
Título: MI COCINA ES DE BUTANO
Autor: AIXA BALLESTEROS FANDIÑO
Año de Publicación: 2024
Editorial: Agencia del Libro
ISBN-13: 978-84-10216-12-9
PVP: 12 Euros (IVA Incluido).
Pags. 70
RESEÑA:
Por todas las veces en las que necesitaba gritar para vaciarme y sentir las ganas de vivir sin estar viva.
Por todas las veces en las que auto dialogué frente con frente y mil distracciones.
Por todas las veces que me rendí sin fracasar.
Todas esas veces duelen y huelen a poesía y hip hop.




































ANÁLISIS GENERAL
- Sinopsis: Imagina que te asomas a una vida a través de 30 fogonazos poéticos. Eso es “Mi Cocina es de Butano”. Es la historia, contada a corazón abierto, de alguien que carga con el peso de una familia (un padre que ya no está, una madre luchadora, una abuela que es pilar y herida), con la marca de crecer en tiempos difíciles (“la crisis del 2008”) y con la búsqueda constante de quién es en medio de todo eso. La ansiedad, la identidad (también la queer), la sensación de no encajar, la rabia contra la injusticia social (“la meritocracia occidental”) y, sobre todo, el arte (escribir, bailar) como una forma de respirar, de defenderse, de gritar “aquí estoy”. Y todo gira, de alguna manera, alrededor de esa imagen tan potente de la cocina de butano: un lugar real y simbólico, lleno de olores, recuerdos, peligros y calor de hogar precario.
- Métrica y Tradición: Olvídate de sonetos o rimas perfectas. Aquí la poesía fluye como una conversación, a veces entrecortada, a veces a borbotones. Es verso libre puro y duro. El ritmo no lo marca un compás fijo, sino la emoción del momento: la rabia suena distinta a la nostalgia, la ansiedad tiene su propio tartamudeo. ¿Y cómo se habla esto con los grandes? Pues mira, si piensas en Bécquer, con esa intimidad melancólica y esa búsqueda del “yo” profundo, hay un eco lejano en la necesidad de Ballesteros de explorar su interior. Pero ¡ojo!, el lenguaje y el tono son la noche y el día. Donde Bécquer susurraba, Ballesteros a menudo grita o habla con la crudeza de la calle. Con Ángel González, quizás hay más puentes. Ambos usan un lenguaje cercano, a veces irónico (aunque Ballesteros es más directa y menos irónica), y tienen esa conciencia social, esa mirada crítica al entorno. Pero González mantenía a menudo una distancia reflexiva; Ballesteros te sumerge de lleno en la experiencia visceral, sin filtros. Y con Joan Margarit, comparten esa poesía anclada en la experiencia, en la memoria como material de construcción, en la importancia de lo cotidiano para entender la vida. Margarit buscaba la “verdad” en la arquitectura de la memoria, con una serenidad conquistada; Ballesteros está en plena batalla, la verdad es más escurridiza, más herida, más urgente.
- Posicionamiento Actual: Este libro es un hijo de su tiempo. Se inscribe de lleno en esa corriente de poesía española actual que no teme ser confesional, que utiliza la experiencia personal (la precariedad, la identidad de género y sexual, la salud mental) como materia poética válida y políticamente relevante. Bebe de la “poesía de la experiencia” pero la lleva un paso más allá, con una crudeza y una conciencia feminista y de clase muy marcadas. Es una voz que se siente necesaria hoy, que habla un idioma que resuena con mucha gente joven (y no tan joven) que se reconoce en esas luchas.
TÉCNICAS LITERARIAS
¿Cómo consigue Aixa Ballesteros que sus poemas te peguen así? Usa varias herramientas con mucha habilidad:
- Lenguaje de la Calle: No se corta un pelo. Usa las palabras que usamos tú y yo, tacos incluidos (“joder”, “me la suda”, “hostias”). Eso le da una fuerza y una autenticidad tremendas, te la crees.
