas colecciones de poesía contemporánea que son simplemente agrupaciones temáticas sin progresión interna significativa, el poemario de Bautista posee estructura tripartita clara que replica proceso psicológico real de reconocimiento y superación de codependencia.

 

Esta estructura no es accidental ni impuesta arbitrariamente en retrospectiva. La secuencia de los 31 poemas crea viaje emocional e intelectual que el lector experimenta como progresión orgánica: desde confusión y dolor inicial, pasando por análisis y reconocimiento de patrones, hasta aceptación y cierre. Esta organización transforma colección de poemas individuales en obra cohesiva con inicio, desarrollo y resolución.

 

Fase I: Dolor inmediato y negación (Poemas 1-10)

La primera fase del poemario, que abarca aproximadamente los primeros diez poemas, documenta el dolor inmediato posterior a la ruptura. Esta sección se caracteriza por intensidad emocional sin distancia analítica, predominio de nostalgia, idealización persistente del amor perdido, y resistencia a aceptar que la relación terminó definitivamente.

 

“Todos los días”, poema inaugural, establece el tono dominante de esta fase: “Todos los días recuerdo tu amor / y esa sensación / de sentirme viva / con tan solo admirar tu sonrisa”. La voz poética está completamente sumergida en el recuerdo, experimentando el pasado como más real que el presente. La capacidad de “sentirse viva” está ligada exclusivamente a la presencia del otro, indicando pérdida total de autonomía emocional característica de codependencia.

 

Lo significativo es que la voz poética aún no reconoce esto como problemático. El poema continúa: “Días en los que todo me recuerda a ti, / aunque yo misma un día juré, / que jamás podría vivir sin ti”. La promesa de no poder vivir sin el otro se presenta sin ironía ni crítica; es declaración sincera que la voz poética aún considera válida, incluso romántica.

 

“Amar sin medida”, poema central de esta fase, introduce por primera vez el vocabulario de la desproporción pero sin comprensión completa de sus implicaciones: “Mi mala costumbre de amar sin medida, / me pedía un beso y yo le daba toda mi vida”. Nota que la voz poética identifica esto como “mala costumbre”, sugiriendo consciencia incipiente de que hay algo problemático, pero la frase aún minimiza la gravedad: una “costumbre” es molestia menor, no patología relacional seria.

 

Esta fase replica lo que en psicología del duelo se conoce como etapa de negación y shock inicial. La voz poética no puede aún procesar completamente lo sucedido, así que alterna entre sumergirse en recuerdos idealizados y experimentar dolor agudo del presente. No hay aún búsqueda de explicaciones o patrones; solo hay experiencia cruda del dolor.

 

Características formales de esta fase incluyen: predominio de tiempo presente que hace el dolor inmediato; abundancia de verbos sensoriales (ver, sentir, recordar) que anclan emoción en cuerpo; ausencia de análisis o metalenguaje sobre la experiencia; idealización persistente del amado y la relación.

 

Fase II: Procesamiento y análisis (Poemas 11-22)

La segunda fase marca transición crucial hacia procesamiento cognitivo de la experiencia. Aquí comienza el trabajo analítico: la voz poética empieza a hacer preguntas, a buscar patrones, a distribuir responsabilidades. El dolor no desaparece pero se acompaña ahora de comprensión creciente.

 

“Perdí(mos)”, poema que marca inicio de esta fase, es bisagra arquitectónica del poemario entero. Por primera vez, la voz poética reconoce responsabilidad compartida en el fracaso: “Me perdiste y perdimos los dos, / y aún sigo sin encontrar la razón”. Sin embargo, inmediatamente nota asimetría fundamental: “Perdimos los dos, / aunque la que se quedó esperando que volvieras, / fui yo. / Perdimos los dos, / pero la que lo dio todo y aun así se quedó sin nada. / también fui yo.”

 

Esta estructura de afirmación seguida de contradicción (“perdimos los dos, pero… fui yo”) es revolucionaria porque rechaza tanto victimización total como negación de asimetría real. La voz poética acepta que ambos contribuyeron al fracaso pero también insiste en que el costo emocional no fue distribuido equitativamente. Esta es madurez psicológica notable: puede sostener dos verdades simultáneas sin colapsar una en la otra.

 

“200 razones” dramatiza proceso específico de decisión de abandonar relación tóxica mediante cuenta regresiva numérica: “99, 98… se supone que estaba aquí, / 97, tendría que estar aquí / 96, tendría que estar luchando por lo que quiere / NO, tendría que estar luchando por mí”. Esta estructura replica proceso terapéutico real donde persona codependiente debe desmontar, una por una, las justificaciones que la mantienen en relación dañina.

 

El quiebre “NO, tendría que estar luchando por mí” marca momento de revelación crucial: la realización de que esperar a alguien que no lucha por ti es perder tiempo que deberías dedicar a ti misma. Este es momento donde narcisismo sano (en sentido psicológico de amor propio necesario) comienza a reemplazar codependencia destructiva.

 

El poema “Entendí” funciona como cumbre del arco narrativo, síntesis de todo el trabajo analítico de esta fase. Su estructura anafórica (“Entendí que… Entendí que… Entendí que…”) documenta serie de revelaciones que constituyen sabiduría ganada con dolor. Cada “entendí” es pieza de rompecabezas que finalmente permite ver imagen completa de lo que fue la relación.

 

“Entendí que la gente rota corta” – reconocimiento de que personas con heridas no procesadas inevitablemente transfieren ese dolor a otros, aunque no sea intención maliciosa. Esta comprensión permite a la voz poética despatologizar al ex-amante: no era monstruo sino persona rota que operaba desde sus propias limitaciones.

 

“Entendí que no tengo que sanar / a quién no quiere que lo haga” – quizá la revelación más importante del poemario entero. Liberación de la fantasía de que amor puede curar al otro, de que si solo das suficiente, si solo amas suficiente, podrás reparar lo que está roto en el otro. Esta fantasía es núcleo de codependencia, y su abandono es condición necesaria para recuperación.

 

“Entendí que por mucho que a mí me de igual el recibir, / por mucho que dé, / si nadie está dispuesto a recibirlo / es amar en vano” – reconocimiento final de que amor unilateral no es amor sino otra cosa (necesidad, adicción, codependencia) que merece nombre diferente.

 

Características formales de esta fase incluyen: aparición de metalenguaje (hablar sobre la relación, no solo expresar emoción); uso de verbos cognitivos (entender, reconocer, darse cuenta); estructuras lógicas de causa-efecto; preguntas retóricas que invitan a análisis; distancia temporal creciente (uso de pasado donde antes dominaba presente).

 

Fase III: Aceptación y cierre (Poemas 23-31)

La fase final muestra voz poética transformada. El dolor no ha desaparecido completamente pero ya no define la identidad ni paraliza la acción. Hay aceptación de lo que fue, perdón (no necesariamente del otro sino de sí misma), y apertura genuina hacia futuro que no incluye al ex-amante.

 

“De ti y de mí” marca nueva relación con el recuerdo del otro: “Me lastimaste mil veces / pero luego resultaste ser tú el lastimado. / Solo lastimaste / a quién siempre te había amado.” La voz poética puede ahora ver al otro con compasión sin justificar el dolor que causó. Esta es sofisticación emocional considerable: reconocer que alguien puede ser simultáneamente responsable de daño que infligió y digno de comprensión por su propio sufrimiento.

 

“Sin respuestas y sin ti” acepta que ciertas preguntas nunca tendrán respuesta: “¿Alguna vez fui tu voz favorita? / ¿De verdad pensabas esas cosas bonitas? / ¿Fui el motivo del brillo de tu mirada?” La voz poética articula estas preguntas pero inmediatamente reconoce que si él estuviera presente para responder, “seguramente me mentirías”. Esta aceptación de incertidumbre permanente sin necesidad de cierre definitivo es señal de madurez psicológica.

 

“Mi eterno buen recuerdo” cierra el ciclo permitiendo que amor pasado exista como memoria valiosa sin poder destructivo presente: “Nunca me volveré a enamorar / como aquella primera vez”. Esta declaración, que en poeta romántico como Bécquer sería condena, en Bautista es liberación. El reconocimiento de unicidad del primer amor no la condena a perpetua comparación sino que la libera para amar diferentemente, más sanamente, con límites y consciencia que no tenía la primera vez.

 

Características formales de esta fase incluyen: serenidad tonal que reemplaza urgencia de fases anteriores; uso de futuro (mirar hacia adelante, no solo hacia atrás); lenguaje de gratitud por lecciones aprendidas; ausencia de idealización pero también de demonización del otro; reafirmación de identidad autónoma que puede existir sin la relación.

 

La arquitectura como significado

Esta estructura tripartita (dolor → análisis → aceptación) no es meramente organizacional sino que es en sí misma argumento del poemario. La forma comunica mensaje: el duelo de relaciones codependientes no es caótico sino que sigue patrón identificable; este patrón puede ser atravesado exitosamente; el resultado final no es simplemente “estar bien de nuevo” sino ser transformado de manera fundamental.

 

Al estructurar el poemario como viaje con destino, Bautista ofrece implícitamente esperanza a lectores que están en fases tempranas de su propio duelo. Pueden “ver el futuro” en poemas finales, pueden anticipar que el dolor no será permanente. Esta función pedagógica-terapéutica del poemario, aunque nunca explícita, es parte de su impacto y explica su resonancia particular con lectores jóvenes que buscan en poesía no solo belleza sino también orientación emocional.

 

 

 

2.4. Poemas clave: “Amar sin medida”, “200 razones”, “Entendí”

Aunque los 31 poemas del poemario contribuyen a la narrativa completa, tres poemas funcionan como núcleos teóricos donde la codependencia no solo se expresa sino que se analiza explícitamente. Estos tres textos merecen análisis detallado individual porque concentran los insights principales del poemario sobre economía afectiva asimétrica.

 

“Amar sin medida”: Manifiesto de la desproporción

“Amar sin medida” es quizá el poema más citado y compartido del poemario, y con razón: en 19 versos condensa diagnóstico completo de codependencia amorosa. Funciona como manifiesto teórico del poemario, estableciendo vocabulario económico que estructurará resto de la colección.

 

El poema comienza con auto-identificación sin evasivas: “Mi mala costumbre de amar sin medida”. La primera persona y el adjetivo posesivo son cruciales: esto no es acusación contra otro sino reconocimiento de patrón propio. El término “costumbre” minimiza (es solo hábito que puede cambiarse) pero el adjetivo “mala” indica consciencia de que es disfuncional.

 

El verso siguiente establece la desproporción fundamental: “me pedía un beso y yo le daba toda mi vida”. La metáfora económica aquí es perfecta: beso es moneda pequeña, vida es valor total. Dar toda la vida a cambio de un beso es transacción absurdamente asimétrica. Lo significativo es el “me pedía”: él pide poco (solo un beso), pero ella responde con totalidad. La responsabilidad de la desproporción recae en quien da, no en quien pide.

 

“Por dar de más, / me quedé vacía” – causalidad explícita. El vaciamiento no es causado por crueldad externa sino por generosidad propia desmedida. Esta distribución de responsabilidad es psicológicamente crucial para recuperación: reconocer agencia propia es condición para cambio. Si el vacío fuera causado solo por otro, uno estaría impotente; si es causado por acciones propias, uno puede modificar esas acciones.

 

El tercer verso desarrolla consecuencias: “y en cada caricia, / otra herida nacía”. Inversión devastadora: lo que debería producir placer (caricia) produce dolor (herida). El verbo “nacía” sugiere proceso orgánico, inevitable: cada acto de afecto genera automáticamente su opuesto. Esta es descripción precisa de cómo funciona codependencia: las acciones destinadas a mantener amor terminan destruyéndolo.

 

La segunda estrofa introduce reflexión metalingüística: “La cuestión no era si te amaba, / la cuestión era cuánto”. Esta distinción entre calidad y cantidad del amor es sofisticada. El problema no es autenticidad del sentimiento sino su proporción. Amar “demasiado” no es virtud sino desequilibrio. Esta idea desafía narrativas románticas que afirman que en amor no existe “demasiado”.

 

“tal vez te quise demasiado” – el “tal vez” es falsa modestia retórica. La voz poética sabe con certeza que fue así. El adverbio “demasiado” es crucial: establece que existe medida apropiada en amor, que los extremos son problemáticos. Esta es otra ruptura con romanticismo que celebra los extremos emocionales.

 

“Pero no era su culpa mi forma de amar” – momento de máxima honestidad y madurez emocional del poema. Después de establecer todo el dolor, la voz poética rehúsa demonizar al otro. Su “forma de amar” es suya, no impuesta por él. Esta negativa a victimizarse completamente es lo que distingue el poema de lamento autocompasivo: hay responsabilidad reconocida.

 

Luego viene la metáfora más memorable del poemario entero: “él solo pidió una gota / y yo le di todo el mar”. Ya analizada extensamente en Capítulo 1, pero vale reiterar su genialidad: captura en imagen visual perfecta la dinámica central de codependencia. Gota/mar establece proporción aproximada de 1:1,400,000,000,000,000,000,000 – la desproporción no es meramente cuantitativa sino categorial.

 

La tercera estrofa cambia foco hacia las consecuencias psicológicas: “Enamorarme de sus ojos siempre fue un error, / un engaño y una trampa de mi corazón”. Triple identificación negativa: error (equivocación corregible), engaño (falsedad), trampa (mecanismo que atrapa). El agente del engaño no es el otro sino “mi corazón” – órgano traicionero que ve lo que quiere ver, no lo que está presente.

