
Título: ME LO DIJERON UNAS VOCES
Autor: CARLOS JESÚS LEÓN RÍO
Año de Publicación: 2025
Editorial: Poesía eres tú
ISBN-13: 979-13-87806-07-1
PVP: 14 Euros (IVA Incluido).
Págs. 122
RESEÑA:
Me lo dijeron unas voces” es un viaje poético por las habitaciones ocultas del alma. Cinco capítulos que abren puertas a lo íntimo, lo roto, lo amoroso, lo perdido y lo que aún susurra en los rincones. Este libro no busca respuestas, sino resonancias. Cada poema es un eco que exige ser sentido más que comprendido. Cada página, una rendija por la que se cuela la emoción más cruda y honesta.
PRIMERAS PÁGINAS
















































Análisis de Técnicas Literarias en “Me lo dijeron unas voces”
El poemario de Carlos Jesús León Río despliega una riqueza técnica extraordinaria que convierte la experiencia de lectura en un viaje sensorial y emocional profundo. Su dominio de diversas técnicas literarias crea una voz poética distintiva que resuena con fuerza en cada página.
Metáforas Sensoriales
León Río demuestra una habilidad excepcional para transformar conceptos abstractos en experiencias tangibles a través de metáforas que apelan directamente a los sentidos. En “Amarte en silencio” encontramos: “Eres el cristal que pincha mis venas / y la sangre que me hace andar”. Aquí, el amor se materializa como un elemento cortante y vital simultáneamente, creando una sensación física del dolor y la vida que genera el sentimiento amoroso.
Particularmente poderosa resulta la metáfora en “En la oscuridad”: “Los escalofríos son de la lluvia, / y mis manos las acaricia el silencio”. El silencio adquiere propiedades táctiles, convirtiéndose en una presencia consoladora que puede tocar físicamente. Esta personificación sensorial hace que el lector sienta la soledad como una experiencia corporal real.
En “Te apagas” aparece otra imagen sensorial notable: “Es un corazón herido, / dice la música que solo yo entiendo”. Aquí, la música se convierte en un lenguaje secreto que transmite dolor, fusionando el sentido auditivo con la comprensión emocional íntima.
Estas metáforas sensoriales enriquecen profundamente la experiencia poética al hacer que las emociones se vuelvan palpables, visibles, audibles. El lector no solo comprende intelectualmente el estado emocional del hablante lírico, sino que lo experimenta corporalmente.
Enumeraciones y Anáforas
Las repeticiones estructurales son fundamentales en el ritmo musical del poemario. La anáfora más impactante aparece en “Aquí estaré”: “Te espero, aunque se acabe la tarde; / te espero, aunque se calle la voz; / te espero, aunque te bese / una boca y no te bese yo”. Esta repetición obsesiva de “te espero” crea un efecto hipnótico que mimetiza la persistencia dolorosa de la espera amorosa. El ritmo martilleante refuerza la idea de constancia y sufrimiento.
En “La luz” encontramos una enumeración magnífica que abarca toda la naturaleza: “Cantan los pájaros, / para que cantemos como ellos. / Nacen los árboles, / para que suene el alma, / y con su alma, música creemos. / Bailan los cisnes, / para que con ellos bailemos”. Esta secuencia crea un crescendo emocional que conecta al ser humano con el cosmos natural, generando una sensación de pertenencia universal.
Otra anáfora poderosa aparece en “Todo se ha dicho”: “Eres tan bella como las flores dormidas; / eres tan bella como la luna en el mar. / Eres tan bella que nunca te olvidaré”. La repetición de “eres tan bella” funciona como un mantra de adoración que intensifica la emoción con cada repetición.
El efecto rítmico y emocional de estas técnicas es doble: por un lado, crean una musicalidad que facilita la memorización y el impacto emotivo; por otro, refuerzan temáticamente las obsesiones y certezas del hablante lírico.
Diálogos Poéticos
León Río emplea magistralmente los diálogos para crear dinamismo y profundidad psicológica. En “Aunque quiera” establece un diálogo interno dramático: “No pienses en ella. / No te enamores de sus finos labios; / que no te brillen los ojos, / ni duden tus palabras”. Este monólogo de autocontrol revela la lucha interna entre deseo y razón, creando tensión dramática.
Un diálogo más sutil pero profundo ocurre en “Cómo hago”, donde el hablante lírico interroga directamente a su amada: “¿Cómo puedo decirte cuánto te quiero, / si no te puedo mirar? / ¿Cómo te cuento de mis sueños, / si no me dejas despertar?”. Estas preguntas retóricas funcionan como un diálogo frustrado, donde la imposibilidad de comunicación se convierte en el tema central.
El diálogo más esencial del poemario se establece con las “voces” del título. En la dedicatoria leemos: “A las voces que me hablaron / cuando el silencio fue todo lo que tuve”. Estas voces representan la conversación del alma consigo misma, el diálogo interior que da origen a la creación poética.
Estos diálogos aportan cercanía emocional al hacer que el lector sienta que participa de una conversación íntima. También añaden complejidad psicológica al mostrar las diferentes voces que habitan en la conciencia del poeta.
Reflexión Final
La combinación magistral de estas técnicas literarias contribuye decisivamente a crear una voz poética única y una atmósfera emocional envolvente. Las metáforas sensoriales convierten la experiencia abstracta en vivencia corporal; las anáforas y enumeraciones crean un ritmo musical que facilita la conexión emocional; los diálogos poéticos generan intimidad y dinamismo narrativo.
Esta síntesis técnica logra que “Me lo dijeron unas voces” trascienda la mera comunicación de ideas para convertirse en experiencia estética total. El poemario no solo habla al intelecto, sino que conmueve los sentidos, activa la memoria emocional y crea resonancias profundas en el lector.
La genialidad de León Río radica en hacer que estas técnicas sofisticadas nunca se sientan artificiosas. Su uso orgánico y natural de los recursos literarios crea la impresión de espontaneidad emocional, cuando en realidad estamos ante un trabajo de orfebrería poética excepcional.
Personalmente, considero que estas técnicas convierten la lectura en una experiencia transformadora. La habilidad del autor para hacer que sintamos físicamente las emociones, para crear ritmos que nos acompañan más allá de la lectura, y para establecer diálogos que nos incluyen como interlocutores, demuestra un dominio técnico al servicio de una sensibilidad auténtica y poderosa.