- Bombardeo Sensorial: Sobre todo, huele. El butano, el tabaco del padre, la leña del pueblo, el café… Te mete los olores en la nariz y, a través de ellos, te transporta a recuerdos y emociones. También hay texturas (la tierra, la harina) y sonidos (el gas silbando).
- Metáforas Ancladas: Las metáforas no son rebuscadas, nacen de lo cotidiano y lo corporal. La cocina como centro neurálgico, el cuerpo como mapa de heridas y deseos, la poesía como “escudo” o “cuchillo”, la ansiedad como “vicio”. Son imágenes potentes porque son reconocibles.
- A Corazón Abierto (Tono Confesional): Te habla directamente, sin esconderse. Comparte miedos, culpas, deseos, rabias. Es como si te estuviera contando sus secretos más íntimos, y eso crea una conexión muy fuerte.
- El Poder del Contraste: Choca ideas y sensaciones. La ternura y la rabia, el pueblo y la ciudad, la vulnerabilidad y la fuerza (“herreras”, “vikinga”), el querer huir y el necesitar quedarse. Esos contrastes reflejan la complejidad de lo que siente.
- Ritmo Conversacional: Como te decía, el verso libre le permite jugar con el ritmo natural del habla, con pausas, acelerones, frases que quedan colgando… como cuando piensas o hablas de algo que te remueve por dentro.
COMPARATIVA CON AUTORES CONTEMPORÁNEOS
Si miras alrededor en la poesía española de ahora mismo, verás que Aixa Ballesteros no está sola en ciertas cosas. Hay más poetas (hombres y mujeres) que:
- Hablan desde el “yo” sin complejos, usando su propia vida como material.
- Utilizan un lenguaje directo, a veces crudo, huyendo de la retórica vacía.
- Abordan temas como la precariedad laboral y vital, la identidad (feminista, LGTBIQ+), la salud mental, la crítica al sistema.
- Buscan una conexión emocional directa con quien lee.
Pero, ¿qué la hace diferente? Yo diría que es la intensidad particular de su voz. Esa mezcla tan específica de vulnerabilidad extrema y rabia afilada. La centralidad que le da a la genealogía femenina (esa abuela omnipresente) y al espacio doméstico como campo de batalla y refugio. Y, sobre todo, ese protagonismo casi obsesivo del olfato, del olor como ancla de la memoria y la emoción. Mientras otros contemporáneos quizás exploran más la ironía, la reflexión metapoética o la experimentación formal, Ballesteros apuesta por el impacto visceral y la honestidad brutal.
SIMBOLISMOS CLAVE
El libro está lleno de imágenes que significan más de lo que parecen a simple vista:
- La Cocina (de Butano/Leña): Es el corazón del libro. Representa el hogar, sí, pero un hogar precario, a veces asfixiante. Es el espacio de las mujeres (la abuela cocinando, la madre), el lugar de la memoria familiar. La de butano añade esa tensión constante, ese peligro latente de explosión, esa dependencia energética barata pero inestable, un símbolo de clase. La de leña evoca un pasado rural, más conectado a la tierra, quizás más duro pero también más “auténtico” en la memoria.
- El Butano/Gas: El peligro invisible, la ansiedad contenida, lo que puede estallar en cualquier momento. Su olor es una alarma, un disparador de recuerdos y miedos. Pero también es la energía necesaria para cocinar, para sobrevivir. Es esa dualidad de lo que te mantiene vivo y a la vez te amenaza.
- La Comida/El Hambre: No es solo alimento. Es cuidado (la abuela cocinando), es escasez (la crisis), es ansiedad (comer rápido, empacharse), es un intento de llenar vacíos emocionales. El hambre puede ser física o existencial.
- El Cuerpo: Es el mapa donde se inscriben las heridas (“autolesiones”), las tensiones (“dormir tensa”), los deseos, la identidad. Es algo que a veces se siente “inhabitable”, otras veces se usa como moneda de cambio (“por un abrazo”), otras se intenta cuidar o entender.
- Las Manos (de Artesana): Simbolizan el trabajo duro, la herencia del esfuerzo (sobre todo de la abuela), la capacidad de crear y resistir con lo poco que se tiene. Son manos que saben hacer, que sostienen.