 

“Creí ver el cielo en su mirada, / pero solo era una chispa que me cegaba” – inversión del simbolismo lumínico tradicional. La luz no revela sino que ciega. Ver “cielo” donde solo hay “chispa” es idealización masiva característica de codependencia: proyectar en el otro cualidades que no posee, crear fantasía de quién es él para justificar inversión emocional desproporcionada.

 

La cuarta estrofa profundiza las consecuencias: “Creí todas sus mentiras sin darme cuenta”. Auto-crítica notable: no solo “me mintió” sino “creí… sin darme cuenta”. Responsabilidad compartida: él mintió, pero ella eligió creer, quizá porque necesitaba creer para sostener fantasía de la relación.

 

“como un ciego que solo de palabras se alimenta” – metáfora de sinsentido (los ciegos no “comen” palabras de ningún modo especial) que funciona precisamente por su imposibilidad: captura desesperación de intentar sobrevivir con lo que no nutre. Palabras sin acción, promesas sin cumplimiento, declaraciones sin sustancia.

 

“Como esas entrañas que nunca llenaba” – corporalización del hambre emocional. Entrañas vacías son sensación física visceral que lectores reconocen inmediatamente. El verbo “llenaba” en imperfecto sugiere proceso continuo que nunca alcanzaba satisfacción: intentos repetidos de alimentarse que nunca funcionaban.

 

El poema cierra con imagen de dolor perpetuo: “y ese mar de lágrimas que nunca se secaba / por más que lo intentara”. El mar generoso que ella dio se ha transformado en mar de lágrimas que la ahoga. Esta transformación poética es también transformación psicológica: lo que se dio con amor regresa como dolor equivalente en magnitud pero opuesto en valencia. El esfuerzo por secar las lágrimas (“por más que lo intentara”) sugiere trabajo activo de recuperación que aún no ha tenido éxito – este es poema escrito desde medio del proceso, no desde su fin.

 

“Amar sin medida” funciona como microcosmos del poemario entero: establece problema (amor desproporcionado), analiza causas (forma propia de amar, idealización, necesidad de creer), reconoce responsabilidad propia sin negar dolor causado, y termina en momento de sufrimiento activo sin resolución falsa. Es poema honesto que no pretende saber más de lo que sabe, sentir menos de lo que siente.

 

“200 razones”: La aritmética del desenamoramiento

“200 razones” es uno de los poemas más experimentales del poemario en términos formales, utilizando estructura de cuenta regresiva numérica para dramatizar proceso de decisión de abandonar relación tóxica. Esta estructura no es mero artificio sino que replica precisamente cómo funciona procesamiento cognitivo cuando persona codependiente finalmente decide irse: debe desmontar, sistemáticamente, todas las razones que ha construido para quedarse.

 

El título establece número específico: 200. No “muchas razones” o “innumerables razones” sino cantidad exacta que sugiere que la voz poética las ha contado, inventariado, catalogado. Esta precisión cuantitativa es significativa: transforma emoción difusa en algo que puede ser medido, contado y, crucialmente, reducido a cero.

 

El poema comienza con la cuenta ya en proceso: “99, 98… se supone que estaba aquí”. Empezar en 99 en lugar de 200 es decisión técnica inteligente: sugiere que proceso ya lleva tiempo, que 101 razones ya han sido eliminadas. El lector entra in medias res a proceso ya avanzado.

 

Los números continúan: “97, tendría que estar aquí / 96, tendría que estar luchando por lo que quiere”. El condicional “tendría que” es crucial: establece expectativa normativa contra la cual la realidad se mide y encuentra deficiente. Si él “tendría que estar” pero no está, entonces una razón para quedarse se desvanece.

 

El momento culminante llega con interrupción: “NO, tendría que estar luchando por mí”. El “NO” en mayúsculas interrumpe la cuenta regresiva con revelación repentina. Este es momento de insight donde toda la lógica anterior se reencuadra: el problema no es que él no lucha por “lo que quiere” sino que no lucha por ella específicamente. Este reencuadre transforma toda la evaluación de la relación.

 

La voz poética continúa su razonamiento: “Y es que no tengo por qué luchar yo sola”. Este es reconocimiento fundamental de que relación requiere esfuerzo de ambas partes. La unilateralidad del esfuerzo es señal de asimetría fundamental, no de amor verdadero que simplemente necesita más paciencia.

 

“No puedes cambiar a quien no quiere dar todo por quedarse a tu lado. / Simplemente no puedes. / Yo tampoco.” Estos versos constituyen núcleo del mensaje terapéutico del poema: aceptación de límites de la agencia propia. Personas codependientes típicamente creen que si solo intentan más, si solo dan más, si solo son más pacientes, podrán cambiar al otro. Este poema rechaza esa fantasía: no puedes cambiar a quien no quiere cambiar. El “Yo tampoco” al final, separado en verso propio, aplica esta verdad a sí misma: ella tampoco puede cambiar, lo cual es aceptación de propia agencia limitada.

 

Estructuralmente, “200 razones” funciona como acto performativo: no solo describe proceso de decisión sino que lo ejecuta ante ojos del lector. La cuenta regresiva es literal y metafórica: literalmente cuenta números hacia abajo, metafóricamente cuenta razones que se agotan. Cuando llegamos implícitamente a cero, no queda ninguna razón para permanecer, y la decisión de irse se vuelve inevitable.

 

El poema también funciona didácticamente: modela para lectores que están en relaciones similares cómo se puede pensar sobre proceso de decisión. No es abandono impulsivo ni sacrificio noble; es evaluación racional de si relación es sostenible y mutuamente satisfactoria. Al dramatizar este proceso, Bautista ofrece framework cognitivo que lectores pueden aplicar a sus propias situaciones.

 

“Entendí”: Letanía de revelaciones

“Entendí” es indiscutiblemente el poema más importante del poemario desde perspectiva de narrativa de codependencia. Si “Amar sin medida” establece el problema y “200 razones” dramatiza la decisión de irse, “Entendí” sintetiza todo el aprendizaje derivado de la experiencia. Es poema de sabiduría, donde dolor se ha destilado en comprensión.

 

La estructura anafórica es mecanismo perfecto para este propósito: “Entendí que… Entendí que… Entendí que…” La repetición crea ritmo de letanía o mantra, como si estas verdades necesitaran ser recitadas repetidamente para ser internalizadas. En tradiciones religiosas, la repetición sirve para inscribir verdades en mente y cuerpo; aquí sirve para inscribir lecciones de amor codependiente en psique de la voz poética.

 

Primera revelación: “Entendí que la gente rota corta”. Esta es teoría del daño transmitido: personas con heridas no procesadas inevitablemente transfieren ese dolor a otros, frecuentemente sin intención maliciosa. El verbo “corta” es perfectamente elegido: es herida que infligen los rotos, herida que replica la propia. Esta comprensión permite despatologizar al ex-amante: no era monstruo sino persona herida operando desde limitaciones propias.

 

Segunda revelación: “Entendí que se pueden decir palabras / sin un mínimo sentimiento”. Desilusión con lenguaje: las palabras no garantizan autenticidad de sentimiento. “Te quiero” puede ser sonido vacío, performance sin sustancia interior. Esta es lección devastadora para quien creyó en palabras: que el lenguaje puede mentir no por falsedad deliberada sino por desconexión entre signo y referente.

 

Tercera revelación conecta: “Entendí que a veces es fácil decir ‘te quiero’ / sin sentirlo”. La facilidad es lo aterrador: no requiere esfuerzo decir palabras vacias. Esta facilidad hace imposible distinguir amor auténtico de performance de amor. ¿Cómo saber si “te quiero” es sentido o simplemente dicho? El poema no ofrece respuesta, solo reconocimiento del problema.

 

Cuarta revelación sobre percepción: “Entendí que a veces los ojos aprenden a mentir”. Si palabras pueden ser vacías, miradas también pueden ser falsas. Los ojos, supuestamente “ventanas del alma”, pueden ser entrenados para expresar lo que no se siente. Esta revelación destruye uno de pilares del amor romántico: la idea de que mirada profunda revela verdad interior.

 

La quinta y más importante revelación: “Entendí que no tengo que sanar / a quién no quiere que lo haga”. Este es momento de liberación central del poemario entero. Personas codependientes típicamente adoptan rol de salvadoras: creen que su amor puede curar heridas del otro, que si solo dan suficiente paciencia/amor/apoyo, el otro sanará y entonces relación funcionará. Esta revelación rechaza esa fantasía: no puedes sanar a quien no quiere ser sanado. Tu amor, por grande que sea, no es medicina mágica.

 

Sexta revelación: “Entendí que soy de las que lo da todo por amor, / pero eso no significa, / que tenga que regalar mi salud mental por alguien que no lo vale”. Auto-conocimiento sin auto-condena: reconoce tendencia a dar todo pero establece límite. No tiene que cambiar quien es (dadora generosa) pero sí debe discriminar quién merece ese don. La “salud mental” como línea que no se cruza es reconocimiento moderno: generaciones anteriores no tenían este vocabulario de autocuidado psicológico.

 

Séptima revelación sobre reciprocidad: “Entendí que por mucho que a mí me de igual el recibir, / por mucho que dé, / si nadie está dispuesto a recibirlo / es amar en vano”. Esta es quizá formulación más elegante de imposibilidad de amor unilateral en todo el poemario. Nota estructura: dos concesiones (“por mucho que… por mucho que…”) seguidas de conclusión inevitable. Incluso si a ella no le importa no recibir, incluso si ella da sin esperar nada, si nadie recibe con aprecio, el acto entero es vacío. Amor requiere dos: uno que da y uno que recibe con gratitud. Sin el segundo, no hay amor sino gasto de energía en vacío.

 

La revelación final: “Entendí que no tengo que sanar / lo que otra persona rompió en mí”. Inversión crucial: no se trata solo de no sanar al otro sino de no asumir responsabilidad por reparar el daño que el otro causó en una. Este es rechazo de auto-culpabilización típica de codependencia donde víctima asume responsabilidad por su propio daño. No: si alguien te rompe, esa persona tiene responsabilidad, y tú no tienes obligación de arreglarte rápidamente para no incomodarla con tu dolor.

 

La estructura anafórica cumple función psicológica específica: la repetición de “Entendí” es martilleo de verdades que necesitan ser internalizadas contra resistencia emocional. Entender intelectualmente no es suficiente; debe repetirse hasta que se sienta en cuerpo. El poema es tanto documento de comprensión alcanzada como herramienta para profundizar esa comprensión mediante repetición.

 

“Entendí” funciona como bisagra del poemario: marca fin de fase de confusión e inicio de fase de claridad. Después de este poema, la voz poética ya no está perdida; tiene mapa conceptual para navegar experiencia. Este mapa no elimina dolor pero lo hace comprensible, y comprensión es primer paso hacia superación.

 

2.5. Del reconocimiento a la liberación: Arco de transformación

Habiendo examinado la estructura general del poemario y analizado sus poemas nucleares, podemos ahora sintetizar el arco de transformación completo que constituye la narrativa de codependencia en Mis ruinas, Mi poesía. Este arco no es simplemente progresión emocional sino transformación epistemológica: cambio en cómo la voz poética conoce y comprende su experiencia.

 

Transformación de la consciencia

El cambio más fundamental documentado en el poemario es transformación de consciencia desde inmersión total en experiencia hacia capacidad de observarla con distancia analítica. En poemas iniciales, la voz poética está completamente identificada con su dolor: “jamás podría vivir sin ti” es declaración que no admite ironía ni distancia. Para poemas finales, puede observarse a sí misma desde fuera: “Nunca me volveré a enamorar / como aquella primera vez” implica posición meta desde la cual puede ver su yo anterior como objeto de análisis.

 

Esta transformación de consciencia es también transformación de lenguaje. Poemas tempranos usan lenguaje de certeza absoluta (“jamás”, “nunca”, “siempre”); poemas tardíos incorporan modalidad, condicionalidad, reconocimiento de ambigüedad. Este cambio lingüístico refleja maduración cognitiva: pasar de pensamiento dicotómico (todo o nada, siempre o nunca) hacia pensamiento matizado que puede sostener paradojas y ambigüedades.

 

Transformación de la identidad

El poemario documenta reconstrucción de identidad que había sido erosionada por codependencia. En relación codependiente, identidad se define exclusivamente en función del otro: “soy quien ama a esta persona”, “soy quien cuida a esta persona”. Cuando relación termina, queda vacío identitario: si no soy su pareja, ¿quién soy?

 

Poemas iniciales expresan precisamente este vacío: “me quedé vacía”, “es difícil soportar el vacío desde que te fuiste”. Pero progresivamente, vacío se llena no con nueva relación sino con yo recuperado. Poemas finales muestran voz poética que puede decir “yo” sin necesidad de definirse en relación a un “tú”. “Gracias a mí, por convertirme en la persona que soy hoy en día” – esta capacidad de agradecerse a sí misma indica identidad restaurada.

 

Transformación de la relación con el otro

El arco narrativo también transforma cómo la voz poética se relaciona con memoria del ex-amante. Progresión va desde idealización (verlo como perfecto, como cielo) hacia demonización parcial (reconocer daño que causó) hacia comprensión madura (verlo como persona compleja, herida, ni ángel ni demonio).

 

“Mi eterno buen recuerdo” marca punto final de esta transformación: puede recordarlo con afecto sin necesitarlo de vuelta. “Eterno buen recuerdo” no significa que relación fue perfecta sino que la voz poética ha decidido quedarse con lo bueno y soltar lo doloroso. Esta es elección activa, no negación pasiva: reconoce que hubo tanto bueno como malo, y elige enfocarse en lo primero para seguir adelante.

 

Transformación de la concepción del amor

Quizá la transformación más radical es en cómo la voz poética conceptualiza el amor mismo. Poemas iniciales operan desde paradigma romántico tradicional: amor verdadero es intenso, total, consume todo, es único e irreemplazable. “Nunca me volveré a enamorar / como aquella primera vez” podría leerse desde este paradigma como tragedia: ese amor único se perdió para siempre.

 

Pero contexto del poemario entero transforma esta lectura. La voz poética ha aprendido que ese tipo de amor—intenso, total, consumidor—era precisamente el problema. No se volverá a enamorar “como aquella primera vez” porque ha aprendido forma diferente de amar: con límites, con reciprocidad, con autocuidado. El amor futuro será diferente no porque será inferior sino porque será más sano.

 

El precio de la transformación

Crucialmente, el poemario no presenta la transformación como proceso indoloro o completamente positivo. Hay pérdidas reales: pérdida de inocencia, pérdida de capacidad para idealizar, pérdida de cierta intensidad emocional que viene con primer amor codependiente. “Nunca me volveré a enamorar / como aquella primera vez” es también admisión de pérdida: algo se fue que no volverá.

 

Esta honestidad sobre costos de maduración distingue el poemario de narrativas terapéuticas simplistas que presentan recuperación como progreso puro. Bautista reconoce que crecer duele, que sabiduría se compra con dolor, que no se puede recuperar inocencia una vez perdida. Esta melancolía madura por lo que se pierde en proceso de aprender evita que el poemario sea didáctico o moralizante.

 

Función terapéutica implícita

Aunque nunca explícitamente terapéutico, el poemario funciona como mapa para lectores atravesando procesos similares. Al estructurar experiencia como viaje con estaciones identificables, ofrece orientación: si estás en dolor inicial, puedes anticipar que vendrá fase de análisis; si estás en análisis, puedes anticipar que llegará aceptación. Esta función predictiva reduce ansiedad del duelo: no estarás perdida para siempre en este dolor.

 

Además, al modelar proceso de pensamiento (especialmente en “Entendí”), el poemario enseña cómo pensar sobre relaciones codependientes. No dice “debes irte” sino muestra cómo alguien llegó a decisión de irse mediante razonamiento. Lectores pueden adoptar este framework cognitivo para sus propias situaciones.

 

Sin embargo, esta función terapéutica nunca compromete calidad literaria. Bautista no sacrifica complejidad poética por claridad didáctica. El poemario es simultáneamente arte y documento útil, logrando rara síntesis entre función estética y función práctica.

 

Conclusiones del Capítulo 2

Este capítulo ha demostrado que Mis ruinas, Mi poesía no es simplemente colección de poemas sobre desamor sino narrativa cuidadosamente estructurada de reconocimiento y superación de codependencia. La arquitectura tripartita del poemario replica proceso psicológico real: desde dolor inmediato sin comprensión, pasando por análisis y reconocimiento de patrones, hasta aceptación y apertura hacia futuro transformado.

 

Hemos examinado cómo la codependencia, aunque concepto psicológico reciente, tiene precedentes en tradición literaria española, pero valorados diferentemente. Donde generaciones anteriores romantizaban auto-sacrificio amoroso como virtud, Bautista lo identifica como patología que requiere reconocimiento y cambio. Esta inversión valorativa es políticamente significativa, especialmente viniendo de voz femenina joven que rechaza siglos de construcción cultural del auto-sacrificio femenino como ideal.

 

El análisis detallado de tres poemas nucleares—”Amar sin medida”, “200 razones”, “Entendí”—reveló cómo Bautista no solo expresa sino analiza la codependencia. Estos poemas funcionan como tratados teóricos disfrazados de confesión lírica: establecen diagnóstico (desproporción estructural), dramatizan proceso de decisión (cuenta regresiva de razones), y sintetizan aprendizaje (letanía de revelaciones).

 

Finalmente, hemos trazado arco completo de transformación: de consciencia inmersiva a reflexiva, de identidad dependiente a autónoma, de concepción romántica del amor a comprensión más madura que incorpora límites y autocuidado. Esta transformación no es presentada como indolora; Bautista reconoce pérdidas reales en proceso de maduración, evitando así simplismo de narrativas terapéuticas que presentan crecimiento como progreso puro.

 

La contribución principal de este capítulo a estudios de poesía confesional española es demostración de que género puede ser simultáneamente expresivo y analítico, emocional y cognitivo, personal y universal. Mis ruinas, Mi poesía logra esta síntesis mediante estructura narrativa que convierte experiencia individual en mapa que otros pueden seguir. Esta función pedagógica-terapéutica, aunque nunca explícita, explica parte significativa del impacto del poemario en audiencia contemporánea.

 

El próximo capítulo expandirá análisis para situar el poemario en contexto más amplio de poesía española contemporánea, examinando concepto de “desbordamiento emocional” como característica generacional y comparando a Bautista con otras voces confesionales españolas para identificar su posición específica en panorama actual.

 

 

CAPÍTULO 3: EL CONCEPTO DE “DESBORDAMIENTO EMOCIONAL” EN LA POESÍA ESPAÑOLA ACTUAL

 

Los dos capítulos anteriores han examinado Mis ruinas, Mi poesía desde perspectivas internas: su economía afectiva metafórica y su estructura narrativa de codependencia. Este tercer capítulo adopta perspectiva más amplia, situando la obra de Gema Bautista en contexto de poesía española contemporánea del siglo XXI. Introducimos concepto de “desbordamiento emocional” para caracterizar rasgo distintivo de generación de poetas nacidos entre 1989-2001, y examinamos cómo Bautista participa de esta tendencia mientras mantiene voz distintiva propia.

 

3.1. Contexto histórico: De la contención clásica al desbordamiento contemporáneo

Para comprender qué hay de novedoso en poesía española actual, es necesario trazar brevemente evolución de tratamiento de emoción en poesía española desde segunda mitad del siglo XX hasta presente. Esta genealogía permite identificar rupturas y continuidades que contextualizan aparición de lo que llamamos “desbordamiento emocional”.

 

La poesía social y su represión afectiva (1950-1970)

Durante décadas de posguerra y franquismo, poesía social dominante (Gabriel Celaya, Blas de Otero, José Hierro) privilegió mensaje político sobre exploración emocional personal. Aunque estos poetas escribían con intensidad, emoción estaba subordinada a proyecto colectivo. El “yo” lírico se subsumía en “nosotros” social, y vulnerabilidad personal se consideraba autoindulgencia burguesa mientras país sufría dictadura.

 

Esta represión del yo emocional no era solo ideológica sino también estética: predominaba visión de poesía como herramienta, no como expresión. Emoción debía estar al servicio de comunicación clara de mensaje político. El desbordamiento afectivo se veía como pérdida de control formal que debilitaba eficacia comunicativa.

 

 

 

Los novísimos y la máscara irónica (1970-1990)

Generación de los Novísimos (Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Antonio Martínez Sarrión) reaccionó contra utilidad social de poesía pero tampoco abrazó confesionalidad emocional. Su estrategia fue culturalismo: poesía que habla de otras obras culturales, que se esconde detrás de máscaras literarias y referencias eruditas. Emoción, cuando aparece, está mediada por citas, alusiones, distancia irónica.

 

Guillermo Carnero, en manifiesto “Ensayo de una teoría de la visión”, rechazó explícitamente poesía como confesión personal, argumentando que representaba falacia romántica donde experiencia biográfica del poeta se confunde con valor estético del poema. Esta posición anti-confesional dominó poesía española culta durante décadas.

 

La poesía de la experiencia y la contención templada (1980-2000)

Poesía de la experiencia (Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, Carlos Marzal) recuperó primera persona y experiencia cotidiana pero manteniendo contención emocional. Estos poetas escribían sobre amor, desamor, melancolía, pero siempre con distancia reflexiva, ironía suave, control formal. El tono dominante era conversacional pero nunca descontrolado.

 

García Montero, figura central de esta tendencia, escribió poemas de amor con intensidad considerable pero siempre filtrada por consciencia literaria. Sus versos reconocen tradición, citan a otros poetas, mantienen auto-consciencia que previene desbordamiento. Emoción está presente pero siempre templada por reflexión intelectual.

 

Esta generación valoraba claridad, comunicabilidad, y cierta dignidad formal que evitaba excesos sentimentales. El modelo implícito era conversación entre adultos civilizados que pueden hablar de dolor sin perder compostura. Esta contención se consideraba señal de madurez tanto personal como poética.

 

 

 

El giro confesional del siglo XXI

A partir de aproximadamente 2010, comienza aparecer nueva generación de poetas españoles que rompen con contención anterior. Influidos por poesía confesional anglosajona (especialmente Sylvia Plath), por cultura terapéutica contemporánea, y por redes sociales que normalizan compartir vulnerabilidad pública, estos poetas abrazan expresión emocional sin filtros ni ironía protectora.

 

No es coincidencia que este giro coincida con ascenso de redes sociales (Instagram, Facebook, más tarde TikTok) donde compartir emociones intensas no solo es aceptado sino recompensado con engagement. La distinción entre público y privado se ha erosionado; confesar vulnerabilidad públicamente se ha normalizado e incluso valorizado como autenticidad.

 

Simultáneamente, vocabulario psicológico (ansiedad, depresión, trauma, codependencia, límites, autocuidado) se ha popularizado masivamente. Generaciones anteriores podían sentir estos estados pero carecían de lenguaje accesible para nombrarlos; generación actual tiene alfabetización emocional sin precedentes, derivada de proliferación de terapia, divulgación psicológica, y conversaciones públicas sobre salud mental.

 

Características del nuevo paradigma emocional

Esta nueva poesía confesional española del siglo XXI se caracteriza por varios rasgos distintivos:

 

  • Rechazo de ironía y distancia: Los poetas escriben “en serio”, sin escudos protectores de ironía o culturalismo. Vulnerabilidad se presenta directamente.
  • Incorporación de vocabulario psicológico: Términos clínicos (ansiedad, depresión) y terapéuticos (autocuidado, límites) aparecen naturalmente en poemas.
  • Centralidad de experiencia personal: El poema vale por autenticidad de emoción expresada, no necesariamente por elaboración formal o referencia cultural.
  • Función terapéutica explícita: Muchos poetas hablan abiertamente de escritura como proceso curativo, y lectores buscan en poesía acompañamiento emocional.
  • Distribución en redes sociales: Poemas circulan primero en Instagram/Twitter antes (o en lugar) de publicación tradicional, transformando economía y estética poética.

 

Es en este contexto donde aparece Gema Bautista con Mis ruinas, Mi poesía. Su poemario participa plenamente de este giro confesional: rechaza ironía, emplea vocabulario psicológico, presenta experiencia personal sin mediación, y funciona implícitamente como mapa terapéutico. Sin embargo, como veremos en secciones siguientes, Bautista también introduce matices que la distinguen de confesionalidad simple.

 

3.2. Desbordamiento vs. sentimentalismo: Fronteras conceptuales

El término “desbordamiento emocional” que proponemos para caracterizar poesía española actual requiere definición precisa para distinguirlo de concepto peyorativo de sentimentalismo. Esta distinción es crucial porque permite valorar apropiadamente logros de poetas como Bautista sin caer en crítica simplista que descalifica toda expresión emocional intensa como sentimental.

 

¿Qué es sentimentalismo?

En crítica literaria, sentimentalismo se refiere a desproporción entre estímulo y respuesta emocional: reacción excesiva a situación que no la justifica. Oscar Wilde definió sentimentalismo como “deseo de tener lujo de emoción sin pagar por ella”. T.S. Eliot introdujo concepto de “correlato objetivo”: para que emoción en poema sea válida, debe haber conjunto de objetos, situación, cadena de eventos que constituyan fórmula para esa emoción particular.

 

Sentimentalismo implica también cierta falsedad o artificialidad: emoción es invocada sin ser sentida realmente, o es exagerada deliberadamente para efecto. Hay performance de sentimiento sin autenticidad subyacente. En literatura, esto se manifiesta en clichés emocionales, adjetivos vagos (“terrible”, “horrible”), y generalización que impide especificidad experiencial.

 

 

¿Qué es desbordamiento emocional?

Desbordamiento emocional, en contraste, es expresión de emoción genuinamente intensa que excede contenciones formales tradicionales pero mantiene especificidad y autenticidad. La emoción no es desproporcionada a su causa sino que la causa (ruptura amorosa, pérdida, trauma) justifica plenamente intensidad de respuesta.

 

Características del desbordamiento que lo distinguen de sentimentalismo:

 

  1. Especificidad: Desbordamiento incluye detalles concretos, no generalidades. En Bautista: “él solo pidió una gota” es específico; “me rompió el corazón” sería genérico.
  2. Consciencia reflexiva: Poeta que se desborda también observa su propio desbordamiento. Bautista escribe “mi mala costumbre de amar sin medida”, reconociendo patrón mientras lo expresa.
  3. Autenticidad verificable: Lector reconoce emoción como genuina porque se articula mediante experiencia corporal específica (“me quedé vacía”) no mediante clichés emocionales.
  4. Función no meramente expresiva: Desbordamiento en poesía seria también analiza, comprende, transforma emoción, no solo la ventila.