- El Cuchillo/Herramientas (Fouce, Azada): Tienen doble filo. Pueden ser para cocinar, para trabajar la tierra (conexión con raíces), pero también para defenderse, para atacar, para cortar lazos o infligir dolor. Representan una agresividad latente o necesaria.
- Las Flores: Un símbolo de belleza frágil, de cuidado, de afecto (regalos entre amigas), de esperanza en medio de la dureza.
- El Arte (Poesía, Baile): Es la vía de escape, el escudo, el arma, la terapia. Es la forma de procesar el dolor, de encontrar una voz propia, de transformar la rabia en algo creativo, de buscar la sanación (“voy a sanar con ella”).
IMPACTO DE LA ESTRUCTURA EN EL LECTOR
La forma en que está organizado el libro (esos 30 poemas cortos, titulados) te afecta como lector de varias maneras:
- Sensación de Fragmentos de Vida: No lees una novela lineal, sino fogonazos, momentos clave, pensamientos sueltos. Es como mirar un álbum de fotos desordenado pero muy intenso. Refleja cómo funciona la memoria, a saltos.
- Impacto Acumulativo: Cada poema añade una capa. Al principio quizás te centras en una anécdota, pero a medida que avanzas, los temas (la familia, la precariedad, la identidad) van resonando, se van entrelazando y cogiendo profundidad. El todo es más que la suma de las partes.
- Ritmo Ágil: Al ser poemas relativamente cortos, la lectura fluye. Puedes detenerte en uno, respirar y seguir. Evita que la intensidad constante abrume demasiado, permite pausas para digerir.
- Intimidad Creciente: Esa estructura fragmentada te da la sensación de estar accediendo a distintos rincones de la mente y el corazón de la autora. Cada poema es una puerta entreabierta, y al final sientes que has compartido algo muy personal con ella.
- Viaje Emocional (No Lineal): Aunque no haya una trama clara de principio a fin, sí sientes que acompañas a la voz poética en un proceso. Hay momentos de mirar atrás, de rabia presente, de búsqueda de futuro. No es un viaje con final feliz asegurado, sino la crónica de una lucha que continúa.
ESTRUCTURA DE TEMAS Y SECUENCIAS
¿Cómo se ordenan las ideas a lo largo del libro? No es un esquema rígido, pero se puede notar una cierta lógica emocional:
- Arranque en la Memoria: Los primeros poemas suelen anclarse en el pasado familiar: la figura del padre, la abuela, la infancia marcada por la crisis (“Gas Suelto”, “Cierra el Gas”). Se establece el tono y los temas centrales.
- Exploración del Yo Presente: Luego, la voz se vuelve más hacia el presente, explorando las luchas internas: la soledad, el autosabotaje, la relación con el cuerpo, la ansiedad (“Autosabotaje”, “Soledad”, “Heredado”).
- La Relación con el Entorno: Aparece la crítica social más explícita, la relación con la ciudad (Madrid), la conciencia de clase (“Heredado”, “Madrid”, “Brillo Joya”). También la importancia de las raíces (el campo, “Maruxa”).
- El Arte como Salida/Respuesta: En un punto, emerge con fuerza la idea del arte (poesía, baile) como necesidad vital, como forma de resistencia y posible camino (“Ama quiero ser artista”, “Templo”).
- Vínculos y Comunidad: Se da importancia a las relaciones de apoyo: amigas, hermanas (reales o elegidas), la sororidad como fuerza (“Flores”, “17mil”, “A lo Bonito”).
- Mirada Crítica y Dolor Global: Hay momentos de conexión con el dolor ajeno, la injusticia a gran escala (“Y no miro”).
- Cierre (Abierto): Hacia el final, hay una reafirmación de la lucha, promesas a una misma (“Me lo prometo”), y se vuelve a la imagen central de la cocina y el butano, pero quizás con una nueva perspectiva, o al menos, con la conciencia de que la batalla sigue (“Afilo”, “Finita”, “Butano”). No es un cierre definitivo, sino la constatación de un estado vital.