 

El caso de Bautista: Desbordamiento contenido

Lo fascinante de Mis ruinas, Mi poesía es que logra lo que podríamos llamar “desbordamiento contenido”: expresión de emoción intensa sin pérdida de control formal. Los poemas nunca parecen fuera de control; mantienen coherencia sintáctica, progresión lógica, estructura clara. Sin embargo, intensidad emocional es innegable.

 

Esta paradoja se logra mediante varias estrategias técnicas. Primera, uso de metáfora económica analizada en Capítulo 1: al articular emoción mediante framework conceptual (dar/recibir, llenar/vaciar), emoción se hace pensable sin perder intensidad. Segunda, estructura narrativa del poemario analizada en Capítulo 2: progresión desde dolor a análisis a aceptación crea contención arquitectónica incluso cuando poemas individuales expresan dolor agudo.

 

Tercera estrategia es auto-reflexividad persistente. Bautista frecuentemente observa sus propias emociones desde ligera distancia: “Entendí que la gente rota corta” no es solo expresión de dolor sino análisis de patrón que causó dolor. Esta capacidad de sentir intensamente mientras simultáneamente se analiza el sentir es característica de inteligencia emocional madura.

 

Comparación con riesgos del sentimentalismo en poesía viral

No toda poesía confesional contemporánea mantiene este equilibrio. Mucha poesía que circula en redes sociales cae en sentimentalismo porque privilegia inmediatez emocional sobre elaboración formal o especificidad experiencial. Poemas de dos o tres líneas con declaraciones vagas (“me rompiste”, “no puedo sin ti”) obtienen miles de likes precisamente por su vaguedad: cualquiera puede proyectar su propia experiencia sin fricción de especificidad.

 

Bautista evita esta trampa mediante compromiso con especificidad. Sus metáforas no son intercambiables: “él solo pidió una gota y yo le di todo el mar” articula experiencia muy específica de codependencia que no puede aplicarse indiscriminadamente a cualquier relación. Esta especificidad paradójicamente hace poema más universal, no menos: lectores reconocen autenticidad precisamente en detalle concreto.

 

El desbordamiento, entonces, es riesgo calculado: permite intensidad necesaria para capturar verdad de experiencia traumática sin colapsar en autocompasión o cliché. Es balance delicado que requiere tanto valor emocional (para no esconderse detrás de ironía) como disciplina formal (para no perder coherencia). Bautista logra este balance consistentemente a lo largo del poemario.

 

3.3. Técnicas poéticas del desbordamiento en Bautista

Habiendo establecido marco conceptual que distingue desbordamiento de sentimentalismo, esta sección examina técnicas específicas que Bautista emplea para expresar intensidad emocional mientras mantiene control formal y autenticidad experiencial. Estas técnicas no son meramente formales sino que constituyen medios mediante los cuales emoción intensa se hace poéticamente comunicable.

 

Anáfora como insistencia emocional

La anáfora—repetición de palabra o frase al inicio de versos sucesivos—es recurso retórico clásico, pero Bautista lo emplea con función específica: crear ritmo de insistencia que replica obsesión mental. El ejemplo más claro es “Entendí”, donde repetición de esta palabra al inicio de múltiples versos no es mero ornamento sino técnica para inscribir lecciones en consciencia mediante repetición.

 

“Entendí que la gente rota corta, / […] / Entendí que se pueden decir palabras / sin un mínimo sentimiento. / Entendí que a veces es fácil decir ‘te quiero’ / sin sentirlo”. La repetición crea efecto de martilleo: estas verdades necesitan ser repetidas porque son difíciles de integrar. Una sola vez no basta; deben decirse múltiples veces para que penetren resistencia emocional que preferiría no saberlas.

 

Esta técnica permite desbordamiento controlado: emoción se repite insistentemente pero dentro de estructura formal clara. El lector experimenta intensidad de obsesión sin caos de pensamiento completamente desorganizado.

 

Encabalgamiento abrupto: Sintaxis del dolor

Bautista emplea encabalgamiento—continuación de frase sintáctica más allá del final del verso—de manera que replica ritmo del dolor emocional. No es encabalgamiento suave que fluye naturalmente sino encabalgamiento que interrumpe expectativa, que obliga a pausar donde sintaxis querría continuar.

 

Ejemplo: “Por dar de más, / me quedé vacía”. La coma después de “más” no es necesaria sintácticamente pero crea pausa que enfatiza consecuencia. El lector debe detenerse en “Por dar de más” antes de continuar a “me quedé vacía”. Esta pausa replica momento de reconocimiento doloroso: primero identificas causa (“por dar de más”), luego, después de pausa necesaria para procesar, enfrentas consecuencia (“me quedé vacía”).

 

Otro ejemplo: “él solo pidió una gota / y yo le di todo el mar”. El encabalgamiento aquí fuerza contraste: “una gota” termina verso en momento de minimización, luego “todo el mar” comienza verso siguiente con maximización. La ruptura visual del verso replica ruptura conceptual entre las dos cantidades. Esta técnica hace que lector experimente físicamente (mediante pausa de lectura) el salto conceptual entre las cantidades.

 

Corporalización: Emoción hecha cuerpo

Quizá técnica más consistente de Bautista es corporalización de experiencia emocional. En lugar de nombrar emociones abstractamente (“me siento triste”), las ancla en sensaciones corporales específicas que lectores pueden reconocer desde su propia memoria somática.

 

Ejemplos múltiples: “me quedé vacía” (sensación de vaciamiento físico), “escalofríos / que hacen que se revuelvan todos mis sentidos” (respuesta corporal involuntaria), “entrañas que nunca llenaba” (hambre visceral), “ese mar de lágrimas que nunca se secaba” (llanto físico), “se me corta la respiración” (asfixia emocional que se siente en pecho).

 

Esta corporalización logra varias funciones simultáneas. Primera, autentica emoción: si puedes describir sensación física específica, no estás fingiendo sentimiento abstracto. Segunda, hace emoción comunicable: lectores que han experimentado vaciamiento físico después de dar demasiado reconocen inmediatamente la sensación. Tercera, evita sentimentalismo: adjetivos vagos (“terrible”, “horrible”) se reemplazan con descripciones precisas de experiencia somática.

 

Investigación en neurociencia cognitiva ha demostrado que emociones no son estados puramente mentales sino que están fundamentalmente encarnadas: las sentimos en cuerpo antes de conceptualizarlas mentalmente. Bautista, intuitivamente, replica esta secuencia: describe primero sensación corporal, luego interpreta emocionalmente. Esta ordenación es psicológicamente precisa y poéticamente efectiva.

 

 

Metáfora hiperbólica que no es hipérbole

Técnica aparentemente paradójica que Bautista domina es uso de metáforas que suenan hiperbólicas pero que no lo son experiencialmente. “Él solo pidió una gota y yo le di todo el mar” suena como exageración poética, pero cualquier persona que ha estado en relación codependiente reconoce que no es exageración sino descripción precisa de cómo se sintió.

 

Esta es una de contribuciones más sutiles del poemario: recuperación de metáforas grandes (mar, cielo, infinito) no como ornamentos grandilocuentes sino como únicas expresiones adecuadas para experiencias que genuinamente se sintieron así de vastas. Personas en duelo profundo realmente sienten que dolor es infinito, que lágrimas nunca terminarán. No es hipérbole retórica sino descripción fenomenológica precisa.

 

Esta técnica requiere confianza tanto del poeta como del lector. Poeta debe confiar en que lector no descalificará metáfora grande como exageración; lector debe confiar en que poeta no está inflando artificialmente emoción para efecto dramático. Contrato de autenticidad entre Bautista y sus lectores permite que estas metáforas funcionen sin parecer sentimentales.

 

Yuxtaposición sin transición: Saltos asociativos del trauma

En varios poemas, Bautista emplea técnica de yuxtaposición abrupta donde imagen o idea salta a otra sin transición explicativa. Esta técnica replica cómo funciona memoria traumática: no como narrativa lineal sino como series de fragmentos que se asocian emocionalmente aunque no lógicamente.

 

Ejemplo en “Amar sin medida”: “Enamorarme de sus ojos siempre fue un error, / un engaño y una trampa de mi corazón. / Creí ver el cielo en su mirada”. El salto de “trampa de mi corazón” directamente a “Creí ver el cielo” parece abrupto sintácticamente pero es preciso emocionalmente: así funciona recuerdo de idealización, como flash repentino de cómo veías al otro antes de entender que era trampa.

 

Esta técnica de asociación fragmentaria sin conectores lógicos explicitos puede parecer desorganizada pero replica auténticamente cómo trauma se recuerda y procesa. No es falta de control formal sino elección formal que comunica experiencia específica de memoria fragmentada.

 

Simplicidad sintáctica en servicio de claridad emocional

Contra tradición de poesía española que valoriza complejidad sintáctica (oraciones largas, múltiples subordinadas, estructura barroca), Bautista emplea sintaxis mayormente simple: oraciones cortas, estructura sujeto-verbo-complemento directa, mínima subordinación.

 

Esta simplicidad no es deficiencia sino elección estética en servicio de claridad emocional. Cuando estás en medio de dolor agudo, pensamiento no procede mediante oraciones complejas sino mediante declaraciones simples, directas, casi aforísticas. “Me quedé vacía.” “Lo di todo.” “No volverá.” Esta es sintaxis del dolor, y Bautista la replica sin pretender sofisticación sintáctica que sería psicológicamente falsa.

 

Hay precedente para esto en poesía confesional: Sylvia Plath frecuentemente empleaba sintaxis simple en momentos de máxima intensidad emocional. La complejidad no está en sintaxis sino en densidad de metáfora y especificidad de experiencia. Bautista sigue esta tradición: oraciones simples pero imágenes complejas.

 

Interrogación retórica: Pensamiento como diálogo interno

Bautista usa preguntas retóricas no como recursos ornamentales sino como técnica para dramatizar proceso de pensamiento. En “Sin respuestas y sin ti”: “¿Alguna vez fui tu voz favorita? / ¿De verdad pensabas esas cosas bonitas? / ¿Fui el motivo del brillo de tu mirada?”

 

Estas preguntas no buscan respuestas literales sino que replican diálogo interno obsesivo de duelo: preguntas que se repiten incesantemente aunque se sabe que no tendrán respuesta. La acumulación de preguntas sin respuesta crea sensación de urgencia y frustración que el lector experimenta vicariamente.

 

La técnica también permite a Bautista expresar duda y ambigüedad sin perder intensidad emocional. Puede estar devastada y simultáneamente incierta, puede sentir fuertemente mientras cuestiona. Esta complejidad emocional evita simplificación sentimental donde todo es certeza dramática.

 

Estas técnicas combinadas—anáfora, encabalgamiento, corporalización, metáfora hiperbólica auténtica, yuxtaposición fragmentaria, simplicidad sintáctica, interrogación—constituyen toolkit poético que permite a Bautista navegar desafío central de poesía confesional contemporánea: cómo expresar intensidad emocional genuina sin caer en sentimentalismo ni perder autenticidad. Su éxito en este balance explica parte significativa del impacto del poemario en lectores contemporáneos.

 

3.4. Comparación con otras voces confesionales españolas

Para comprender posición específica de Bautista en panorama de poesía confesional española contemporánea, es útil compararla con otras voces significativas de su generación y generación inmediatamente anterior. Esta comparación no busca establecer jerarquías sino identificar características distintivas que definen la voz poética de Bautista.

 

Puntos de comparación y limitaciones metodológicas

Es importante notar limitaciones de esta comparación. Idealmente, compararíamos Mis ruinas, Mi poesía con otros poemarios específicos mediante análisis textual detallado. Sin embargo, dado que esta monografía se enfoca en obra de Bautista, limitamos comparación a características generales observables en poesía confesional española actual sin pretender análisis exhaustivo de otros autores.

 

Los puntos de comparación incluyen: (1) tratamiento de vulnerabilidad (directa vs. mediada), (2) vocabulario empleado (psicológico vs. lírico tradicional), (3) estructura (fragmentaria vs. narrativa), (4) función implícita (catártica vs. terapéutica vs. estética), (5) relación con tradición poética española (ruptura vs. continuidad).

 

Bautista y la generación de poetas confesionales (nacidos 1989-2001)

Bautista pertenece a lo que algunos críticos han llamado “Generación Reset” de poetas españoles: nacidos entre finales de los 80 y principios de los 2000, educados completamente en democracia, nativos digitales, con acceso a vocabulario psicológico desde edad temprana, escribiendo para audiencias formadas primero en redes sociales antes que en circuitos literarios tradicionales.

 

Características compartidas con su generación incluyen: rechazo de ironía postmoderna en favor de autenticidad emocional directa; incorporación natural de vocabulario psicológico (ansiedad, depresión, trauma) sin necesidad de justificarlo; expectativa de que poesía debe ser accesible y comunicativa, no hermética; aceptación de función terapéutica de escritura sin considerarla inferior estéticamente; distribución primaria en redes sociales aunque eventualmente busquen publicación tradicional.

 

Dentro de este marco generacional compartido, Bautista se distingue por varias características. Primera, su compromiso con estructura narrativa: mientras mucha poesía de esta generación es fragmentaria y aforística (colecciones de poemas independientes sin progresión interna), Mis ruinas, Mi poesía tiene arco narrativo claro con inicio, desarrollo y resolución. Esta arquitectura sugiere influencia de narrativa tanto como de tradición lírica.

 

Segunda, su uso sistemático de metáfora económica como marco conceptual. Mientras otros poetas de su generación emplean metáforas diversas según poema, Bautista desarrolla sistema metafórico coherente que estructura poemario entero. Esta coherencia conceptual es relativamente inusual en poesía confesional que tiende a privilegiar intensidad momentánea sobre arquitectura conceptual sostenida.

 

Tercera, equilibrio entre expresión y análisis. Muchos poetas confesionales contemporáneos privilegian expresión pura: documentan emoción sin necesariamente analizarla. Bautista, especialmente en fase media del poemario, combina expresión con análisis cognitivo de patrones que causaron dolor. Esta dimensión analítica sin sacrificar intensidad emocional es distintiva.

 

Cuarta, su tratamiento de responsabilidad. Mucha poesía confesional sobre desamor tiende hacia uno de dos extremos: victimización completa (el otro es villano) o auto-culpabilización total (todo fue mi culpa). Bautista mantiene distribución compleja de responsabilidad: reconoce agencia propia en dar demasiado sin justificar indiferencia del otro. Esta madurez en distribuir responsabilidad es marca de sofisticación psicológica.

 

Diferencias con generación anterior (nacidos 1975-1988)

Generación inmediatamente anterior a Bautista vivió transición importante: educada todavía en cultura pre-digital, entrando a madurez cuando redes sociales comenzaban. Su poesía frecuentemente muestra tensión entre herencia de contención de poesía de la experiencia y deseos de mayor expresividad emocional.

 

Diferencias principales con Bautista incluyen: (1) Mayor presencia de ironía como escudo protector, aunque menos que generación de García Montero; (2) Referencias culturales más frecuentes (cine, literatura, música) como mediación de experiencia personal; (3) Vocabulario psicológico menos naturalizado, más auto-consciente cuando aparece; (4) Distribución pri principalmente en publicación tradicional, redes sociales como secundario; (5) Mayor preocupación por legitimación en circuitos literarios establecidos.

 

Bautista, escribiendo una década después, no siente necesidad de justificar confesionalidad ni de mediarla con ironía. Para su generación, escribir directamente sobre dolor personal sin escudos protectores no es transgresión sino norma. Esta libertad de expresión emocional sin culpa es conquista generacional que Bautista hereda y emplea efectivamente.

 

Posición distintiva de Bautista: Síntesis sin eclecticismo

La posición distintiva de Bautista en panorama contemporáneo puede caracterizarse como síntesis sin eclecticismo: combina elementos de diferentes tradiciones poéticas (confesionalidad anglosajona, claridad de poesía de la experiencia, intensidad de nueva generación) pero los integra en voz coherente en lugar de simplemente yuxtaponerlos.

 

De confesionalidad anglosajona toma coraje de expresar vulnerabilidad sin ironía, pero añade dimensión analítica que Plath o Sexton no siempre sostenían. De poesía de la experiencia española toma claridad comunicativa y accesibilidad, pero rechaza contención emocional que caracterizaba esa tradición. De su propia generación toma vocabulario psicológico y aceptación de función terapéutica, pero añade estructura narrativa y coherencia conceptual que no todos sus contemporáneos desarrollan.

 

Esta síntesis no es eclecticismo superficial sino integración orgánica. Elementos diversos se funden en voz reconociblemente propia que no parece imitación de ningún modelo específico. Esta originalidad dentro de tradiciones múltiples es logro significativo para poeta debutante, sugiriendo madurez poética considerable.

 

3.5. Recepción lectora del desbordamiento emocional

Uno de aspectos más significativos de Mis ruinas, Mi poesía es su recepción entre lectores, especialmente lectores jóvenes (18-35 años) que han convertido el poemario en fenómeno de lectora que excede circuitos poéticos tradicionales. Esta sección examina qué factores en tratamiento del desbordamiento emocional explican esta resonancia particular.

 

El contexto de recepción: Crisis de salud mental juvenil

Mis ruinas, Mi poesía aparece en momento específico de crisis reconocida de salud mental entre jóvenes españoles y globales. Tasas de ansiedad, depresión, y otros trastornos emocionales han aumentado significativamente en década 2015-2025, especialmente entre mujeres jóvenes. Simultáneamente, estigma asociado con problemas de salud mental ha disminuido: hablar de ansiedad, terapia, o codependencia es ahora socialmente aceptable e incluso normalizado entre generación Z y millennials tardíos.

 

En este contexto, literatura que articula experiencias de dolor emocional, especialmente cuando lo hace sin estigmatizarlas, encuentra audiencia ávida. Lectores no buscan solo entretenimiento sino validación: confirmación de que lo que sienten es real, nombrable, y compartido por otros. Poesía confesional cumple esta función de modo que poesía hermética o abstracta no puede.

 

Bautista, al escribir explícitamente sobre codependencia usando vocabulario que lectores reconocen de terapia y divulgación psicológica, habla directamente a experiencias que muchos están viviendo pero carecían de lenguaje poético para articular. El poemario funciona como espejo donde lectores se reconocen, y este reconocimiento tiene valor terapéutico implícito.

 

Autenticidad como valor supremo

Para audiencia contemporánea, especialmente generación formada en redes sociales, autenticidad se ha convertido en valor estético supremo, frecuentemente valorado por encima de elaboración formal o innovación técnica. “Auténtico” significa percibido como genuino, no performático; como expresión de experiencia real, no construcción artificiosa.

 

Esta valoración de autenticidad tiene raíces complejas. Por un lado, refleja reacción contra artificialidad percibida de cultura de redes sociales donde personas curan identidades idealizadas. Hay hambre de “lo real” precisamente porque tanto parece filtrado y falsificado. Por otro lado, refleja democratización de criterio estético: si belleza requiere educación técnica para apreciarse, excluye; autenticidad es criterio que todos pueden evaluar desde propia experiencia.

 

Bautista satisface esta demanda de autenticidad mediante varias estrategias ya analizadas: especificidad experiencial (detalles concretos que no se pueden inventar fácilmente), corporalización (anclar emoción en sensación física verificable), distribución compleja de responsabilidad (evita simplificación que sugiere falsificación), progresión narrativa (documenta proceso, no solo momento dramático). Lectores perciben estos elementos como señales de autenticidad, y esa percepción es central a su conexión con texto.

 

Función de acompañamiento: Poesía como mapa emocional

Parte significativa de lectores de Mis ruinas, Mi poesía están experimentando o han experimentado recientemente situaciones similares: relaciones asimétricas, codependencia, rupturas dolorosas. Para estos lectores, poemario funciona no solo como objeto estético sino como mapa emocional que les ayuda navegar su propia experiencia.

 

Esta función es particularmente evidente en estructura tripartita del poemario. Lectores en fase temprana de duelo encuentran validación en poemas iniciales que expresan dolor agudo sin intentar resolverlo prematuramente. Lectores en fase de procesamiento encuentran en poemas medios framework cognitivo (especialmente “Entendí”) para analizar lo que les sucedió. Lectores en fase de superación encuentran en poemas finales confirmación de que es posible salir del dolor.

 

Esta funcionalidad como mapa emocional explica por qué muchos lectores reportan releer el poemario múltiples veces, encontrando diferentes poemas relevantes según fase de su propio proceso. El libro funciona como herramienta de navegación emocional, no solo como texto para consumo único.

 

Compartibilidad y viralidad del desbordamiento

El desbordamiento emocional tiene características que lo hacen particularmente compartible en redes sociales. Versos que expresan intensidad emocional sin ironía son fácilmente extraíbles y citables. Pueden circular como unidades independientes (screenshots en Instagram, tweets) manteniendo impacto incluso fuera del contexto del poemario completo.

 

“Él solo pidió una gota y yo le di todo el mar” es verso perfectamente diseñado (aunque probablemente no intencionalmente) para viralidad: conciso, memorable, visualmente potente, emocionalmente intenso, universalmente aplicable. Puede circular independientemente y atraer lectores hacia poemario completo.

 

Esta compartibilidad no debe verse como defecto o concesión a cultura de redes sociales sino como característica que permite poesía alcanzar audiencias que nunca visitarían librería de poesía tradicional. El hecho de que verso pueda funcionar tanto independientemente como dentro de contexto mayor es señal de robustez poética, no de superficialidad.

 

Límites de la función terapéutica

Sin embargo, es importante reconocer límites de función terapéutica de poesía. Mis ruinas, Mi poesía puede acompañar proceso de duelo y ofrecer framework para comprenderlo, pero no puede reemplazar terapia profesional cuando es necesaria. Codependencia severa, especialmente cuando involucra abuso, requiere intervención terapéutica estructurada.

 

El poemario ofrece lo que poesía puede ofrecer: lenguaje para nombrar experiencia, validación de que experiencia es compartida, modelo de proceso de superación. No ofrece ni pretende ofrecer diagnóstico clínico, plan de tratamiento, o resolución garantizada. Esta claridad sobre límites es importante para evaluar apropiadamente valor del poemario sin sobre-atribuir poder curativo que no puede tener.

 

Dicho esto, la capacidad de poesía para ofrecer acompañamiento emocional y framework cognitivo no debe minimizarse. Para muchas personas, especialmente aquellas sin acceso a terapia profesional, literatura que articula experiencias emocionales complejas puede ser herramienta significativa de auto-comprensión. Bautista contribuye a esta tradición de literatura como recurso emocional sin pretender reemplazar cuidado profesional.

 

Conclusiones del Capítulo 3

Este capítulo ha situado Mis ruinas, Mi poesía en contexto de poesía española contemporánea, introduciendo concepto de “desbordamiento emocional” como característica distintiva de generación de poetas nacidos entre 1989-2001. Hemos trazado genealogía desde contención de poesía social y máscara irónica de novísimos, pasando por contención templada de poesía de la experiencia, hasta giro confesional actual que rechaza distancia irónica en favor de autenticidad emocional directa.

 

La distinción conceptual entre desbordamiento y sentimentalismo demostró que expresión emocional intensa no es necesariamente sentimentalismo si mantiene especificidad experiencial, consciencia reflexiva, autenticidad verificable, y función analítica además de expresiva. Bautista logra lo que llamamos “desbordamiento contenido”: intensidad emocional sin pérdida de control formal o coherencia conceptual.

 

El análisis de técnicas poéticas específicas reveló toolkit que Bautista emplea: anáfora como insistencia emocional, encabalgamiento que replica ritmo del dolor, corporalización de experiencia abstracta, metáfora hiperbólica que no es hipérbole experiencial, yuxtaposición fragmentaria que replica memoria traumática, simplicidad sintáctica en servicio de claridad emocional, e interrogación retórica como dramatización de diálogo interno. Estas técnicas combinadas permiten expresión de intensidad sin sacrificar autenticidad.

 

La comparación con otras voces confesionales contemporáneas identificó posición distintiva de Bautista: síntesis sin eclecticismo que combina confesionalidad anglosajona, claridad de poesía de la experiencia, y vocabulario psicológico de su generación en voz coherente. Sus características distintivas incluyen compromiso con estructura narrativa, uso sistemático de metáfora económica, equilibrio entre expresión y análisis, y distribución compleja de responsabilidad.

 

El examen de recepción lectora explicó resonancia particular del poemario: aparece en momento de crisis reconocida de salud mental juvenil cuando autenticidad se valora supremamente; funciona como mapa emocional que lectores usan para navegar experiencias propias; características de desbordamiento lo hacen compartible en redes sociales sin sacrificar profundidad. Sin embargo, reconocemos límites de función terapéutica: poesía acompaña pero no reemplaza intervención profesional cuando es necesaria.

 

La contribución principal de este capítulo es demostración de que desbordamiento emocional en poesía española actual no es simplemente pérdida de disciplina formal o concesión a cultura de redes sociales, sino respuesta estética legítima a cambios culturales profundos: normalización de discusión sobre salud mental, erosión de estigma asociado con vulnerabilidad, demanda de autenticidad en cultura percibida como artificialmente curada. Bautista participa de este giro generacional mientras mantiene estándares de especificidad, coherencia, y sofisticación técnica que previenen colapso en sentimentalismo.

 

El próximo capítulo expandirá perspectiva para examinar Mis ruinas, Mi poesía en diálogo con tradición anglosajona de poesía confesional, comparando específicamente con Sylvia Plath y Anne Sexton. Esta comparación transnacional permitirá identificar tanto deudas de Bautista con modelos fundacionales como diferencias culturales significativas en cómo se expresa vulnerabilidad en tradiciones poéticas española y anglosajona.

 

 

CAPÍTULO 4: COMPARACIÓN CON MODELOS ANGLOSAJONES DE POESÍA CONFESIONAL

 

Los tres capítulos anteriores han examinado Mis ruinas, Mi poesía desde perspectivas internas al contexto español: su economía afectiva, su narrativa de codependencia, y su posición en panorama de poesía española contemporánea. Este cuarto y último capítulo analítico adopta perspectiva transnacional, situando obra de Gema Bautista en diálogo con tradición anglosajona de poesía confesional, particularmente con sus fundadoras Sylvia Plath y Anne Sexton. Esta comparación permite identificar tanto deudas implícitas como diferencias culturales significativas en cómo se expresa vulnerabilidad emocional en cada tradición.

 

4.1. Sylvia Plath y Anne Sexton: Modelos fundacionales

Antes de comparar específicamente con Bautista, es necesario establecer características fundamentales de poesía confesional tal como fue desarrollada por Plath y Sexton en Estados Unidos de finales 1950s y década de 1960s. Aunque término “poesía confesional” fue acuñado por crítico M.L. Rosenthal en 1959 para describir trabajo de Robert Lowell, fue rápidamente aplicado a Plath y Sexton, cuya exploración de experiencia femenina íntima estableció paradigma que influiría en generaciones posteriores.

 

Contexto histórico: El surgimiento de lo confesional

Poesía confesional emergió como reacción contra formalismo y objetividad de poesía modernista dominante en primera mitad del siglo XX. Mientras T.S. Eliot proclamaba que poesía no era expresión de personalidad sino escape de personalidad, poetas confesionales rechazaron esta impersonalidad. Insistieron en que experiencia personal—incluyendo aspectos más íntimos, vergonzosos o traumáticos—era material legítimo e importante para poesía.

 

El contexto de posguerra en Estados Unidos era crucial. Década de 1950s promovía ideales de domesticidad femenina y estabilidad familiar que ocultaban realidades de depresión, frustración y violencia que muchas mujeres experimentaban. Betty Friedan llamaría a esto “el problema que no tiene nombre” en The Feminine Mystique (1963). Plath y Sexton, escribiendo en este momento, nombraron lo innombrable: depresión, intentos de suicidio, ambivalencia maternal, furia contra construcciones sociales de feminidad.

 

Características de la poesía confesional de Plath

Sylvia Plath desarrolló voz confesional caracterizada por varias técnicas distintivas. Primera, intensidad emocional sin mediación: sus poemas expresan furia, dolor, desesperación sin escudos protectores de ironía o distancia. En poemas como “Daddy” o “Lady Lazarus”, emoción es volcánica, desbordante, casi abrumadora.

 

Segunda, uso de imágenes violentas y extremas. Plath no retrocede ante metáforas de violencia, muerte, mutilación. “Daddy” compara relación padre-hija con dinámica nazi-judío. “Lady Lazarus” presenta suicidio como performance pública. Esta extremidad no es gratuita sino que intenta capturar intensidad de trauma psicológico que lenguaje convencional no puede expresar.

 

Tercera, transformación de lo personal en mítico o arquetípico. Aunque escribe sobre experiencia personal, Plath la amplifica mediante referencias a mitología, historia, cultura. Su padre muerto se convierte en figura mítica de tirano; ella misma se convierte en Lady Lazarus, figura que resucita repetidamente de muerte. Esta amplificación transforma lo personal en universal.

 

Cuarta, control formal extraordinario incluso en momentos de máximo desbordamiento emocional. Plath era virtuosa técnica: dominaba verso tradicional, rima, métrica. Sus poemas nunca parecen fuera de control formalmente aunque expresen emociones caóticas. Esta tensión entre forma controlada y emoción explosiva crea efecto particular de presión contenida a punto de estallar.

 

Características de la poesía confesional de Sexton

Anne Sexton compartía preocupaciones temáticas con Plath pero desarrolló voz distintiva. Primera característica es tono conversacional más pronunciado: Sexton escribe como si hablara directamente al lector, con lenguaje más coloquial que el de Plath. Esta accesibilidad hizo su trabajo particularmente influyente para lectores que se sentían intimidados por poesía más hermética.

 

Segunda, exploración explícita de feminidad, cuerpo femenino, y experiencia específicamente de mujer. Poemas sobre menstruación, masturbación, aborto, maternidad conflictiva eran radicalmente transgresores en contexto de década de 1960s. Sexton insistió en que estos temas no eran inapropiados para poesía sino centrales a experiencia humana.

 

Tercera, narratividad: muchos poemas de Sexton cuentan historias, tienen personajes, progresión temporal. Esto contrasta con tendencia lírica más pura de Plath donde imagen y emoción dominan sobre narrativa. Sexton frecuentemente escribe mini-narrativas autobiográficas que lectores pueden seguir como cuentos.

 

Cuarta, relación explícita con terapia y proceso terapéutico. Sexton comenzó escribir poesía por sugerencia de su terapeuta como parte de tratamiento para depresión. Esta conexión entre escritura y sanación fue central a su práctica poética y influyó en cómo lectores recibieron su trabajo: como testimonio de lucha con enfermedad mental tanto como obra de arte.

 

Riesgos y críticas de la poesía confesional

Poesía confesional desde inicio enfrentó críticas significativas. Críticos argumentaban que confundía valor terapéutico con valor estético: que poema que ayuda al poeta a procesar trauma no es necesariamente buen poema. También se cuestionaba si exploración de experiencia personal íntima era autoindulgencia, narcisismo disfrazado de arte.

 

Otra crítica señalaba riesgo de lo que se llamó “poesía de la víctima”: presentación de uno mismo como víctima pasiva de circunstancias sin reconocimiento de agencia propia. Esta crítica fue particularmente dirigida a poetas mujeres, sugiriendo (frecuentemente injustamente) que perpetuaban estereotipos de mujer como víctima indefensa.

 

Finalmente, hubo preocupaciones sobre voyeurismo: ¿era ético que poetas expusieran no solo su propia vida privada sino también la de familiares y otras personas cercanas? Plath escribió sobre su padre muerto, su esposo infiel; Sexton sobre sus hijas, sus amantes. Esta exposición planteaba cuestiones éticas sobre límites de lo que puede ser material poético.

 

Sin embargo, defensores argumentaban que estas críticas frecuentemente reflejaban incomodidad con vulnerabilidad femenina expresada públicamente más que problemas estéticos legítimos. Plath y Sexton eran técnicamente sofisticadas; sus poemas no eran derrames emocionales sin forma sino obras cuidadosamente elaboradas. Y su coraje en nombrar experiencias previamente consideradas inadmisibles en poesía abrió espacio para generaciones posteriores.

 

Legado e influencia transnacional

La influencia de Plath y Sexton se extendió mucho más allá de Estados Unidos. Fueron traducidas a múltiples idiomas, incluido español, aunque con retraso considerable. En España, su impacto fue inicialmente limitado porque tradiciones poéticas españolas valoraban contención emocional que poesía confesional anglosajona rechazaba.

 

Sin embargo, para generación de poetas españoles nacidos en 1990s y 2000s, Plath especialmente se convirtió en referencia importante. Citada frecuentemente en redes sociales, convertida en figura de culto, su permiso para expresar intensidad emocional sin ironía resonó con generación que buscaba precisamente esa autenticidad.

 

Gema Bautista, escribiendo en 2025, es heredera de esta tradición aunque probablemente sin conocimiento técnico profundo de Plath o Sexton. Su influencia es difusa, mediada por cultura popular y redes sociales más que por lectura académica directa. Sin embargo, paralelismos son evidentes: permiso para expresar intensidad, rechazo de ironía, función implícitamente terapéutica de escritura, exploración de experiencia específicamente femenina.

 

 

4.2. Diferencias culturales en el tratamiento del dolor

Aunque Bautista comparte con Plath y Sexton compromiso con confesionalidad y rechazo de ironía protectora, existen diferencias culturales significativas en cómo se expresa y estructura dolor emocional en cada tradición. Estas diferencias no son meramente estilísticas sino que reflejan divergencias más profundas en cómo culturas española y anglosajona conceptualizan emoción, identidad, y relación entre privado y público.

 

Contención vs. explosión: Dos estéticas del dolor

Diferencia más evidente es grado de contención o explosión emocional. Plath y Sexton escriben desde estética de explosión: emoción se desata sin frenos, metáforas se vuelven extremas, imágenes alcanzan violencia casi insoportable. “Daddy” de Plath concluye con repetición obsesiva: “Daddy, daddy, you bastard, I’m through”. Esta es expresión sin contención, grito primal transcrito a página.

 

Bautista, incluso en momentos de máxima intensidad, mantiene contención relativa. “Me quedé vacía” expresa devastación pero con control sintáctico, claridad conceptual, ausencia de repetición obsesiva o fragmentación sintáctica. Incluso “él solo pidió una gota y yo le di todo el mar”, que suena hiperbólico, mantiene estructura clara de comparación sin deslizarse hacia caos verbal.

 

Esta diferencia refleja tradiciones culturales divergentes. Cultura anglosajona, particularmente estadounidense, valora expresión emocional abierta, catarsis mediante exteriorización. Cultura española tradicional valoriza más la dignidad, el no perder compostura públicamente. Aunque Bautista es rebelde contra esta contención tradicional, no la abandona completamente: rebela dentro de límites.

 

Lo mítico vs. lo cotidiano

Plath frecuentemente amplifica experiencia personal mediante referencia a mito, historia, arquetipos. Se convierte en Lady Lazarus, en víctima del Holocausto, en bruja quemada. Esta amplificación transforma lo personal en cósmico, sugiriendo que su dolor individual es eco de traumas históricos colectivos.

 

Bautista permanece mayormente en registro de lo cotidiano y lo personal. Sus metáforas (gota/mar, vacío/lleno) son concretas, no míticas. No se compara con figuras históricas o míticas; permanece como Gema, mujer joven específica en relación específica. Esta diferencia hace su poesía más accesible pero potencialmente menos resonante a nivel arquetípico.

 

Esta diferencia puede reflejar educaciones distintas. Plath era estudiante excepcional de literatura en universidad de élite (Smith College, Cambridge); tenía conocimiento profundo de mitología clásica, literatura europea. Bautista escribe desde educación más típica de su generación: menos saturada de referencias culturales clásicas, más influida por cultura popular y redes sociales. Su vocabulario es psicológico-terapéutico más que mitológico-cultural.

 

Violencia de la metáfora

Metáforas de Plath son frecuentemente violentas, incluso perturbadoras. En “Tulips”, flores rojas en hospital son “como boca terrible” que “come mi oxígeno”. En “Daddy”, padre es nazi, ella es judía en campo de concentración. Esta violencia metafórica intenta igualar intensidad del trauma psicológico con imágenes de violencia física o histórica.

 

Metáforas de Bautista son intensas pero raramente violentas. “Me quedé vacía” no es violenta; “él pidió una gota y yo di todo el mar” es desproporcionada pero no violenta. Incluso cuando menciona dolor (“en cada caricia, otra herida nacía”), herida es metafórica, no gráfica. No hay equivalente en Bautista a imágenes de muerte, mutilación, violencia histórica que pueblan poesía de Plath.

 

Esta diferencia puede reflejar diferencias en tipo de trauma documentado. Plath había intentado suicidio, fue hospitalizada por depresión, experimentó electroshock. Su trauma incluía componentes de violencia médica institucional que justificaban metáforas de violencia. Bautista escribe sobre codependencia y desamor, dolorosos pero no violentos en sentido físico. Metáforas de vaciamiento son apropiadas para este tipo de trauma sin necesitar violencia explícita.

 

Relación con la muerte y el suicidio

Muerte y suicidio son presencias constantes en poesía de Plath y Sexton. Ambas intentaron suicidio múltiples veces; ambas eventualmente murieron por suicidio (Plath en 1963, Sexton en 1974). Esta presencia de muerte no es mero tema literario sino realidad biográfica que permea su escritura. “Lady Lazarus” de Plath dramatiza suicidio como acto que se repite, como performance.

 

En Mis ruinas, Mi poesía, muerte y suicidio están completamente ausentes. El dolor es intenso pero no amenaza vida. Hay desesperación pero no ideación suicida. Esta ausencia es significativa: Bautista documenta dolor que, aunque devastador, no alcanza niveles de crisis psiquiátrica que caracterizaban experiencia de Plath y Sexton.

 

Esta diferencia probablemente refleja tanto diferencias en severidad de trauma como cambios en tratamiento de salud mental. En década de 1960s, depresión severa recibía tratamientos que frecuentemente empeoraban situación (electroshock, hospitalización prolongada). En 2025, hay más recursos, menos estigma, vocabulario para nombrar experiencias emocionales antes de que alcancen crisis. Bautista puede procesar codependencia antes de que se vuelva amenaza vital.

 

Feminismo y género

Tanto Plath como Sexton escribían en momento de emergencia de segunda ola feminista. Aunque ninguna se identificaba explícitamente como feminista, su escritura documenta restricciones de feminidad en década de 1950s-1960s: presión para ser esposa perfecta, madre abnegada, mujer decorativa sin ambiciones propias.

 

Bautista escribe desde contexto post-feminista donde igualdad formal está establecida aunque desigualdades persisten. No escribe contra construcciones sociales de feminidad porque tiene libertad formal que Plath y Sexton no tenían. Su tema es codependencia personal, no opresión sistémica de mujeres. Esta diferencia refleja cambios sociales reales en cincuenta años entre generaciones.

 

Sin embargo, codependencia que Bautista documenta tiene dimensión de género: mujeres son socializadas para cuidar, para poner necesidades ajenas antes que propias, para definirse en relación a otros. En este sentido, su exploración de codependencia es implícitamente feminista aunque no use vocabulario feminista explícito. Documenta cómo construcciones de feminidad persisten de formas más sutiles.

 

Enfoque de contención española tiene ventaja de claridad y accesibilidad. Lector nunca se pierde, siempre puede seguir pensamiento del poeta. Desventaja es que puede parecer menos auténtico, que control formal puede leerse como represión emocional, que claridad puede sacrificar complejidad.

 

Enfoque de Bautista—contención sin represión—intenta capturar ventajas de ambos mientras evita desventajas. Es claro pero intenso, controlado pero auténtico. Éxito de esta estrategia explica parte de su apelación transnacional: puede leerse tanto en contexto español (donde contención es valorada) como en contexto influido por anglosajones (donde intensidad es valorada).

 

4.5. Hacia una poética confesional transnacional

Esta sección final del capítulo reflexiona sobre implicaciones más amplias de análisis comparativo. Si Bautista logra síntesis de elementos anglosajones y españoles, ¿sugiere esto emergencia de poética confesional transnacional que trasciende diferencias culturales específicas? ¿O debemos entender su trabajo como específicamente español, influido por pero no reducible a modelos anglosajones?

 

Globalización de sensibilidades emocionales

Un factor crucial es globalización de cultura emocional mediante redes sociales. Generación de Bautista consume contenido emocional—memes sobre ansiedad, hilos de Twitter sobre terapia, posts de Instagram sobre autocuidado—que circula globalmente sin respetar fronteras nacionales. Esta circulación crea sensibilidades emocionales compartidas que erosionan diferencias culturales tradicionales.

 

Concepto de codependencia, por ejemplo, es estadounidense en origen pero se ha globalizado completamente. Jóvenes españoles discuten codependencia usando vocabulario que habría sido incomprensible para generación anterior. Esta globalización de conceptos psicológicos permite a Bautista escribir sobre codependencia de manera que resuena transnacionalmente.

 

Simultáneamente, globalización de modelos literarios mediante traducciones, internet, y educación comparativa significa que poetas españoles tienen acceso inmediato a modelos anglosajones que generaciones anteriores conocían tardíamente o no conocían. Plath está tan disponible como Lorca para poeta español contemporáneo con conexión a internet.

 

Persistencia de diferencias culturales

Sin embargo, sería error concluir que globalización elimina diferencias culturales. Como hemos visto, Bautista mantiene contención característica de tradición española incluso cuando adopta elementos anglosajones. Su poesía no es estadounidense en español; es síntesis específicamente española de influencias múltiples.

 

Diferencias persisten en: valoración de dignidad vs. catarsis; preferencia por claridad vs. complejidad alusiva; contención formal vs. explosión formal; cotidianidad vs. mitologización. Estas diferencias no son arbitrarias sino arraigadas en historias culturales centenarias que no desaparecen simplemente porque jóvenes comparten memes.

 

Lo que emerge no es homogeneización sino lo que podríamos llamar “hibridación selectiva”: poetas toman elementos de múltiples tradiciones pero los integran según lógica de su propia cultura. Resultado no es idéntico globalmente sino localmente específico aunque influido globalmente.

 

 

Características de poética confesional transnacional emergente

Si existe poética confesional transnacional emergente, sus características incluirían:

 

  • Rechazo de ironía como escudo protector, valorando autenticidad emocional directa.
  • Incorporación de vocabulario psicológico contemporáneo naturalizado en poesía sin necesidad de justificación.
  • Función terapéutica aceptada: poesía puede servir comprensión emocional sin que esto disminuya valor estético.
  • Exploración de experiencias identitarias específicas (género, sexualidad, raza, salud mental) como material poético legítimo.
  • Distribución mediante redes sociales que influye forma: privilegia claridad, accesibilidad, compartibilidad.
  • Audiencia principalmente joven (18-35) que busca validación emocional tanto como belleza estética.

 

Dentro de este marco transnacional compartido, diferencias culturales se manifiestan en detalles: grado de contención, tipo de metáforas empleadas, relación con tradiciones nacionales específicas. Bautista participa de poética transnacional pero con acento específicamente español.

 

Contribución de Bautista al campo transnacional

La contribución específica de Bautista a poética confesional transnacional es demostración de que confesionalidad no requiere explosión formal. Puede coexistir con claridad, accesibilidad, estructura narrativa. Esto amplía repertorio de estrategias confesionales disponibles más allá de modelo plathiano dominante.

 

Su uso sistemático de metáfora económica para estructurar experiencia emocional ofrece framework que otros poetas pueden adaptar. Vocabulario de dar/recibir, vaciar/llenar, todo/nada proporciona lenguaje concreto para experiencias abstractas de asimetría relacional.

 

Su estructura narrativa tripartita (dolor → análisis → aceptación) modela cómo colección de poemas puede funcionar como viaje completo, no solo como momentos aislados de intensidad. Esta arquitectura tiene potencial pedagógico: puede enseñar a lectores cómo procesar sus propios duelos mediante fases identificables.

 

Finalmente, su equilibrio entre autenticidad emocional y responsabilidad analítica—reconocer agencia propia sin negar dolor causado por otro—ofrece modelo más maduro que simple victimización o auto-culpabilización. Esta madurez psicológica integrada en forma poética es contribución significativa.

 

Conclusiones del Capítulo 4

Este capítulo ha examinado Mis ruinas, Mi poesía en diálogo con tradición anglosajona de poesía confesional, particularmente con obras fundacionales de Sylvia Plath y Anne Sexton. Establecimos características de poesía confesional anglosajona: intensidad emocional sin mediación, uso de imágenes violentas y extremas, transformación de lo personal en mítico, control formal extraordinario, y función terapéutica explícita.

 

El análisis de diferencias culturales reveló divergencias significativas en tratamiento del dolor: contención española vs. explosión anglosajona; cotidianidad vs. mitologización; moderación metafórica vs. violencia de imagen; ausencia vs. presencia de muerte y suicidio. Estas diferencias no son meramente estilísticas sino que reflejan valores culturales profundos sobre dignidad, expresión emocional, y relación entre público y privado.

 

El examen de Bautista en diálogo transatlántico identificó herencias reconocibles (confesionalidad sin ironía, función terapéutica, exploración de experiencia femenina) y transformaciones adaptativas (mantenimiento de contención formal, evitación de extremismo metafórico, incorporación de vocabulario psicológico contemporáneo, estructura narrativa clara). Lo que Bautista no toma es igualmente revelador: auto-mitologización, fascinación con muerte, exhibicionismo deliberado, complejidad alusiva.

 

La profundización en contención española vs. explosión anglosajona demostró que Bautista encuentra camino intermedio: “contención sin represión” que mantiene claridad sintáctica y control formal mientras no reprime intensidad emocional. Esta estrategia refleja síntesis transcultural que captura ventajas de ambas tradiciones.

 

Finalmente, reflexionamos sobre emergencia posible de poética confesional transnacional facilitada por globalización de sensibilidades emocionales y modelos literarios. Aunque diferencias culturales persisten, existe marco compartido (rechazo de ironía, vocabulario psicológico, función terapéutica) dentro del cual variaciones locales se manifiestan.

 

La contribución principal de este capítulo es demostración de que poesía confesional española contemporánea no es simplemente imitación retrasada de modelos anglosajones sino síntesis creativa que adapta elementos transnacionales según sensibilidad local. Bautista es simultáneamente heredera de Plath y Sexton e heredera de García Montero y Bécquer; simultáneamente confesional y española; simultáneamente global y local.

 

Esta doble identidad—transnacional y nacional, influida y original—caracteriza mucha producción cultural contemporánea en era globalizada. Bautista no resuelve tensión entre influencias sino que la habita productivamente, creando voz que puede resonar tanto en Madrid como en Nueva York, entre lectores familiarizados con Plath como entre aquellos que nunca la leyeron.

 

Con esto concluyen los cuatro capítulos analíticos de esta monografía. Capítulos 1 y 2 examinaron aspectos internos del poemario (economía afectiva, narrativa de codependencia); Capítulos 3 y 4 lo situaron en contextos más amplios (poesía española contemporánea, tradición confesional transnacional). Las Conclusiones generales que siguen sintetizarán hallazgos principales y reflexionarán sobre significado e implicaciones del poemario de Bautista para estudios de poesía confesional española del siglo XXI.

 

 

 

CONCLUSIONES GENERALES

 

Esta monografía ha examinado Mis ruinas, Mi poesía (2025) de Gema Bautista Quirós mediante análisis literario riguroso que combina métodos cualitativos y cuantitativos, perspectiva interdisciplinaria, y comparación transcultural. A través de cuatro capítulos analíticos que progresan desde dimensiones internas del poemario hacia contextualizaciones progresivamente más amplias, hemos demostrado que esta obra representa contribución significativa a poesía confesional española del siglo XXI, logrando síntesis distintiva de autenticidad emocional y control formal que merece atención académica seria.

 

Los hallazgos principales de nuestro estudio pueden organizarse en seis áreas: (1) economía afectiva como marco conceptual, (2) narrativa de codependencia, (3) desbordamiento emocional controlado, (4) síntesis transcultural, (5) función terapéutica implícita, y (6) significado generacional. Cada área representa aportación sustantiva tanto a comprensión de obra específica como a estudios más amplios de poesía confesional contemporánea.

 

  1. La economía afectiva como ontología del amor codependiente

El Capítulo 1 demostró que Bautista construye sistema metafórico coherente y sistemático donde amor se articula mediante vocabulario económico-transaccional. Este no es uso ocasional de metáforas económicas aisladas sino framework conceptual persistente que estructura experiencia amorosa entera. Identificamos 47 expresiones económico-afectivas distribuidas en 74% de poemas, con concentración particular en tres poemas nucleares que funcionan como manifiestos teóricos de esta economía.

 

Lo crucial es que esta metáfora económica no es ornamento retórico sino que replica estructura cognitiva mediante la cual experiencia codependiente se vive realmente. Personas en relaciones codependientes piensan implícitamente en términos económicos: quién da más, quién recibe menos, cuándo se agota capacidad de dar. Bautista, al explicitar este vocabulario, no impone marco externo sino que articula estructura experiencial auténtica.

 

La metáfora emblemática “él solo pidió una gota / y yo le di todo el mar” cristaliza perfectamente esta economía: desproporción no meramente cuantitativa sino categorial entre demanda mínima y entrega total. Esta imagen funciona como microcosmos del sistema entero y como herramienta memorable que lectores pueden usar para reconocer asimetrías en sus propias relaciones.

 

La asimetría léxica (dar aparece doble que recibir, devolver y reciprocar no aparecen) replica asimetría experiencial y documenta economía fundamentalmente unidireccional. Esta correspondencia entre estructura léxica y estructura experiencial valida interpretación de metáfora económica como constitutiva, no decorativa.

 

  1. Narrativa de codependencia como arquitectura poética

El Capítulo 2 demostró que Mis ruinas, Mi poesía no es simplemente colección de poemas sobre desamor sino narrativa cuidadosamente estructurada de reconocimiento y superación de codependencia. La arquitectura tripartita (dolor inmediato → procesamiento analítico → aceptación transformadora) replica proceso psicológico real documentado en literatura terapéutica, transformando poemario en mapa emocional que lectores pueden usar para navegar experiencias propias.

 

Esta estructura narrativa distingue a Bautista de mucha poesía confesional contemporánea que privilegia fragmentos aforísticos sin progresión coherente. Al construir arco completo con inicio, desarrollo y resolución, Bautista ofrece no solo momentos de intensidad sino viaje completo desde dolor hasta comprensión. Esta completitud tiene valor tanto estético como pedagógico: modela cómo procesar duelo mediante fases identificables.

 

Los tres poemas nucleares (“Amar sin medida”, “200 razones”, “Entendí”) marcan transiciones fundamentales y funcionan como condensaciones teóricas donde experiencia se hace explícitamente analítica. “Entendí” especialmente, con su estructura anafórica de revelaciones acumuladas, sintetiza aprendizaje derivado de experiencia dolorosa y marca momento de transformación de consciencia desde inmersiva hacia reflexiva.

 

Crucialmente, Bautista distribuye responsabilidad de manera compleja: reconoce agencia propia en dar demasiado sin justificar indiferencia del otro. Esta madurez en asignar responsabilidad evita extremos de victimización total o auto-culpabilización completa, ofreciendo modelo más sofisticado psicológicamente que narrativas simplistas de abuso donde hay solo villano y víctima.

 

  1. Desbordamiento emocional sin colapso formal

El Capítulo 3 situó obra en contexto de poesía española contemporánea e introdujo concepto de “desbordamiento emocional” como característica generacional. Demostramos que Bautista logra lo que llamamos “contención sin represión”: expresión de intensidad emocional genuina sin pérdida de control formal o coherencia sintáctica. Esta estrategia distingue su trabajo tanto de contención excesiva de generaciones anteriores como de sentimentalismo descontrolado de poesía viral menos elaborada.

 

Las técnicas específicas identificadas—anáfora como insistencia emocional, encabalgamiento que replica ritmo del dolor, corporalización de experiencia abstracta, metáfora hiperbólica que no es hipérbole experiencial, simplicidad sintáctica al servicio de claridad—constituyen toolkit que permite desbordamiento controlado. Estas no son técnicas arbitrarias sino estrategias que permiten expresión de intensidad mientras se mantiene inteligibilidad.

 

La distinción conceptual entre desbordamiento y sentimentalismo es crucial: desbordamiento mantiene especificidad experiencial, consciencia reflexiva, autenticidad verificable, y función analítica además de expresiva. Sentimentalismo carece de estas características. Bautista consistentemente mantiene especificidad que previene colapso en cliché emocional.

 

La recepción lectora, especialmente entre audiencia joven, confirma que esta estrategia resuena con generación que valora autenticidad emocional pero también claridad comunicativa. Bautista no necesita elegir entre intensidad y accesibilidad; logra ambas simultáneamente, lo cual explica parte significativa de su apelación transnacional.

 

  1. Síntesis transcultural: Entre España y el mundo anglosajón

El Capítulo 4 examinó obra en diálogo con tradición confesional anglosajona y demostró que relación no es de imitación sino de síntesis selectiva. Bautista hereda de Plath y Sexton permiso fundamental para confesionalidad sin ironía, función terapéutica de escritura, y exploración de experiencia femenina específica. Sin embargo, transforma estos elementos según sensibilidad española: mantiene contención formal que Plath y Sexton frecuentemente abandonaban, evita violencia metafórica y auto-mitologización características del modelo anglosajón, y permanece en registro de cotidianidad en lugar de amplificación mítica.

 

Esta síntesis refleja globalización de sensibilidades emocionales mediante redes sociales—conceptos como codependencia, autocuidado, límites saludables circulan transnacionalmente—combinada con persistencia de diferencias culturales profundas en cómo se valora dignidad vs. catarsis, contención vs. explosión, claridad vs. complejidad. Lo que emerge no es homogeneización sino hibridación selectiva donde elementos globales se integran según lógica local.

 

La contribución específica de Bautista a campo transnacional es demostración de que confesionalidad no requiere explosión formal ni violencia metafórica. Puede coexistir con claridad, accesibilidad, estructura narrativa. Esto amplía repertorio de estrategias confesionales disponibles más allá de modelo plathiano que había dominado imaginario de qué significa escribir confesionalmente.

 

  1. Función terapéutica implícita y sus límites

A través de los cuatro capítulos emergió consistentemente dimensión terapéutica implícita del poemario: funciona como mapa emocional que lectores usan para navegar experiencias propias, provee vocabulario para nombrar experiencias previamente innombrables, modela proceso de pensamiento sobre relaciones codependientes, y ofrece framework cognitivo (especialmente en “Entendí”) para analizar asimetrías relacionales.

 

Esta función no es defecto sino característica legítima de poesía confesional contemporánea en momento de crisis reconocida de salud mental juvenil. Generación de Bautista busca en literatura no solo belleza estética sino también comprensión de experiencias emocionales, y poesía que ofrece ambas simultáneamente tiene valor específico que no debe descalificarse como “mera autoayuda”.

 

Sin embargo, hemos sido consistentes en reconocer límites de función terapéutica: poesía puede acompañar proceso de duelo y ofrecer framework para comprenderlo, pero no puede reemplazar terapia profesional cuando es necesaria. Codependencia severa, especialmente cuando involucra abuso, requiere intervención estructurada. Bautista ofrece lo que poesía puede ofrecer—lenguaje, validación, modelo de proceso—sin pretender más.

 

  1. Significado generacional: Voz de la “Generación Reset”

Finalmente, nuestra investigación demuestra que Mis ruinas, Mi poesía no es simplemente obra individual sino voz representativa de generación—lo que algunos han llamado “Generación Reset”—caracterizada por alfabetización emocional sin precedentes, normalización de discusiones sobre salud mental, erosión de estigma asociado con vulnerabilidad, y demanda de autenticidad en cultura percibida como artificialmente curada por redes sociales.

 

Las características que identificamos—rechazo de ironía, incorporación de vocabulario psicológico, función terapéutica aceptada, exploración de experiencias identitarias específicas, privilegio de claridad y accesibilidad—no son idiosincrasias de Bautista sino rasgos generacionales que ella articula particularmente bien. Estudiar su obra es estudiar sensibilidad emocional de generación entera.

 

Este significado generacional explica resonancia particular del poemario con audiencia joven: no solo expresa sus experiencias individuales sino que articula estructura de sentir compartida. Lectores reconocen en Bautista no solo su propia historia sino framework emocional de su generación, y este reconocimiento colectivo tiene valor que excede mérito puramente estético.

 

Reflexiones sobre metodología empleada

La combinación de análisis literario cualitativo con validación cuantitativa demostró ser productiva. Datos cuantitativos (47 expresiones económicas, proporción dar/recibir 2:1, 74% de poemas con vocabulario económico, 83% de contextos negativos) validan observaciones interpretativas con evidencia objetiva, previniendo sobre-interpretación subjetiva. Simultáneamente, análisis cualitativo previene reduccionismo de tratar poesía como meros datos.

 

La perspectiva interdisciplinaria que incorpora conceptos de psicología, sociología, y estudios culturales enriqueció comprensión sin psicologizar excesivamente obra literaria. Conceptos como codependencia, economía afectiva, y desbordamiento emocional funcionaron heurísticamente: abrieron dimensiones de significado que análisis puramente formalista habría perdido.

 

La comparación transcultural con modelos anglosajones reveló tanto herencias como transformaciones que análisis puramente nacional habría oscurecido. Bautista escribe en momento de circulación global de formas y sensibilidades, y comprenderla requiere reconocer esta transnacionalidad sin perder especificidad local.

 

Limitaciones del estudio y direcciones futuras

Este estudio tiene varias limitaciones que investigación futura podría abordar. Primera, nos enfocamos exclusivamente en Mis ruinas, Mi poesía sin analizar otras obras de Bautista que puedan existir o aparecer. Estudio de corpus más amplio permitiría identificar desarrollo de voz poética a través de tiempo.

 

Segunda, aunque situamos obra en contexto de poesía española contemporánea, no pudimos analizar exhaustivamente otras voces confesionales de misma generación. Estudios comparativos detallados con poetas como Elvira Sastre, Irene X, o Loreto Sesma enriquecerían comprensión de fenómeno generacional más amplio.

 

Tercera, aunque examinamos recepción lectora conceptualmente, no realizamos estudio empírico de lectores reales mediante encuestas, entrevistas, o análisis de comentarios en redes sociales. Investigación futura podría incorporar metodología de estudios de recepción para validar empíricamente afirmaciones sobre cómo lectores usan poemario.

 

Cuarta, nuestro análisis es principalmente textual; no incluimos dimensión visual (diseño de portada, tipografía en edición digital) ni dimensión performativa (lecturas públicas, videos en TikTok/Instagram). Poesía contemporánea frecuentemente circula multimedia, y estas dimensiones merecerían atención.

 

Finalmente, aunque tocamos cuestiones de género, no desarrollamos plenamente análisis feminista del poemario. Investigación futura podría examinar cómo Bautista participa de tradición de escritura femenina sobre codependencia, cómo su trabajo se relaciona con feminismo contemporáneo, y cómo construcciones de género influyen codependencia que documenta.

 

Significado final: Por qué Bautista importa

Mis ruinas, Mi poesía importa por múltiples razones que exceden mérito estético individual. Importa como documento de sensibilidad emocional de generación que está transformando cómo sociedad española habla sobre vulnerabilidad, salud mental, y relaciones. Importa como ejemplo de cómo poesía confesional puede adaptarse creativamente a contexto español sin simplemente imitar modelos anglosajones. Importa como demostración de que poesía distribuida mediante redes sociales puede mantener sofisticación técnica y conceptual. Importa como mapa emocional que miles de lectores usan para navegar experiencias propias de codependencia y duelo.

 

Académicamente, estudio de Bautista desafía prejuicios persistentes que asocian popularidad con superficialidad o que descalifican poesía confesional como autoindulgencia sin elaboración. Nuestra investigación ha demostrado mediante análisis riguroso que Mis ruinas, Mi poesía es obra técnicamente sofisticada, conceptualmente coherente, culturalmente significativa, y literariamente valiosa que merece atención crítica seria.

 

Para estudios de poesía española del siglo XXI, Bautista representa voz que no puede ser ignorada. Escribe en momento de transformación fundamental en cómo poesía se produce, circula, y consume. Su éxito en alcanzar audiencias que nunca visitarían librería de poesía tradicional sugiere que futuro de poesía española puede no parecerse a su pasado, y académicos deben atender estas transformaciones sin condescendencia.

 

Finalmente, más allá de significados académicos y generacionales, Mis ruinas, Mi poesía importa simplemente porque ofrece lo que mejor poesía siempre ha ofrecido: lenguaje para experiencias que parecían innombrables, compañía en momentos de soledad emocional, y evidencia de que dolor profundamente sentido puede transformarse en algo bello, compartible, y potencialmente sanador. Esta es función perenne de poesía confesional, y Bautista la cumple con voz clara, corazón valiente, y técnica considerable.

 

En enero de 2025, joven poeta española publicó poemario sobre codependencia y duelo que resonó profundamente con generación que busca autenticidad en mundo percibido como artificial. Esta monografía ha intentado explicar por qué y cómo resuena, qué técnicas emplea, qué tradiciones adapta, qué necesidades satisface. Esperamos haber demostrado que Gema Bautista Quirós, con Mis ruinas, Mi poesía, ha producido obra que merece recordarse como voz significativa de poesía confesional española del siglo XXI.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Esta bibliografía incluye exclusivamente obras citadas o consultadas directamente para esta investigación. Se organiza en tres secciones: obras primarias, obras teóricas y críticas, y obras de contexto histórico-literario. El formato sigue normas MLA adaptadas para publicaciones académicas en español.

  1. Obras Primarias

Bautista Quirós, Gema. Mis ruinas, Mi poesía. Edición digital, 2025.

 

  1. Obras Teóricas y Críticas

Lakoff, George, y Mark Johnson. Metaphors We Live By. Chicago: University of Chicago Press, 1980. [Trad. esp.: Metáforas de la vida cotidiana. Madrid: Cátedra, 1986.]

Lakoff, George. Women, Fire, and Dangerous Things: What Categories Reveal about the Mind. Chicago: University of Chicago Press, 1987.

 

Plath, Sylvia. Ariel. Londres: Faber and Faber, 1965. [Trad. esp.: Ariel. Madrid: Hiperión, 1998.]

Plath, Sylvia. The Collected Poems. Editado por Ted Hughes. Nueva York: Harper & Row, 1981.

Sexton, Anne. The Complete Poems. Boston: Houghton Mifflin, 1981.

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Eliot, T.S. “Tradition and the Individual Talent.” The Sacred Wood: Essays on Poetry and Criticism. Londres: Methuen, 1920.

Friedan, Betty. The Feminine Mystique. Nueva York: W.W. Norton, 1963. [Trad. esp.: La mística de la feminidad. Madrid: Cátedra, 2009.]

 

Beattie, Melody. Codependent No More: How to Stop Controlling Others and Start Caring for Yourself. Nueva York: Harper & Row, 1986. [Trad. esp.: Libérate de la codependencia. Barcelona: Sirio, 2013.]

Norwood, Robin. Women Who Love Too Much: When You Keep Wishing and Hoping He’ll Change. Los Ángeles: Jeremy P. Tarcher, 1985. [Trad. esp.: Las mujeres que aman demasiado. Barcelona: Ediciones B, 2013.]

 

III. Contexto Histórico-Literario Español

Garcilaso de la Vega. Obra poética y textos en prosa. Edición de Bienvenido Morros. Barcelona: Crítica, 1995.

Bécquer, Gustavo Adolfo. Rimas. Edición de Joan Estruch Tobella. Barcelona: Crítica, 2001.

Castro, Rosalía de. En las orillas del Sar. Madrid: Editorial Porrúa, 1884. [Ediciones múltiples.]

Quevedo, Francisco de. Poesía varia. Edición de James O. Crosby. Madrid: Cátedra, 1981.

Manrique, Jorge. Coplas por la muerte de su padre. Edición de Vicente Beltrán. Barcelona: Crítica, 1991.

 

García Montero, Luis. Habitaciones separadas. Madrid: Visor, 1994.

García Montero, Luis. Completamente viernes. Barcelona: Tusquets, 1998.

Carnero, Guillermo. Ensayo de una teoría de la visión: Poesía 1966-1977. Madrid: Hiperión, 1979.

Celaya, Gabriel. Poesía urgente. Buenos Aires: Losada, 1960.

 

Debicki, Andrew P. Spanish Poetry of the Twentieth Century: Modernity and Beyond. Lexington: University Press of Kentucky, 1994.

Persin, Margaret H. Getting the Picture: The Ekphrastic Principle in Twentieth-Century Spanish Poetry. Lewisburg: Bucknell University Press, 1997.

Jiménez, José Olivio. Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea: 1914-1987. Madrid: Alianza Editorial, 1988.

 

 

 

Nota: Esta bibliografía refleja obras fundamentales que contextualizan el análisis realizado. Dado que Mis ruinas, Mi poesía (2025) es obra reciente, no existe aún crítica académica especializada sobre ella. Las obras teóricas proporcionan marcos conceptuales (metáfora conceptual, poesía confesional, codependencia), mientras que obras de contexto histórico-literario sitúan a Bautista en tradiciones poéticas españolas e internacionales. Referencias específicas a cultura digital, redes sociales, y fenómenos generacionales mencionados en la monografía se basan en observación sociológica contemporánea más que en bibliografía académica establecida, reflejando novedad del fenómeno estudiado.

 

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